La industria de gestión de activos frente a un mar de oportunidades

Manuel Hernandez. Cedida.

TRIBUNA de Manuel Hernández, profesional de la gestión de activos y fondos de inversión.

La industria de gestión de activos, la totalidad de su cadena de valor y sus actores se encuentra actualmente frente a un sinfín de posibilidades de cara a crecimiento nacional e internacional. Es imperativo para las entidades financieras entender el panorama actual para avanzar con firmeza y seguridad.

Tanto el aumento de la presión regulatoria (cuyo objetivo es proteger al inversor final), así como la propia demanda de los clientes (acceso digital, soluciones sostenibles, etc.), han acelerado la llegada y puesta en práctica de ciertas tendencias dentro del sector financiero en España. Tendencias que ya fueron aplicadas en otros países vecinos, decisión tomada por los reguladores locales, y de las que ya podemos observar los resultados de las estrategias y decisiones que se tomaron para ejecutarlos en las diferentes organizaciones (por ejemplo, MIFID II y el acceso de clientes retail a inversiones alternativas). Ello nos da, a nivel país, cierto margen para actuar con más información de lo que contaron nuestros vecinos en Europa.

Estas tendencias también están presentes en España, y entre ellas, destacan tres.

Consolidación de los actores de la industria

Destacamos la consolidación en el nivel de grandes empresas (bancos, por ejemplo) y en el nivel independiente (gestoras, family office, EAFI, etc.). Este movimiento conlleva que haya organizaciones que puedan desaparecer, pero también ofrece oportunidades. Aumentar los volúmenes bajo gestión como resultado de las fusiones, trae consigo beneficios como acceder a ciertas soluciones de proveedores a un coste más asequible. Por otra parte, ofrece la posibilidad de construir y estructurar mandatos ajustados a las necesidades de inversión de las diferentes organizaciones o acceder a un nuevo mercado de clientes (diferente zona geográfica, mayor patrimonio, etc.). También permite atraer a un profesional de un perfil menos accesible e incluso tener una mayor repercusión mediática.

La estandarización de la oferta vs. segmentación de clientes

La estandarización y homogeneidad de los productos y servicios (asesoramiento, carteras discrecionales, etc.) de entidades grandes, está resultando atractivo, ya que permite que clientes retail, de un patrimonio standard para la inversión, tengan acceso a soluciones de inversión que hasta ahora eran inalcanzables para ellos (fondos alternativos, por ejemplo). Y de una manera que es debidamente monitorizada y ejerciendo un rol de protección del inversor (fiduciario) hasta ahora desconocido. Ahora bien, tal homogenización de servicios y productos está derivando (al igual que se comenzó a dar en Alemania, Países Bajos por citar algunos) a que clientes de banca privada que han estado operando con bancos durante años, valoren dar el salto (o bien lo han dado de forma inconsciente) a entidades independientes y fuera de los grandes nombres para gestionar su patrimonio. Esto ofrece un gran valor para la industria en general y es imperativo no verlo como una amenaza.

Estos clientes, que quieren un servicio cercano, acogedor y determinado, y también abierto en cuanto a las soluciones que se les ofrece, ven en estas entidades un bonito match. Recordemos que los grandes bancos en su propia puesta a punto están modificando el número de entidades abiertas, el estilo de contacto con el cliente, etc. Podemos observar que la democratización de servicios lleva consigo que haya una segmentación de clientes que pueden considerarse más románticos en cuanto al servicio y concepto de banca privada (contacto cercano, acceso a una organización de tamaño acogedor, toma de decisiones dinámica y tangible en un espacio de tiempo reducido); frente a otros que buscan lo funcional y pragmático de la inversión. El potencial de desarrollo es amplio, tanto nacional como internacionalmente.

Flexibilización del acceso a mercados privados

El acceso a productos alternativos en mercados privados a clientes a partir de 10.000 euros es una medida que los profesionales de la inversión estaban deseosos de incorporar. Mas allá del valor técnico y la rentabilidad que puedan ofrecer, los activos privados tienen un impacto tangible en la sociedad. Gran número de estas soluciones están enfocadas en áreas como el sector salud, energías renovables, agricultura, logística e infraestructura. Esto es de gran valor tanto a nivel país como europeo, y no solo incentivado por las entidades y por el regulador, también demandado por el inversor internacional. Pero llegar allí requiere de una operativa hasta ahora no necesaria y en cierta forma desconocida, enfocada tanto en la estructuración de los fondos como en la gestión de los flujos de caja del activo. Poder lanzarse al mercado extranjero con producto local, requiere de una inversión y dedicación de recursos, como por ejemplo en tecnología, para lograr su automatización.

Todo lo anterior hace que el panorama local sea una industria más consolidada en cuanto al numero de instituciones activas, con un volumen de negocio interesante, con mayor transparencia, accesibilidad e información sobre las necesidades de los clientes. La industria en España está en una situación atractiva respecto a otros países ya consolidados, lo que no pasa desapercibido a nivel internacional. Al contrario, estamos viendo un gran número de gestoras globales desembarcando en nuestro país.

Estas organizaciones ofrecen servicios y soluciones para competir con las empresas españolas. La llegada de entidades extranjeras, mas allá de ser una amenaza, está alentando el desarrollo del mercado local, que no debe perder posiciones sino estudiar la estrategia de crecimiento, tanto a nivel internacional como nacional.

Se trata de un entorno vibrante, lleno de oportunidades, en el que la creatividad y el factor humano juegan un papel fundamental. Este entorno tendrá un claro beneficiario, el cliente final, ya que sea cual sea su nivel de inversión, accederá a soluciones ajustadas a sus necesidades, tanto actuales futuras. Las organizaciones se beneficiarán al verse forzadas a ese crecimiento (o por lo menos a su planteamiento). La comunicación entre ambos segmentos jamás ha sido tan estrecha y la retroalimentación que se genera está diversificando un mercado repleto de oportunidades.