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InigoBilbaoGoyoaga
Imagen cedida

TRIBUNA de Iñigo Bilbao-Goyoaga, especialista en fondos de inversión e inversión colectiva.

Yo soy de esos españoles que vivió en el Reino Unido en 1989 y no puedo donar sangre ya que fueron los años de las vacas locas.  Viví 13 meses en el norte de Gales en una localidad llamada Bangor, conocida en el Reino Unido por tener una universidad centenaria. Allí conocí de primera mano a los británicos.

El disparate ha estado en preguntar a una población que tuvo que ir dos veces en rescate de los aliados durante el siglo XX si quieren pertenecer a Europa o no. La misma Europa que les tiraba bombas desde el canal en pleno Londres. Recordaban en Bangor en 1989 con gran orgullo que grandes obras de arte de los más relevantes museos de Londres habían estado a buen recaudo en el edificio principal de la Universidad de Bangor.

Los políticos británicos han cometido, bajo mi modesta opinión, un error de debutantes al hacer el referéndum.  Es por ello que todos irán dimitiendo poco a poco, habiendo sido Cameron el primero en anunciarlo el mismo día 24 de junio. Cameron y el resto de políticos no parece que leyeron las memorias de Churchill que recibieron el premio Nobel de literatura no sé muy bien si porque se lo mereciese o porque alguien se dio cuenta que las debieran de leer generaciones venideras. En ellas Churchill relata con crudeza los años en los que Gran Bretaña estuvo sola luchando contra las potencias del eje. Cuenta en ellas que la primera vez que fue a visitar a su homólogo norte americano para solicitar ayuda, tuvo que dejar el país 15 días, ya que todavía no se cruzaba el océano en avión y tuvo que ir en barco.Ese pasaje es muy amargo porque volvió sin resultados. También deja entrever en ellas que tras muchas conversaciones con los norte americanos, sin el acontecimiento de Pearl Harbor, hubiese sido muy difícil ganar la guerra porque los norte americanos no estaban por la labor de intervenir en el conflicto. 

Son geniales los momentos que dedica en sus memorias a los rusos. Recibía, todos los días, un telex en el que le pedían que abriese un frente inmediatamente en Francia. Por supuesto no los contestaba. Otra anécdota interesante sobre Stalin es en la que le anunciaron que iban a tirar la bomba atómica. Se lo dijeron personalmente en una cena en la que como de costumbre estaba borracho de tomar tanto vodka. Salieron de la cena sin estar seguros de que hubiese entendido el mensaje.

Las memorias de Churchill son nada menos que dos tomos así que os podréis imaginar la de cosas que cuenta para los que no quieran olvidar lo que ocurrió. ¿Cómo pudieron los políticos británicos meterse en este lío?