El emergente atractivo de las tierras de cultivo

El deseo de posesión de fincas cultivables se remonta a los tiempos más remotos de la humanidad. Pero la migración de la población rural hacia las ciudades, con la llegada de la era industrial en los países desarrollados, supuso el abandono de grandes superficies aptas para cultivo y un cambio en las prioridades de sus antiguos dueños, que comenzaron a favorecer la inversión en viviendas urbanas y de recreo.

La potencia económica de los emergentes ha cambiado algo las cosas, con una pujante clase media que demanda cada vez mayores cantidades de alimentos de calidad.

El último boletín de la inmobiliaria británica Savills sobre el mercado internacional de terrenos cultivables, apunta la inversión en este tipo de activo como atractivo en los próximos meses. La consultora estima que la tendencia positiva iniciada en este sector en todo el mundo continuará durante 2011.

La creciente demanda de materias primas y, concretamente, el alza de los productos alimenticios, son factores que apoyan esta tendencia. Aunque no se espera que las grandes empresas busquen retornos en la agricultura de manera inmediata, si es bastante posible que esto suceda en los próximos años.

La cotización de los futuros del trigo subió un 47 por ciento en 2010, el maíz estadounidense más de un 50 por ciento y la soja un 34 por ciento.

Cargill, el mayor comerciante mundial de materias primas agrícolas, anunciaba la triplicación de sus beneficios. Obtuvo ingresos por valor de 1.490 millones de dólares entre septiembre y noviembre de 2010. El terreno cultivable puede ser incluso mejor que el oro para los especuladores. La creciente preocupación por el acceso a los alimentos está creando un nuevo esquema geopolítico alrededor de su seguridad, llevando a muchos países a la adquisición de granjas ya la prohibición de exportación de sus productos

Los métodos de obtención de retornos a este tipo de inversión pueden ser, o bien a través de una participación directa en el negocio de explotación del terreno, lo que implica un perfil de riesgo mayor, o bien recogiendo el retorno generado por su arrendamiento como propietario.

Hay más de 30 fondos de inversión en España que invierten en agricultura. El conocido PARVEST WORLD AGRICULTURE es también el que mayores retornos obtuvo durante 2010, hasta un 41,47 por ciento en su clase institucional, según VDOS. Aunque no es el único. Julius Baer, Allianz, Amundi o Pictet, entre otros, han apostado por este tipo de inversión el pasado año.

En la zona de los Balcanes, la inversión en tierras de cultivo de Bulgaria presenta grandes oportunidades durante el año. En Filipinas, el gobierno de Manila está promoviendo la inversión en agricultura. Según el senador Pangilinan, siguen el ejemplo de Malasia que ha convertido sus cuatro millones de hectáreas de terrenos boscosos en productores de caucho y aceite de palma, generando ingresos anuales para el país de 650.000 millones de pesos (aproximadamente 10.974 millones de euros)

Las tierras de cultivo son un valor probado contra escenarios inflacionistas, además de guardar una muy débil correlación con los activos de inversión más frecuentes. Un argumento muy poderoso para reducir riesgo y mejorar el comportamiento de una cartera