El poder de las criptomonedas en tiempos de guerra

Ana Elliot
Foto: Cedida por el IEB.

TRIBUNA de Ana Elliot, directora de Desarrollo de Negocio Institucional de Coinmotion y profesora del IEB.

Nadie duda del papel que ha jugado el oro en los conflictos bélicos como activo refugio ante el colapso de las monedas fiduciarias y el bloqueo de las cuentas bancarias. También como seguro de libertad en los pasos fronterizos. Los refugiados han llevado consigo lingotes de oro y joyas para poder cambiar por dinero o productos de primera necesidad en caso de emergencia.

La invasión rusa sobre Ucrania nos hace retroceder a esas épocas oscuras, para comprobar como tristemente nada ha cambiado, salvo que son pocos los que cargan con lingotes, y muchos los que han confiado su libertad a pequeños dispositivos electrónicos (cold wallets) o aplicaciones conectadas a Internet (hot wallets) para almacenar las claves que les permitan disponer de sus criptomonedas en cualquier lugar.

Las criptomonedas en el conflicto

Es difícil saber con exactitud el nivel de adopción de las criptomonedas por el pueblo ucraniano en este momento, pero seguro que muchos han reparado en que al transferir su riqueza a criptodivisas es más difícil de robar o confiscar. Sus activos están disponibles incluso cuando la infraestructura normal de pagos está fuera de juego.

Desde el inicio de la invasión rusa, el gobierno ucraniano ha mostrado su interés en bitcoin y otros criptoactivos para conseguir financiación de aquellos que deseen apoyar al país y a las fuerzas armadas. Ha demostrado ser una de las maneras más directas e inmediatas de obtener fondos desde cualquier parte del mundo. Incluso el viceprimer ministro ucraniano, Mykhailo Fedorov, ha llegado a anunciar un airdrop, evento que consiste en regalar criptomonedas a modo de recompensa para incentivar las donaciones, que más tarde ha sido reconsiderado y cancelado para anunciar la creación de NTFs con el mismo fin.

Durante la primera semana, el gobierno ucraniano ha acumulado donativos en criptomonedas por valor de más de 50 millones de dólares. Esta suma le permitirá comprar armas a un país que le apoye. El pago se efectuará tal y como sea acordado. Para que se lleve a cabo con criptodivisas, la contraparte de la transacción deberá estar dispuesta a aceptarlas. Si no son admitidas, el gobierno ucraniano tendrá que cambiarlas primero por moneda fiduciaria y así pagar los suministros en moneda tradicional.

El cambio de posición de Rusia con respecto a los criptoactivos

La posición oficial del gobierno ruso sobre las criptomonedas ha variado a lo largo del tiempo. A principios de febrero, el Banco Central de Rusia propuso prohibir el uso de las criptomonedas y además las actividades de minado argumentando que estas suponían una grave amenaza para su estabilidad financiera y la soberanía de su política monetaria.

Sin embargo, poco tiempo después se anunció que el gobierno y el Banco Central de Rusia estaban trabajando en un proyecto de ley que definiría las criptomonedas como divisas en lugar de activos financieros digitales. Rusia ha sido una potencia en el minado de criptoactivos. En agosto de 2021 representaba el 11,23% de la potencia de cálculo de la red Bitcoin. Algunas estimaciones sugieren que hay más de 12 millones de wallets de criptos en el país. No obstante, su interés por las criptomonedas ha sido reciente.

Alternativas de Rusia para sortear las sanciones

Históricamente, han existido formas más viables de evitar las sanciones económicas y son precisamente las que Putin y el Kremlin han estado aplicando durante años: la búsqueda de alianzas comerciales con países como China, las reservas en activos en yuanes, el oro y otros sistemas alternativos al Swift como su propio sistema el SPFS o el CIPS (alternativa china para pagos). El Bitcoin y el resto de criptomonedas nunca, hasta ahora, han formado parte de sus planes.

¿Serían el gobierno, las entidades y los oligarcas rusos sancionados capaces de eludir las restricciones occidentales con la ayuda de bitcoin y otras criptos? En parte sí, pero no a través de los canales directos habituales. Las sanciones impuestas a Rusia no son totales, sino que se limitan a determinados individuos, entidades y organizaciones. Son aplicadas por los bancos, pero también por los exchanges y brókers de criptomonedas europeos regulados.

Por lo tanto, para eludir dichas sanciones, los sujetos sancionados tendrían que transaccionar a través de plataformas P2P, a través de exchanges alternativos que no llevasen a cabo un proceso de verificación de la identidad de sus clientes (KYC) o mediante el uso de testaferros. Aunque la mayoría de los ciudadanos rusos no son objeto de sanciones, sufren indirectamente las restricciones impuestas por otros países para aislar a Putin y desconectar a Moscú del sistema financiero. Bitcoin y otras criptos les ofrecen una alternativa para preservar su riqueza y combatir la inflación en medio de una gran incertidumbre monetaria, marcada por el hundimiento del rublo.

Las criptomonedas están demostrando ser un poderoso activo para los gobiernos en guerra y su población civil, pero también para aquellos que en esta época de inseguridad buscan un refugio ante un futuro incierto.