En emergentes, donde hay que estar

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Joel Filipe (Unsplash)

Durante los últimos años los mercados emergentes vienen incrementando paulatinamente su participación en el crecimiento económico mundial y actualmente representan el 30% del total. Se trata de una tendencia creciente que se estima alcance niveles superiores a la mitad del PIB mundial en los próximos decenios. Mientras, su capitalización bursátil apenas supone el 10% del mercado global de renta variable; se trata de una clara divergencia que debe corregirse paulatinamente.

Unas mejores tasas de crecimiento respecto a los países desarrollados, unas cuentas saneadas, tanto a nivel gobierno como en el sector privado (con especial énfasis en su sector financiero) y unas divisas, en general devaluadas, han llevado en volandas a estos países hasta convertirlos en parte esencial de las carteras de inversión. El motor que impulsa las economías de los países emergentes tiene cada vez más un componente interno, donde el consumo privado y el gasto público (principalmente en el desarrollo de infraestructuras) han mitigado en gran parte el impacto del descenso de las exportaciones.

Desde finales del año 2010 los principales mercados bursátiles de los mercados emergentes vienen registrando recortes que se han acentuado en las últimas semanas. Tras este movimiento encontramos una fuerte retirada de capitales de vuelta hacia los mercados desarrollados, que muestran cierta preocupación por el repunte de la inflación en estos mercados y las medidas que las autoridades puedan tomar para frenarla, principalmente subidas de tipos y posibles apreciaciones de divisa. Esta inflación ha sido provocada, , en gran medida, por el alza de los precios alimenticios, que representan una tercera parte de la cesta de la compra de estos países y factor que subyace en la incertidumbre política en Oriente Medio y Norte de África.

Históricamente, en escenarios como el actual de posibles subidas de tipos en los diferentes países emergentes y mantenimiento de los mismos en occidente, la rentabilidad ofrecida por las bolsas emergentes ha superado la obtenida por los mercados desarrollados. Así pues, pensamos que los fundamentales económicos continúan siendo positivos, en un nuevo entorno en el que sólo algunos países presentan leves repuntes de déficit público, donde las autoridades correspondientes están tomando las medidas adecuadas, pero en el que no todos los países evolucionarán con la misma intensidad. Por tanto, consideramos clave una buena selección geográfica y sectorial, evitando aquellos casos que puedan representar un riesgo para el inversor.

De cara a los próximos meses, mantenemos nuestra visión positiva sobre los mercados emergentes de manera general, aunque mostrando cierta cautela hacia aquellos países que pueden presentar síntomas más claros de recalentamiento.