Icíar García-Serrrano, senior sales & Relationship manager, expone por qué la descarbonización es clave a la hora de consolidar a Europa como líder de la transición sostenible. Comentario patrocinado por Securities Services BNP Paribas.
TRIBUNA de Icíar García-Serrrano, senior sales & Relationship manager, Securities Services BNP Paribas. Comentario patrocinado por Securities Services BNP Paribas.
Desde hace años se debate sobre la pérdida de competitividad de Europa frente a sus competidores de América y Asia. La reciente publicación del informe Draghi en septiembre de 2024, analiza este tema y presenta recomendaciones urgentes para que Europa recupere su productividad. El informe destaca una serie de aspectos cruciales para favorecer el incremento de la competitividad de nuestras industrias, necesarios para financiar nuestro modelo social y preservar nuestra independencia en el escenario mundial. Si no superamos estas dificultades, tendremos que reducir algunas de nuestras ambiciones y el bienestar de nuestros ciudadanos.
Europa debe enfocarse en cerrar la brecha de innovación, especialmente en tecnologías avanzadas, aprovechar su ventaja competitiva en materia de descarbonización trasladando los beneficios a los usuarios finales, aumentar la seguridad, y reducir las dependencias en materias primas y tecnologías digitales de terceros países. El informe subraya la ventaja competitiva de Europa en materia de sostenibilidad, considerándola uno de los elementos clave para lograr el objetivo de incremento de la competitividad. Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, está organizando diferentes grupos de trabajo para abordar los aspectos señalados por Draghi en su informe y convertirlos en realidad.
Nos centraremos a continuación en las propuestas relativas a la transición digital, social y sostenible propuesta por la economía de la UE. El plan propuesto por Draghi enfatiza la importancia de un enfoque conjunto para la descarbonización y la competitividad, alineando todas las políticas con los objetivos de la UE. Las áreas prioritarias incluyen reducir los costes de energía para los usuarios finales, incluidas las empresas, capturar las oportunidades industriales presentadas por la transición verde, y equilibrar el campo de juego en sectores expuestos a la competencia desleal de otras economías.
La UE tiene objetivos de descarbonización más ambiciosos que sus competidores, lo que crea necesidades de inversión significativas a corto plazo para las empresas europeas y costes adicionales, que podrían ser un obstáculo para el crecimiento y la inversión en tecnología. A medio y largo plazo, la descarbonización ofrece una oportunidad para que Europa reduzca los precios de la energía y lidere la transición a tecnologías limpias, aumentando nuestra seguridad y reduciendo la dependencia energética y mejorando nuestra productividad. Este esfuerzo debe ir acompañado de un importante fomento de innovación digital e inversión en I+D desde las instituciones públicas y privadas e incluyendo las etapas más tempranas como las universidades.
Según el informe, la descarbonización requerirá una inversión de aproximadamente 800 mil millones de euros anuales, lo que corresponde al 4,4-4,7% del PIB de la UE en 2023. También se destaca que la inversión privada en la UE no está aumentando al ritmo necesario para financiar este cambio y que existe una brecha persistente entre la inversión productiva privada en la UE y otras economías, especialmente EE.UU. Para financiar el plan, el sector público necesitará apoyar la inversión privada, especialmente a través de determinadas fuentes de financiación alternativas, destacando el papel a jugar por la financiación a través de Capital Privado y titulización de activos. El informe también destaca el impulso necesario a los planes de pensiones y medidas adicionales para unificar el mercado de capitales europeo. Sin duda esta financiación supone un reto, pero también una oportunidad.
Para favorecer esta financiación, Europa está llevando a cabo una carrera por la transformación, y en muchos sectores de la economía, la Comisión Europea ha establecido objetivos e incentivos explícitos para 2030. Muchas entidades bancarias, como la que yo represento, incorporan la sostenibilidad entre sus prioridades estratégicas y destacan por su enorme esfuerzo en acelerar la financiación de energías bajas en carbono y compromisos concretos hacia una economía de transición justa. Las empresas integran hoy en día las políticas ESG en el centro de sus operaciones y estrategias en busca de la creación de valor a largo plazo.
Nuestra industria de fondos también juega un papel clave en este cambio hacia una sociedad más competitiva, justa y sostenible. Según datos de Inverco, el 36% del patrimonio en fondos españoles es sostenible, y esta proporción va en aumento. Diversos estudios destacan el compromiso social y medioambiental de las gestoras, que han debido adaptarse a una regulación muy exigente y dedicar recursos a la sostenibilidad, pero sin duda este esfuerzo está dando sus frutos.
Por último, no podemos dejar pasar por alto cómo las decisiones individuales pueden contribuir a este propósito. A pesar de que en el ámbito minorista no parece haber una demanda relevante en inversiones de impacto, sin duda veremos un cambio de tendencia similar al que hemos visto en el mundo corporativo. En la última encuesta Global ESG 'Tomando Acción', elaborada por BNP Paribas entre sus clientes gestoras y aseguradoras en 15 países, se constata cómo los inversores están implementando sus estrategias ESG y refleja un incremento de la importancia de la inversión de impacto, dado los inversores quieren que sus carteras tengan un impacto tangible. Para los inversores que busquen ganar exposición a la transición energética, existen importantes oportunidades de generar rentabilidades atractivas y diversificadas en distintos sectores relacionados con la sostenibilidad, y que al mismo tiempo contribuyen a cambiar el mundo a mejor.
Como conclusión, Europa está en una situación de desventaja competitiva frente a América y Asia, si bien este informe sienta las bases del plan para revertir la situación. Ya en el pasado hemos sabido adaptarnos y debemos afrontar este desafío del incremento de competitividad, apoyándonos en lo que somos referente, como la sostenibilidad. De esta forma, podremos garantizar el desarrollo sostenible de nuestra sociedad y el bienestar de nuestros ciudadanos.