La complejidad del entorno económico actual

05a3dda5427b510d

Tras compartir varias reuniones con clientes en las últimas semanas, la disponibilidad de tiempo para leer y estudiar ha aumentado, y también mi incredulidad de hacia dónde nos encaminan los bancos centrales. Además del sector financiero (reducción del margen de interés + incremento de la regulación + falta de apetito por crédito = menor ROE = menor múltiplo = caída en bolsa), el gran damnificado es el ahorrador. Cualquier persona con un mínimo de prudencia al ver cómo está el mercado de renta fija lo único que puede hacer es abstenerse. Desde luego, es sorprendente el juego en el que han metido por carambola a todo el ahorro mundial, con unos tipos de interés que según ha afirmado en repetidas ocasiones el BCE van a estar durante mucho tiempo próximos a cero. Si uno se detiene a mirar estas rentabilidades, no dan fe de que la situación económica esté normalizada, ni pueden ser justificación para incurrir en un riesgo adicional ex ante para intentar rentabilizar el ahorro.

Muchos de los grandes entusiastas de la renta variable, que consideran que siempre hay que tener invertido el máximo capital en el mercado (no duden que no me incluyo entre esas personas) si bien reconocen su asombro y la burbuja en el mercado de renta fija, no así la expansión del múltiplo e ingeniería financiera que está generando la política de los bancos centrales. Dichas políticas reconocidas como ZIRP (zero interest rate policy), NIRP (negative interest rate policy), QE (quantitative easing), forward guidance… seguro que me dejo alguno, ah sí, helicopter money (virtualmente consiste en regalar dinero directamente a los ciudadanos), han dado mucho juego durante todos estos años pero, sin duda, no han impedido que la deuda a nivel mundial crezca de forma desorbitada. Salvo que se presuponga que nunca habrá que devolverla, de facto, es un problema. Tampoco hay que irse al extremo de asumir y vivir con la posibilidad de tener que amortizarla mañana. Esta filosofía la debe aplicar el Estado español, que año tras año perpetua el gasto excesivo, en 2015 con un déficit del 5,1%, de nuevo batiendo todos los registros, salvo los de Grecia.

Las explicaciones oficiales para tan semejante batería de medidas por parte de los bancos centrales (baja inflación, desaceleración del crecimiento económico) van perdiendo su razón de ser, bien por la inoperancia de la efectividad de las medidas (EUR Inflation Swap Forward 5Y5Y cerca de 1,47%, próximo al mínimo histórico del mes de  febrero en 1,36%) o porque todos los bancos centrales se han dado cuenta progresivamente de que si no ponen munición encima de la mesa, la apreciación de su divisa puede acabar por destrozar la falta de impulso en su crecimiento. Desde mi punto de vista, la explicación alternativa sobre la última ronda de medidas por parte de los bancos centrales pasa el alto nivel de endeudamiento de todos los agentes. Con tipos al cero se suaviza el compromiso anual de pago a la espera de un mayor crecimiento o una inflación que suavice progresivamente el montante (los bonos están emitidos en términos nominales).

La conclusión que me gustaría extraer es que uno puede asumir que, aunque la economía global se está desacelerando, no estamos en recesión económica. Sin embargo, las medidas que nos están acompañando y acompañarán por parte de los bancos centrales están muy lejos de dar coherencia a esa recuperación, y lo que puede ser inflacionista para los mercados financieros (múltiplos por encima de medias históricas, renta fija en burbuja), acaba siendo una rémora en la confianza de los agentes y, por ende, en la recuperación económica.