Hoy habremos consumido todos los recursos naturales disponibles del planeta para este año, 2019

Luciano Diana (Pictet AM)
Cedida por Pictet

TRIBUNA de Luciano Diana, director de inversión temática ambiental de Pictet AM. Comentario patrocinado por Pictet Asset Management.

El 29 de julio es el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra, el momento del año en que los seres humanos habremos consumido todos los recursos naturales disponibles del planeta del año en curso, como madera, pescado, agua y minerales, produciendo residuos como emisiones de dióxido de carbono y el día en que recordamos que necesitamos casi dos planetas para satisfacer las necesidades de nuestro ritmo de consumo actual. El resto del año estaremos consumieno lo que debería estar disponible para las generaciones futuras. Calculado por la organización científica internacional sin ánimo de lucro Global Footprint Network (GFN), esta fecha se va adelantando cada año desde el inicio de la década de 1970 y se determina por la cantidad de recursos naturales de los que dispone el planeta y la huella ecológica de la humanidad en relación con superficie necesaria, con estadísticas de Naciones Unidas.

Al ritmo de crecimiento actual en poco más de 30 años precisaremos tres planetas para cubrir la necesidades de cerca de 10.000 millones de personas. En España la huella ecológica es de cuatro hectáreas por persona (la biocapacidad global del planeta es de 1,63 hectáreas por persona), siendo su Día de la Sobrecapacidad el 28 de mayo.

Efectivamente la actividad humana y los residuos que generamos conllevan cambios potencialmente irreversibles. Para medirlo seguimos el espacio ecológico operativo seguro en que las actividades humanas deben permanecer, según el marco desarrollado por Stockholm Resilience Centre (revista Nature Sep 2009 Antropoceno: la gran aceleración) en nueve dimensiones –cambio climático, acidificación, contaminación química, cambios de uso del suelo, agotamiento del ozono, aerosol atmosférico, cambios en el ciclo del nitrógeno, cambios en el ciclo de fósforo, pérdida de biodiversidad y agotamiento de suministros de agua dulce-. Para cada área hay límites seguros que si se sobrepasan generan efectos medioambientales que dejan de ser lineales y predecibles. Por ejemplo la proporción de CO2 en atmósfera no debe pasar de 350 partes por millón y el consumo de agua dulce no exceder de 6.000 kilómetros cúbicos por año.

Ya hemos violado cinco umbrales. Es el caso del ciclo del nitrógeno y del fósforo, macronutrientes de los abonos. La agricultura intensiva, especialmente en China, la actividad industrial y el crecimiento de la población han aumentado su volumen en ríos y océanos, provocando crecimiento excesivo de algas, que agotan el oxígeno, matando plantas acuáticas y peces, en un proceso llamado eutrofización. Los científicos estiman que las zonas marinas de cero oxígeno o muertas ya se han cuadruplicado desde los años 50. De hecho los residuos bioquímicos se emiten a un ritmo un 40% mayor de lo que el medioambiente puede soportar.

Sin embargo, hay señales de que los esfuerzos por detener la degradación ambiental -medidas políticas o nuevas tecnologías -están empezando a tener frutos. Según GFN, a lo largo del periodo 1970-2014, el Día de la Sobrecapacidad se adelantaba tres días cada año. Desde 2014 ha disminuido a menos de un día al año. De hecho hay razones para el optimismo. Algunas industrias forestales y sectores ambientales están reduciendo los residuos bioquímicos que producen con tecnologías innovadoras en control de contaminación. Estas empresas juegan un papel importante en ayudarnos a pagar nuestra deuda ambiental y vivir dentro de nuestras posibilidades.

Efectivamente el poder popular, las políticas gubernamentales y el desarrollo económico y aumento de la riqueza están dado lugar a una próspera industria de productos y servicios medioambientales, con un número de patentes medioambientales que se ha triplicado en la última década y un aumento de cotizadas especializadas.  En conjunto estamos ante un mercado de 2,2 billones de dólares con ventas que crecen al 6,5% anual, superando al índice mundial MSCI en 2%. Ete mercado incluye actividades como la gestión de residuos y el reciclaje de aguas, la eficiencia energética y el control de la polución, los servicios medioambientales, así como la agricultura y la silvicultura sostenible. También hay que tener en cuenta la desmaterialización de la economía, es decir, el reemplazo de actividades físicas por virtuales para producir con menos recursos, extendiendo la vida de los activos, con demanda de aplicaciones de simulación, modelización 3D y gestión del ciclo de producción.

El primer paso es identificar empresas que no utilizan excesivamente materias primas ni generan cantidades desproporcionadas de residuos. En concreto, aplicamos una auditoria ecológica que establece la huella ambiental en 100 subindustrias en estos nueve límites planetarios.  La segunda fase es destacar empresas que desarrollan productos y servicios que marcan una diferencia en la reversión de la degradación medioambiental. A cada una le asignamos valor de pureza temática -proporción ingresos o beneficios generada con productos y servicios ambientales-, como mínimo 20%. Esto limita el universo a 400 cotizadas, con criterios sociales y de gobierno corporativos integrados -ejercemos derecho de voto y diálogo-, con el resultado de una cartera diversificada de baja huella ecológica.

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