Hacia una recuperación marcada por la volatilidad y los estímulos económicos

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Cedida por Mirabaud AM

TRIBUNA de Andrew Lake, director de Renta Fija, Mirabaud Asset Management. Comentario patrocinado por Mirabaud Asset Management.

Una vez cerrado un primer semestre complicado, donde la pandemia ha marcado el ritmo de la economía mundial, nos preguntamos qué nos deparará esta segunda mitad de 2020. El empleo y su ritmo de recuperación y la eficacia de los confinamientos serán determinantes. A ello hay que añadir el impacto que podría tener a nivel global otra segunda ola o el descubrimiento de la vacuna. Y por supuesto, hay que tener en el radar las posibles inyecciones económicas y estímulos que la economía pueda recibir, y que irán más ligadas a la fiscalidad que a las puramente monetarias. En cualquier caso, debemos estar preparados para una recuperación desigual.

Centrándonos en este momento, vemos que los mercados están recibiendo el impulso de la mejora económica fruto de la reapertura de las economías. Este panorama es previsible que se mantenga un tiempo, especialmente si los resultados del segundo trimestre no son muy negativos. No obstante, las economías europea y estadounidense siguen contrayéndose, y comenzaremos a ver un estancamiento de la mejora en los próximos meses hasta alcanzar un nivel inferior al previo a la crisis.

No hay V de victoria

Es pronto para vaticinar una recuperación económica en forma de V, ya que los vientos no son todo lo favorables que se esperaba y la economía se verá lastrada por distintos factores. Sin duda, uno de los elementos clave será la alta tasa de desempleo que puede incluso elevarse a  medida que los paquetes de ayudas gubernamentales comiencen a desvanecerse. Si bien las sensaciones son más positivas que en meses anteriores, el empleo sigue siendo clave para que se mantenga esta sensación de optimismo. El fin de semana del Día de la Independencia en EE.UU. y el Súper Sábado en el Reino Unido deberían proporcionar un muy necesario impulso a las empresas de consumo, aunque es cuestionable que este empuje pueda mantenerse en el tiempo*.

Por su parte, el Índice de Gestores de Compra de Servicios Europeos (PMI) está mejorando, aunque todavía se sitúa por debajo de 50. La actividad comercial también se encuentra en caída libre, la pérdida de puestos de trabajo sigue siendo alta, especialmente en el sector servicios. El PMI de servicios del Reino Unido correspondiente a junio muestra la misma tendencia: 47,7. Bajan los nuevos pedidos, aunque a un ritmo más lento. En este contexto, los mercados siguen beneficiándose de los estímulos actuales y futuros. El efectivo sigue buscando rentabilidad huyendo de un mercado con bajos intereses. En un entorno de tipos de interés cero, si se produce una recuperación gradual y sostenida, apostamos por una inversión con perspectiva a 12 meses, dado el limitado margen de actuación de aquí a un nuevo ciclo.

A las puertas de la temporada de resultados del segundo trimestre, además de revisar el impacto de las ganancias, debemos poner el foco en si estos nos proporcionarán alguna orientación sobre la segunda mitad del año. Algunos sectores continuarán bajo presión, en este segmento se encuadran aquellos relacionados con el consumo, bancos y turismo. Es previsible que el sector bancario sufra una degradación de la calidad de los activos y de las reservas de capital, si bien es el que mejor responde a las buenas noticias. Las continuas compras de activos por parte de los bancos centrales siguen siendo el principal apoyo para la banca, pero si se produce algún deslizamiento en el entorno económico, serán los primeros en verse afectados.

El anuncio de la Reserva Federal de los Estados Unidos de que compraría ETF de alto rendimiento precipitó un repunte de los bonos de alto rendimiento después de la pérdida del 16% en marzo, su mayor pérdida mensual registrada desde octubre de 2008.

Con una visión a 12-18 meses, deberían ser los bonos de mercados emergentes y de alto rendimiento los que generalmente superen el rendimiento, ya que además se benefician del potencial añadido de las entradas retardadas. Para que esto suceda, se necesitará la estabilización del virus en los grandes países de los mercados emergentes, además de un dólar más débil, y una mayor certeza de una recuperación económica mundial sostenible, sin olvidarnos del crecimiento a largo plazo en el mundo desarrollado.

En este contexto, la gestión activa permite detectar las mejores oportunidades logrando sacar provecho de las ineficiencias en los mercados de renta fija y de un período de volatilidad como el actual. Esta es la estrategia que aplicamos en Mirabaud Global Strategic Bond I cap. USD y que nos ha hecho merecedores de cuatro estrellas Morningstar y clasificación Citywire +. A 30 de junio de este año, la estrategia contaba con 537 millones de dólares bajo gestión y acumula una rentabilidad del 0,60%, a 10 de julio.

Es difícil hacer pronósticos sobre cómo se desarrollarán los siguientes meses, aunque sí es previsible que se produzcan más episodios de volatilidad e incertidumbre.  En este sentido, nuestra apuesta por una inversión flexible, que permite definir la duración y los posicionamientos del fondo, tanto geográficos (más importante que nunca en función de cómo evoluciona la pandemia) como de tipo de activo, en función del ciclo económico y de la macro permitirá obtener rendimientos incluso en estos momentos tan complejos.

Fuentes:
*UK.investing.com.