April LaRusse, de Insight Investment, analiza cuál será el futuro de los tipos de efectivo y los mercados de crédito mundiales con la flexibilización de la política de los bancos centrales. Comentario patrocinado por BNY Investments.
TRIBUNA de April LaRusse, directora de Especialistas de Inversión, Insight Investments(1). Comentario patrocinado por BNY Mellon Investment Management.
La inflación se disparó tras la pandemia, obligando a los bancos centrales a subir rápidamente los tipos de interés en su intento de frenar el crecimiento económico y aliviar las presiones inflacionistas. La inflación alcanzó su máximo en 2022 y luego empezó a tender lentamente a la baja, descendiendo hacia el nivel del 2% que la mayoría de los bancos centrales utilizan como objetivo (véase el gráfico 1).
Con los tipos a un día muy por encima de la inflación, los bancos centrales han confiado en que la política pueda flexibilizarse, siendo el Banco Central Europeo el primer gran banco central en recortar los tipos en junio de 2024(2). Ahora se esperan diversos recortes de tipos durante el resto de 2024 y principios de 2025 (véase el gráfico 2). Algunos inversores buscan protegerse de las bajadas de tipos con depósitos a plazo, y esto funcionaría durante un periodo breve. Pero la mayoría de los depósitos a plazo vencen a los 12 o 18 meses, por lo que cuando lleguen a vencimiento, los inversores tendrán que reinvertir con rendimientos potencialmente mucho más bajos.
Hasta el tipo neutro y más allá (tal vez)
El nivel al que los bancos centrales concluyan finalmente el ciclo de flexibilización dependerá de cómo evolucionen las perspectivas de crecimiento e inflación. Aunque creemos que el tipo de interés neutro (el nivel en el que los tipos no estimulan ni restringen el crecimiento) es más alto ahora que antes de la pandemia, existe la posibilidad de un significativo ajuste a la baja de los tipos.
Aunque no es nuestro escenario base, si el crecimiento económico no cobra impulso y las economías entran en recesión, las presiones desinflacionistas podrían ganar terreno, al menos a corto plazo. Es probable que los bancos centrales flexibilicen la política monetaria por debajo de niveles neutrales para estimular el crecimiento. Para los inversores en efectivo este sería un entorno en el que los rendimientos podrían desaparecer rápidamente.
Todavía hay tiempo para asegurar los tipos
Aunque los rendimientos de los créditos corporativos a más largo plazo han descendido desde los máximos recientes, se mantienen en el extremo superior de la horquilla en relación con la última década, especialmente en EE.UU., que es el mercado más grande y profundo de bonos corporativos (véase el gráfico 3). Esto significa que los inversores todavía tienen la oportunidad de moverse a lo largo de la curva de rentabilidad hacia deuda con vencimientos más largos para fijar estos rendimientos. Al bajar los tipos a corto plazo, es probable que actúen como ancla de los rendimientos a plazos más largos a medida que se pronuncien las curvas de rendimientos. Si los rendimientos a más largo plazo evolucionan lateralmente, en los próximos años los inversores podrán seguir generando rendimientos atractivos basados en las rentas, incluso a medida que disminuyan los rendimientos del efectivo.
Los bonos han funcionado bien en los ciclos de flexibilización
Si echamos un vistazo a los ciclos históricos de flexibilización, vemos claramente que han tendido a ser entornos positivos para los mercados de renta fija (en el gráfico 4 se muestra un ejemplo de EE. UU.). En general los rendimientos se basan en una combinación de ingresos y plusvalías. La bajada de los tipos a un día empuja a los inversores a lo largo de la curva de rentabilidad, lo que aumenta la demanda de emisiones con vencimientos más largos que tienen capacidad para revalorizarse.
Actualmente nos encontramos en la fase inicial de este último ciclo de flexibilización y, si la historia nos sirve de guía para el futuro, los inversores que amplíen su inversión en bonos a más largo plazo mientras el ciclo de flexibilización se encuentre en una fase temprana podrían beneficiarse de la revalorización del capital. El riesgo sería que la inflación volviera a acelerarse, lo que obligaría a los bancos centrales a volver a subir los tipos, aunque por el momento consideramos que esta hipótesis es poco probable.
La gestión activa puede mejorar aún más la rentabilidad
Al comparar las inversiones en efectivo y en bonos, es importante recordar las oportunidades significativas que existen en los mercados de bonos para generar rendimientos superiores a los ingresos, incluso si los rendimientos evolucionan de forma lateral. Un gestor activo puede asignar estratégicamente a segmentos de los mercados de renta fija que considere que ofrecen el mayor valor (lo que se conoce como estrategia crediticia), mientras que el análisis crediticio puede mejorar los rendimientos mediante una selección cuidadosa de valores. Las oportunidades adicionales pueden surgir de posiciones en la duración o en la curva de rentabilidad, o de posiciones de valor relativo entre mercados dentro de mandatos globales.
Cuanto mayor sea la flexibilidad del gestor, más amplio será el abanico de oportunidades potenciales que podrá explorar.
Fuentes y notas:
1. Los gestores de inversión son nombrados por BNY Mellon Investment Management EMEA Limited (BNYMIM EMEA), BNY Mellon Fund Management (Luxembourg) S.A. (BNY MFML) o por compañías afiliadas de gestión de fondos, para llevar a cabo actividades de gestión de cartera relacionadas con los contratos de productos y servicios firmados por sus clientes con los fondos de BNYMIM EMEA, BNY MFML o BNY Mellon.
2. Guardian. El Banco Central Europeo recorta el principal tipo de interés en 0,25 puntos. 6 junio 2024.
El valor de las inversiones puede bajar. Los inversores podrían no recuperar la suma invertida. La renta generada por las inversiones puede variar y no está garantizada.