La infraestructura cotizada en un mundo de inflación

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Cedida por M&G Investments.

TRIBUNA de Alex Araujo, gestor del fondo M&G (Lux) Global Listed Infrastructure. Comentario patrocinado por M&G Investments.

La economía global muestra indicios de recuperación y muchos inversores comienzan a plantearse un mundo más allá del COVID-19, en el que el significativo estímulo fiscal implementado por las autoridades podría provocar el retorno de la inflación. ¿Cómo se comportaría la infraestructura cotizada en un entorno de mayores TIR de la deuda y expectativas de tipos de interés al alza?

Aunque la infraestructura cotizada ha mostrado cierta sensibilidad a movimientos de los mercados de renta fija a corto plazo en el pasado, anticipamos efectos a largo plazo bastante diferentes para nuestra estrategia concentrada en el crecimiento. Para nosotros, la inflación es algo deseable. Un mundo de crecimiento económico controlado con una inflación ligera representa un escenario favorable, y creemos que proporciona a muchas compañías de infraestructura cotizadas una fuente vital de crecimiento, ya sea directa o indirectamente. Los ingresos vinculados a la inflación son un rasgo clave de esta clase de activos, y un motor principal de los flujos de caja y dividendos crecientes que buscamos.

No obstante, la inflación no es la única fuente de crecimiento. La infraestructura cotizada se beneficia de tendencias estructurales a largo plazo, como las energías renovables, la conectividad digital y la demografía, temas potentes que en nuestra opinión se prolongarán durante muchas décadas.

Nuestro enfoque de inversión en infraestructura cotizada se concentra en activos físicos. Invertimos en compañías que poseen o controlan infraestructura crítica, concesiones de larga duración o regalías perpetuas. Hemos dividido la clase de activos en tres clases de infraestructura diferenciadas: económica (suministro público, energía y transporte), social (sanidad, educación y cívica), y en evolución (comunicaciones, transaccional y regalías).

La exposición al crecimiento estructural es aparente sobre todo en la categoría de infraestructura en evolución de la cartera, que incluye activos de comunicaciones como centros de datos y satélites, e infraestructura transaccional como redes de pagos.

El confinamiento ha puesto de manifiesto la importancia de la infraestructura digital, con millones de personas obligadas a trabajar de forma remota y a entretenerse en sus casas. Dicho esto, existen otras tendencias seculares a largo plazo, sobre todo la proliferación de los datos en nuestro mundo cada vez más digital. La infraestructura transaccional continúa beneficiándose del crecimiento estructural en redes de pagos. La larga transición de operaciones en efectivo a pagos digitales y por tarjeta no solo ha permanecido intacta, sino que podría incluso acelerarse debido a cambios en el comportamiento del consumidor.

Actualmente existe una confianza creciente en que la economía global se recuperará con fuerza de la pandemia de COVID-19. En este contexto, algunos inversores han expresado temores de que un rápido crecimiento económico pueda conducir al retorno de la inflación (sobre todo ante la perspectiva de un considerable estímulo fiscal en Estados Unidos) y llevar a las autoridades monetarias a subir sus tipos de interés antes de lo esperado. Aunque la Reserva Federal ha expresado su expectativa de que las subidas de los precios serán breves y no tiene previsto cambiar su política durante un tiempo, esta preocupación podría explicar el reciente aumento de las TIR de la deuda soberana estadounidense.

Pese a reconocer que una subida del precio del dinero podría ser un obstáculo para algunos negocios de infraestructura cotizada (al reducir el atractivo de los ingresos que ofrecen para los inversores), creemos que la clase de activos también podría florecer en ciertos escenarios. Concretamente, pensamos que nuestra concentración en activos físicos y en el crecimiento a largo plazo podría ser beneficiosa en un entorno de auge económico e inflación moderada.

En nuestra opinión, unos tipos de interés crecientes podrían ser positivos para las compañías de infraestructura por motivos perfectamente lógicos: los tipos se elevan al aumentar la actividad económica y la inflación, lo cual se traduce en más tráfico en autopistas de peaje y más pasajeros en los aeropuertos, así como más flujos de caja de ingresos ligados a la inflación.

Creemos que el impacto de unas TIR de la deuda crecientes sería muy distinto para una estrategia concentrada en aportar una renta elevada sin priorizar el crecimiento. Un entorno de tipos de interés al alza sería seguramente perjudicial para los bond proxies (acciones equiparables a los bonos debido a sus características defensivas y de renta), pero nuestro enfoque está diseñado para beneficiarse de la inflación, gracias a nuestra concentración manifiesta en el crecimiento a largo plazo.

Notas:

Puesto que el fondo posee un número pequeño de inversiones, la caída en el valor de una única inversión podría tener un mayor impacto que si el fondo poseyese un mayor número de inversiones.

El fondo puede estar expuesto a diferentes divisas. Las variaciones en los tipos de cambio podrían afectar al valor de su inversión. Invertir en mercados emergentes conlleva una mayor probabilidad de pérdidas debido a mayores riesgos políticos, fiscales, económicos, cambiarios, regulatorios y de liquidez, entre otros factores. Podrían surgir dificultades en la compra, venta, custodia o valoración de inversiones en tales países.

El fondo invierte principalmente en acciones de compañías, con lo que es probable que experimente mayores fluctuaciones de precio que aquellos fondos que invierten en renta fija o liquidez.

Otros riesgos asociados con el fondo se pueden encontrar en el Documento de Datos Fundamentales para el Inversor.