El smartphone ya es clave para las fintech y la gestión patrimonial

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Joel Filipe (Unsplash)

Los smartphones han pasado a ser un dispositivo necesario para cualquier persona. Hablamos de smartphones, porque móvil se ha quedado pequeño. Llevamos un potentísimo ordenador de bolsillo. El estudio “La sociedad de la información en España” de Telefónica España pone de manifiesto varios datos reveladores de tendencias:

  • Entramos a internet más por el smartphone que por nuestro ordenador.
  • Nos descargamos 3,8 millones de aplicaciones al día.
  • Vemos más las aplicaciones que navegamos por internet.
  • Tenemos de media 30 apps en nuestro dispositivo, de las que utilizamos 14 de manera frecuente.

Estas tendencias se van a acentuar con el progresivo peso que adquieran los millenials como conjunto de población y conforme este segmento aumente su poder adquisitivo. Ellos son nativos digitales y van a marcar el camino que la tecnología debe seguir.

Las entidades financieras son conscientes de esta evolución. Prueba de ello es el estudio “Mobile Banking: Testing Times for Apps Developments” realizado por la consultora CSC. Las entidades destinan cada vez mayores presupuestos a desarrollos de apps y tienen previstos nuevos lanzamientos como herramienta de comunicación y gestión para sus clientes.

En el ámbito de la gestión de inversiones y patrimonios, TechRules es consciente y conocedora de estos cambios y cómo las apps se han convertido en herramientas centrales en la relación entre las entidades y los clientes. Las apps permiten tener un conocimiento muy concreto del uso e intereses de los usuarios, en tanto que permiten una monitorización permanente y la extracción de estadísticas relevantes que permiten una mejora continuada de la experiencia de los clientes.

Además, se convierten en un canal preferente de comunicación, en tanto que la app permite al usuario tener la percepción de estar en contacto directo con su entidad a través de su dispositivo móvil.

El conocimiento tan concreto del usuario permitirá todavía más mejoras en el servicio prestado en la gestión de patrimonios. Las propuestas podrán ser todavía más a medida y responderán mejor a sus intereses. Además, la tecnología permitirá cumplir mejor con las exigencias reglamentarias en torno al perfilado de riesgos.

En este sentido, como indica el estudio de CSC, las entidades deben responder con el apoyo de las empresas expertas. Los bancos, las empresas de asesoramiento y las gestoras de inversiones tienen un negocio core: la gestión de patrimonios, la gestión de los intereses económicos del cliente. Ese es su conocimiento. El conocimiento de las empresas fintech son las herramientas para que esa gestión y la relación entidad-cliente sea exitosa. Un ejemplo es el trabajo que desarrollamos en TechRules, donde hemos percibido esta necesidad de girar hacia el smartphone antes incluso que nuestros clientes nos lo demandaran.

Nuestra plataforma Tower ya cuenta desde hace tiempo con una herramienta app para los profesionales que la utilizan. T-Advisor tiene también un diseño moderno que responde a los intereses de los suscriptores particulares que gestionan de forma autónoma sus inversiones. Por último, nuestra nueva solución modular de robot financiero se construye  no solo en torno a la plataforma de gestión, sino a una app nativa como vehículo de contacto entre nuestro cliente y el usuario final.

Todo esto es solo una parte, porque los proveedores fintech no solo deben conocer las últimas tendencias tecnológicas, sino también el sector financiero. Nuestra experiencia ya cercana a los 20 años nos ha subrayado que estábamos en la línea adecuada desde el primer momento, porque nuestros desarrollos orientados a la gestión del riesgo y la monitorización continua de las inversiones se han convertido en las cuestiones fundamentales a las que el regulador apela de forma directa e indirecta.

El smartphone va a ir a más como dispositivo, los públicos serán cada vez más exigentes con la calidad de las apps y, en ese camino, las empresas de soluciones fintech estamos a la vanguardia para responder a un sector con una regulación cada vez más compleja y que mira mucho por los intereses de los particulares. El futuro está un conocimiento experto del sector y de los intereses de los usuarios, unas herramientas intuitivas que respondan a los deseos de los clientes y que no descuiden el diseño y la usabilidad.