El mensaje del regulador

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palm z. Flickr. Creative Commons

TRIBUNA de David Espejo, socio de Expert Witness.

La reciente respuesta del regulador de los mercados financieros españoles a los interrogantes del sector planteados a través de las asociaciones del sector (AEB e Inverco), así como los planteamientos de MiFID II (algunos aún pendientes de concretar) configuran, en mi opinión, un nuevo entorno en la industria del asesoramiento y gestión de inversiones. Respecto de las operaciones realizadas denominadas de “mera ejecución” o “a exclusiva iniciativa del cliente” el enfoque claro es ir hacia su reducción al máximo y su práctica exclusividad para los clientes profesionales MiFID. La presunción de asesoramiento que realiza habitualmente el regulados y en enfoque MiFID II explican claramente mi afirmación.

La multitud de requerimientos de cumplimiento normativo en la prestación de servicios asesoramiento (envío de las propuestas, justificación de las mismas, documentación de la aceptación..), la presión  para reducir los incentivos o retrocesiones de IIC extranjeras, obligando a facilitar al inversor la clase más barata de fondos de inversión a la que el cliente pueda acceder (tenga el comercializador acuerdo con la gestora firmado o no) han lleva al auge de los contratos de asesoramiento explícito y de los contratos de gestión discrecional. Pero el camino no se detiene ahí, la prohibición de incentivos en las carteras de gestión discrecional de fondos, de las comisiones de intermediación y la no aceptación por el regulador  de custodia respecto de las IIC, ayudan a estrechar el círculo.

Si a todo lo anterior añadimos los cambios que las grandes gestoras han realizado en los folletos de sus IIC, creando clases sin incentivos y generalmente ligadas a la existencia de un contrato de asesoramiento explícito, es claro que fruto de todos estos efectos los ingresos de los comercializadores van en descenso.

Despunta ahora, fruto de un cambio de su fiscalidad, el ETF que pasa a poder ser en determinada ocasiones y con condiciones un fondo de inversión traspasable eficientemente a efectos fiscales, mientras que de momento es considerado como renta variable a los efectos de clasificación de producto. La posibilidad de cobrar comisiones de brokerage y custodia sobre la renta variable, parecen crear un futuro prometedor para la distribución de ETF, o al menos de algunos ETF. ¿Será este el camino que nos muestran los reguladores?