La industria de Wealth Management en el futuro

Inigo Bilbao Goyoaga
Inigo Bilbao Goyoaga

TRIBUNA escrita por Iñigo Bilbao Goyoaga, Managing Partner, Estudios Bursátiles SL, experto en Fondos de Inversión, ETF e Inversión Colectiva.

Definimos como Wealthtech aquellas bancas privadas y personales digitales, un concepto que comenzó al otro lado del Atlántico la pasada década, y que ha llegado a Europa y a España. Son entidades financieras en las que te atiende un asesor digital, es decir un robot. Hay profesionales que definen a estas entidades como Roboadvisor. Se trata de un término un poco confuso, por lo que siempre me referiré a ellas como Wealthtech en mis artículos. Se trata de Fintechs, empresas que utilizan la tecnología digital para proveer servicios financieros, especializadas en gestión de patrimonios.

Para anticipar la tendencia del mercado y conocer si estas bancas digitales van a ser un riesgo y sustituir al asesor humano en el futuro, tanto las bancas privadas como los asset managers, están realizando encuestas.

En un mercado financiero más maduro al español como es el británico, una gestora internacional global ha realizado un sondeo a unos 1500 inversores particulares, para conocer su opinión sobre el futuro de las Wealthtech y del asesoramiento digital en general.

Los resultados de dicha encuesta llegan a la conclusión de que, en el futuro, el asesoramiento financiero estará compuesto de un hibrido de valor añadido humano y digital y que, por lo tanto, el asesoramiento de un banquero no es sustituible, sino que se puede complementar con un robot. Además, los encuestados indican que les gustaría que su propio banco incluyese dicha herramienta automática, de tal manera que no necesiten cambiar de proveedor.

 Dicha respuesta es común a todos los encuestados sin distinción de edades, algo que en un principio pudiera resultar sorprendente para aquellos que pensasen que los jóvenes iban a ser más partidarios del asesoramiento a través de robot.

Hay muchos motivos por los que los encuestados encuentran valor en el consejo humano de un experto. Me estoy refiriendo tanto a la construcción de la cartera como al asesoramiento en temas fiscales, herencias, seguros u otros aspectos de la planificación financiera. Sin embargo, el consenso más importante lo encontramos en el aspecto emocional de dicho valor añadido, que puede llegar a ser muy relevante en épocas de mercados a la baja.

Las estadísticas disponibles de los índices bursátiles son contundentes. Tras un periodo de turbulencia o incluso bajista, posteriormente siempre hemos gozado de nuevos máximos bursátiles más elevados que los anteriores. Para comprender bien esto, los consejos y experiencia aportados por un banquero o agente financiero son insustituibles.

Un robot puede hacer una buena distribución de activos, calcular impuestos e incluso potenciales plusvalías o minusvalías de la cartera, pero difícilmente podrá explicar al inversor, que mantener el rumbo en las inversiones, ha sido la solución en el pasado a las turbulencias en los mercados. Podemos concluir que los clientes de banca privada desean tener lo mejor de ambos mundos, pero con su interlocutor de siempre.