El becario

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Funds People
“¿Por qué no empiezas a llamarme Gordon?”. Así se refería Gordon Gekko a Jacob Moore en la película “Wall Street 2, The Money Never Sleep”. En dicho film, el gran Gordon Gekko le comentaba a su pupilo las operaciones y negocios que llevarían a cabo mientras se divisaba a lo lejos, colgado de la pared, un cuadro de la primera burbuja de la historia, los bulbos de tulipán. 
 
Un becario es un estudiante que, recién licenciado, acude con la mayor de las ilusiones a su, en ocasiones, primer trabajo. Por ende, suele tener la etiqueta de becario durante todo el tiempo que allí se encuentre. Al igual que muchos de los profesionales que hoy día juegan de titulares en el sector financiero, yo también estuve sentado en el banquillo y por ello me gustaría hacer un breve homenaje a los becarios en este artículo. No sólo a los que hubo, hay y habrá sino también a los tutores de éstos que guían, acompañan y enseñan.
 
Por norma general, un becario no es un universitario que le han impuesto a uno en el departamento durante los meses de verano. Es mucho más que eso, es un profesional en potencia que en muchos casos ya genera valor en dicha etapa profesional. Imagínense lo que haría con una oportunidad si ya deslumbra con media. El problema de fondo radica aquí, cuando el becario comienza a ser una amenaza produciéndose lo que en economía familiar se denomina in law. La amenaza del in law es el fenómeno que se da cuando el nuevo deja de ser una carga para ser una necesidad, haciendo que su capacidad de aprendizaje y adaptación deje en entredicho a los más veteranos del lugar. 
 
No se dejen engañar, los jóvenes en esa etapa no tienen mayor afán que aprender como esponjas, aportando una frescura y ambición sana por mejorar a unos ratios insospechados. Por ello, valoran especialmente el papel de su tutor con el cual establecen una relación personal que en ocasiones, como sucede con el value investment, se mantiene en el largo plazo. 
 
Para los becarios, las becas no se miden en moneda sino en experiencia. Para muchos supone la puerta de entrada a un puesto laboral y la oportunidad de demostrar lo aprendido hasta la fecha. El carry monetario no es importante, si bien lo es el carry del conocimiento.
 
Quizá la mejor cualidad para describirles es la humildad y la sensación de ser pequeño en cuanto a relevancia dentro de una compañía. Esto es lo que les hace especiales, la ausencia de soberbia y las ganas de comerse el mundo. Cosas que por desgracia, a medida que avanza la carrera profesional, tienden a un crecimiento inversamente proporcional.
 
Por ello, trainers del sector, traten a sus becarios como si de hijos se tratase puesto que su carrera es bien larga y quizá en algún momento puedan devolverles el cupón en caso de default.
 
Tengan paciencia, empatía y recuerden que el monje, antes que fraile, fue monje. 
 
Yo aún recuerdo al monje que me vistió de santo.