El cocodrilo, la iguana y el zapato

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Cedida

De pequeño oía a mi abuelo hablar de lo superado que estaba con el mundo moderno y lo mucho que las cosas han cambiado, yo no le entendía, para mí el mundo siempre había sido igual, la caja de Krispies siempre había sido azul y Espinete databa de la época de los romanos (por lo menos). 

Ahora, muchos años después, me faltan las babuchas y la dentadura postiza para postularme como digno heredero suyo y afirmar que sí, que esté mundo cambia y lo hace muy, muy deprisa. Dentro de nuestro sector se están produciendo cambios significativos y casi nadie repara en ellos, cuando es evidente que la necesidad del momento que nos ha tocado vivir no hace más que acelerar la reestructuración de la industria. Los cambios son muchos, pero centrándonos en lo que concierne a la tipología de fondos de inversión se pueden identificar tendencias clarísimas que vienen a redefinir la gama de productos en el mercado, puesto que la demanda cambia, evoluciona y la oferta poco a poco se muta, como si fuera una iguana.

La presión demográfica, el exceso de regulación, un entorno de bajo crecimiento y baja inflación están cambiando las  pautas de inversión del mercado. La renta variable lleva tiempo sin hacer honor a su supuesto perfil (más riesgo = más retorno), y la renta fija, con unos tipos cercanos a cero, parece tener un recorrido limitado. Ya nadie cree en las consideraciones del CAPM y la MPT que han pasado a ser parte de la Historia moderna de las finanzas como un ejercicio de fe, más que otra cosa, como quien cree en Keynes o en la Virgen de El Escorial.

A las pensiones los números no le cuadran, puesto que las premisas de rentabilidad no se cumplen y nuestros ancianos se multiplican, mientras nuestros bebes tienen cada vez menos hermanos. Los inversores no piensan en relativo, no tienen tiempo para compararse contra índices, sino que buscan conceptos mucho más cortoplacistas como la generación de ingresos recurrentes o evitar grandes caídas.

Se pretende diseñar los zapatos del mundo emergente

Cada vez los inversores demandan un mayor número de "soluciones integrales", carteras multiactivo, frente al utópico ejercicio de construir individualmente carteras a partir de building blocks o intentar comprender el infinito universo de tipos de activo e instrumentos financieros ininteligibles. El primer mundo pretende diseñar los zapatos del mundo emergente, pero la talla no es la misma. Todo esto, traducido al mundo de lo material, se traduce en que los grandes ganadores en el futuro seguramente serán aquellos que sean más ágiles, aquellos que construyan soluciones a los problemas enumerados arriba y que nos afectan a todos.

No es extraño ver cómo, poco a poco, triunfan los fondos de retorno absoluto, crece el interés por mercados emergentes, se lanzan productos de rentas, el interés se concentra en un número más limitado de fondos y las gestoras invierten cantidades ingentes intentando capturar el pulso del mercado. En definitiva, como dicen en Argentina, "cocodrilo que se duerme...cartera!"Una correcta lectura de las necesidades del cliente se convierte en algo todavía más vital en momentos de grandes cambios como los que nos ha tocado vivir.

El debate sobre qué es primero, si la oferta o la demanda, es, a mi juicio, absurdo... Basta con pensar que para toda demanda acaba habiendo oferta, mientras que no para toda oferta se acaba encontrando demanda. Muchos se empeñan en construir sin consultar, sin preguntar al interesado. Una vez, uno de mis jefes me dijo aquello de que "el cementerio está lleno de buenas ideas", y tenía razón. En el fondo, no hay ni buenas ni malas ideas, hay ideas que se compran y otras que se quedan huérfanas.