Inversiones en renta fija con el viento en contra

 Navegar con el viento de cara no es un ejercicio fácil, ¡sobre todo si es a vela! Pero, ¿qué se puede hacer si sólo se permite la vela? Los gestores de renta fija deben prepararse para dar bordadas y tomárselo con paciencia. 

La subida de los tipos es, efectivamente, bastante evidente. El BCE subió en mayo un cuarto de punto los tipos cortos y, a pesar de haber mantenido los tipos en junio, está muy clara su orientación futura. Además, los tipos alemanes a dos y a diez años han subido más de un 1,2% desde su mínimo en agosto de 2010. Los grupos de inversores consultados en abril indican, no obstante, que una gran mayoría prevé la subida de los tipos en toda la curva. 

Por tanto, la situación es particularmente delicada para las carteras de renta fija, que representan más de dos tercios de las inversiones institucionales de la Europa continental. ¿Cómo invertir con tales perspectivas? Los bonos a tipos variables ofrecen numerosas ventajas, pero pueden resultar caros o poco rentables si el cupón está ligado a un tipo corto. ¿Hay otras opciones en el universo de los bonos al que están limitadas muchas carteras por razones de riesgo o reglamentación?  En primer lugar, las situaciones de vinculación o de gestión activa de pasivos se ven menos afectadas si las obligaciones que forman parte del pasivo reflejan las condiciones de los tipos. Algunas veces, se trataría de repercutir la subida de los tipos a lo largo de varios ejercicios. También podría resultar oportuno reducir al mínimo la sensibilidad de las carteras temporalmente, apostando por la subida de los tipos, pero controlando siempre el riesgo relativo a los pasivos. 

Con una visión más patrimonial, o más en general, de rentabilidad absoluta, una gestión de cartera demasiado preocupada por seguir los índices sería ineficaz. Una primera idea consiste en reforzar los activos con primas de riesgo, que podrían aportar un complemento de renta así como una plusvalía si la prima se reduce. La deuda corporativa aún esconde oportunidades, a condición de que se haga una buena selección, especialmente de su calidad crediticia, puesto que algunos emisores podrían verse debilitados por la subida de los tipos o de la inflación. 

Los movimientos de la curva de tipos pueden también constituir una fuente de rentabilidad. Las subidas de los tipos cortos coinciden generalmente con una subida de los tipos a diez años aproximadamente tres veces menor, lo que se traduce en un aplanamiento de la curva de tipos. 

Por otro lado, la mejora coyuntural se traduce en una inflación más elevada, lo que resulta favorable a los bonos indexados a la inflación. Algunas divisas, especialmente de los países emergentes y de los países productores de materias primas, se van a beneficiar igualmente de esta fase del ciclo y pueden, con un riesgo suplementario, aportar un complemento de rentabilidad. Del mismo modo, los bonos sensibles a la bolsa, como los bonos convertibles, pueden contribuir a compensar el riesgo de renta fija, pero teniendo que asumir otro tipo de riesgo. 

Con esta «meteorología» desfavorable a los bonos con tipos fijos, no es momento de permanecer pasivo.