La incógnita del efectivo y por qué puede beneficiar a la renta variable

La escasez de ingresos aún puede tentar a los ahorradores a descubrir el potencial de los balances sólidos y los cash flows resistentes. Muchas compañías nadan en efectivo. La tesorería de las compañías no financieras estadounidenses como porcentaje del activo supera el 40%, su nivel más alto en más de una década. Gracias a la buena gestión empresarial durante la recesión, los beneficios han sorprendido constantemente al alza. Los márgenes tocaron fondo en niveles más altos que en anteriores desaceleraciones. Para finales de este año, esperamos que los beneficios no financieros del S&P500 vuelvan a sus máximos anteriores gracias al regreso de unos márgenes récord pese al flojo crecimiento de las ventas.

Además de recortar los tipos de interés, los bancos centrales adoptaron una política no convencional de inyecciones de liquidez para respaldar a los mercados financieros y contribuyeron así a empujar los tipos de la deuda pública y los bonos corporativos hasta niveles bajos.

De esta manera, los inversores orientados a los ingresos están sufriendo: el tipo del gilt a 10 años del Reino Unido está actualmente al 3%, cuando en septiembre de 2007 estaba al 5,5%. Por ello, algunos optan por la renta variable. La rentabilidad por dividendo actual del índice FTSE100 es del 3,4% y el consenso opina que los dividendos crecerán casi un 20% en 2011. Algunas rentabilidades sectoriales resultan llamativas; en términos de los dividendos previstos para 2011, el sector europeo de telecomunicaciones ofrece una rentabilidad del 7% y los de energía y servicios públicos más de un 5,5%. Algo no concuerda: o bien los tipos de la deuda pública no son los correctos o nos enfrentamos a una gran decepción en los payouts empresariales del próximo año.

Los inversores siguen desconfiando. Los datos de flujos de fondos indican que prefieren el crédito a la renta variable. Su preocupación es simple; es cierto que los analistas prevén ahora unos dividendos elevados y crecientes, pero ¿no los recortarán las compañías si el entorno económico se estanca? Aquí es donde los saldos rebosantes de efectivo de las empresas pueden ser muy importantes. Para el conjunto de Europa, la rentabilidad por dividendo prevista del 4,1% para 2011 se cubre 2,4 veces con los beneficios previstos y casi 4 veces con el cash flow estimado. Con tanto efectivo en los balances, es más probable que las empresas aumenten los dividendos en los próximos años y no que los recorten.

Aunque las empresas mundiales no aumentarán los dividendos, existen otras vías para que rindan sus casi 3 billones de dólares de efectivo. Según la Encuesta a los Gestores de Fondos de Bank of America Merrill Lynch, los inversores preferirían que las empresas utilizaran el efectivo para incrementar su inversión en bienes de equipo en lugar de sanear sus balances. El bajo tipo de interés del crédito ha supuesto un bajo coste de inversión empresarial, que debe ser positivo para la inversión en bienes de equipo y el posterior crecimiento del empleo. Los pesimistas dirán que el coste de la inversión ya está en mínimos extremos y, hasta ahora, no ha conseguido estimular la inversión en bienes de equipo debido al escaso crecimiento orgánico. Incluso los más optimistas simpatizarían con esta opinión, pero la combinación de tipos crediticios bajos y grandes reservas empresariales de efectivo al menos debe respaldar un ciclo de fusiones y adquisiciones en rápido crecimiento. Esperamos que la actividad de fusiones y adquisiciones continúe el próximo año, especialmente debido a que el coste de la financiación con deuda se mantiene en mínimos históricos. Además de esta actividad o la inversión en bienes de equipo, las empresas también comienzan a devolver efectivo a los accionistas a través de recompras de acciones. Sólo en las últimas semanas, nueve grandes compañías americanas han recomprado acciones o anunciado recompras. Desde luego, esto agradará a los inversores; el 30% desea ahora que las empresas devuelvan una parte de su efectivo a los accionistas.

Así pues, son buenas noticias para las empresas, especialmente para los titulares de renta variable de compañías candidatas a ser adquiridas. Sin embargo, la incertidumbre continúa para los inversores que no están en renta variable. Con unos balances más saneados y unas empresas que se preguntan qué hacer con el efectivo, el poco valorado mercado de renta variable podría volver a estar de moda. Muchas bolsas y sectores ofrecen actualmente una rentabilidad por dividendo superior al crédito y con una cobertura de los beneficios más que adecuada, así el riesgo de recortes de dividendos se reduce. Para aquellos que no sean discípulos del temido doble suelo pueden sopesar esta situación frente a un ciclo de fusiones y adquisiciones en expansión y un número creciente de recompra de acciones. Los ingresos escasos aún pueden obligar a los inversores a examinar el potencial de unos balances sólidos y un cash flow resistente – una combinación que promete una mejor relación riesgo-rentabilidad en el próximo mes que los gilt del Reino Unido.