La automedicación financiera

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Cedida

La automedicación farmacéutica en un hábito común en nuestra sociedad. Utilizamos medicamentos para el dolor de cabeza, para mejorar la digestión, para la tos, etc. Esta automedicación puede ser conveniente para tratar síntomas menores y durante un tiempo limitado.

Muchos inversores hacen gala de sus conocimientos adquiridos por la lectura de un artículo en una revista o web, los comentarios en redes sociales, el consejo de un buen amigo, etc. e intentan resolver ellos mismos sus necesidades de inversión.

Esta es la automedicación financiera, la utilización de productos financieros por parte de un inversor o ahorrador sin la intervención y consejo por parte de un profesional. Al igual que un médico para tratar enfermedades, el inversor debe entender que necesita a un profesional para diagnosticar el problema, la prescripción del mejor producto/s para resolverlo y una supervisión regular del tratamiento.

Existen medicamentos que necesitan una receta de un profesional para adquirirlos, pero en finanzas, lamentablemente, están disponibles sin receta la mayoría de productos, sin valorar si serán efectivos, así como sus riesgos. Un paciente autoprescrito en materia de inversión, ha podido diagnosticar de forma incorrecta y no haber considerado los efectos secundarios de los productos, que quizás no lleguen en la primera toma, pero pueden llegar en un uso continuado.
Tras el uso inadecuado de productos financieros, pueden llegar reacciones adversas: alergias, intoxicaciones e insomnio. Las emociones negativas acabarán por cubrir la racionalidad de usar estos medicamentos financieros para resolver mejor tus problemas futuros, y acabaremos perdiendo la oportunidad de salvaguardar nuestro patrimonio de las pérdidas impuestas por la actual represión financiera invirtiendo en depósitos o garantizados.

La CNMV va dando pasos muy cortos hacia la necesidad de tener productos no disponibles sin receta. El acceso es libre a numerosísimos productos que pueden hacerte perder mucho dinero: futuros, opciones, warrants, turbos, CFD, ETF apalancados, fondos de altísima volatilidad, acciones de enorme riesgo e iliquidez, etc.

Las “farmacias” financieras generan retornos considerando que si no hay prescripción, no hay riesgo para la entidad, y el nuevo entorno web 2.0, el marketing agresivo de gestoras, etc. está favoreciendo la automedicación financiera al calor de la falta de confianza en los médicos-asesores.

Debemos trabajar toda la industria para que el inversor mejore su educación financiera, pero no tanto para que sea capaz de automedicarse, sino para que entienda que la gestión de un patrimonio va mucho más allá de entender cómo funcionan sus productos, sino la panorámica de conjunto, sus sesgos, oportunidades y riesgos. Sólo muchos años de experiencia y elevada formación técnica, al igual que un buen médico, te capacita para afrontar tal desafío con éxito.