El gráfico de esta semana lo comenta Sonia de las Heras, senior investment analyst en Santander AM.
En los últimos meses, el mercado ha mostrado una creciente preocupación en torno al riesgo de recesión a corto plazo en EE.UU. Este sentimiento se ha consolidado en un contexto económico marcado por la expectativa de una caída progresiva de la inflación, descensos en las tasas de interés por parte de los bancos centrales y un crecimiento económico que se prevé a la baja. A este entorno se suman factores de riesgo geopolíticos que podrían agregar mayor incertidumbre a las proyecciones económicas. En este punto, una mayor diversificación de las carteras sería una herramienta esencial en la gestión de carteras.
Qué características tienen estas compañías
Uno de los activos a valorar para incluir dentro de una cartera son las pequeñas compañías. La tendencia de concentración del mercado de grandes compañías y las valoraciones más bajas de las pequeñas compañías hacen que el activo sea una oportunidad para diversificar la cartera.
Los valores de pequeña capitalización constituyen la gran mayoría de las compañías cotizadas en bolsa, cuyo valor de mercado total suele oscilar aproximadamente entre 250 y 10.000 millones de dólares cada una. El gran número de compañías provoca que haya menos cobertura de analistas y que la información sobre las acciones sea escasa, por lo que es un mercado menos eficiente, lo que puede dar lugar a encontrar oportunidades para obtener rentabilidad por encima de los índices. Las pequeñas compañías se ven beneficiadas al igual que las grandes de las nuevas tendencias existentes a largo plazo como inteligencia artificial, envejecimiento de la población, digitalización, salud, etc.
Es importante tener en cuenta que estas acciones presentan más riesgos que las grandes compañías. Destacan por tener crecimientos mayores que las compañías de gran capitalización y normalmente tienen mayor deuda ya que están más apalancadas para poder hacer frente a aquellos negocios con crecimientos más rápidos, son más sensibles a la economía y la liquidez es limitada. Los precios de estas acciones suelen caer más en periodos de incertidumbre, pero después de las contracciones suelen superar el ritmo de recuperación de las grandes compañías. Todo ello puede suponer mayor volatilidad que en las compañías con más capitalización.
La estadística juega a su favor
En términos generales, las small caps se han comportado mejor que las large caps en periodos de mayor inflación, o en la salida de recesiones. Ocurre lo contrario, en períodos de entrada en recesión la rentabilidad ha sido peor. En el reciente periodo de elevada inflación (desde 2022) se ha producido una excepción, las grandes tecnológicas han mostrado un buen retorno a partir de finales del 2023 debido a la expectativa de bajadas de tipos de interés, que les ha permitido superar las small caps. Estas se han quedado rezagadas a la espera que se despeje la incertidumbre sobre el ciclo económico.
Si los precios del petróleo, la inflación y los tipos de interés han tocado techo, es muy posible que el peor comportamiento durante los últimos años frente a las grandes compañías mejore en el corto plazo.
En conclusión, las small caps representan una categoría de activos adecuados para aquellos inversores que buscan diversificar su cartera y aprovechar oportunidades de alto crecimiento Estas compañías suelen demostrar una alta capacidad para adaptarse rápidamente a las condiciones del mercado y a las innovaciones, lo que las posiciona como opciones atractivas en un entorno dinámico. Podría ser una oportunidad debido a su valoración atractiva y las condiciones macroeconómicas favorables: No obstante, es fundamental tener en cuenta los riesgos asociados a este tipo de activos.
Sobre la autora
Sonia se unió al equipo Core Portfolio Mandates en abril de 2024, previamente se incorporó a QIS en Febrero de 2021 procedente del equipo de GMAS como Portfolio Manager desde octubre de 2020. Anteriormente, Sonia fue responsable del equipo de Multimanagement en Allianz Popular, gestionando y seleccionando fondos de fondos. También fue responsable del departamento de Renta Fija de la gestora de Banco Popular durante 3 años, donde comenzó su carrera profesional como selectora de fondos. Sonia es Licenciada en Ciencias Empresariales por la Universidad Complutense y Máster en Gestión Financiera por la Universidad Complutense. Posee el Certificado EIP (European Investment Practitioner).