La rotación desde energías fósiles hacia energías renovables está distorsionando los precios del sector

Iñigo Bilbao
Iñigo Bilbao

TRIBUNA de Íñigo Bilbao-Goyoaga, Partner, Estudios Bursátiles SL, Experto en Fondos de Inversión, ETF e Inversión Colectiva

Impacto es una palabra que cada vez vamos a oír más en el mundo de los fondos de inversión, los ETF y el capital riesgo. Consiste en elegir en las inversiones empresas que tengan un impacto positivo de sostenibilidad en la sociedad. Una vez reducido el número de empresas elegibles a las que cumplan unos criterios de ESG o sostenibilidad adecuados, entonces tratamos de maximizar la inversión financiera que realizaremos, así como a controlar el rango de volatilidad en el que nos vamos a mover, igual que lo habíamos venido haciendo siempre.

Uno de los temas más actuales en la sociedad es el cambio climático. Actualmente las energías fósiles suponen cerca del 80% de la energía consumida. En un futuro más o menos cercano, deberán convivir ambas energías, fósiles y renovables en una proporción más equilibrada. Un consejero delegado de una de las mayores gestoras del mundo en un video aparecido durante el confinamiento, incluso se sentía ofendido por quienes dudaban de su compromiso con el medioambiente.

Naciones Unidas a través de su Grupo Intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC), publicó en octubre de 2018 un informe advirtiendo que las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) en el planeta, convenía que se redujeran entre un 40-70% para el año 2050 para anticipar y evitar una posible catástrofe climática. La emisión de dióxido de carbono se concentra en la atmósfera terrestre y crea un efecto invernadero, elevando la temperatura del planeta. El impacto global que ha tenido el Covid-19 va a acelerar esta necesidad de actuar para resolver esta situación. Se va a desinvertir en energías altas en utilización de fósiles contaminantes, para canalizar las inversiones hacia otras conocidas como renovables o limpias.

Muchos inversores se preguntan si aplicando criterios ESG, sus inversiones financieras en fondos, ETF y activos reales, van a rendir menos que antes. Un estudio de una gestora global estadounidense ha llegado a la conclusión de que los gestores de carteras ya están invirtiendo con criterios de sostenibilidad. Por ejemplo, con la brusca recesión que sufrimos en marzo de 2020 con el confinamiento producido por la llegada del Covid-19, si distinguiésemos de los índices aquellas empresas con mayor compromiso de sostenibilidad, podríamos comprobar que aquellas que cumplían mejor dichos criterios cayeron menos que las que no los cumplían.

Otro reciente estudio del Imperial College Business School con datos de los últimos diez años, confirma que las energías renovables obtuvieron una compensación total cercana al 422% frente al 59% obtenido por las compañías centradas en energías fósiles durante el periodo estudiado, habiéndose además producido dicho resultado con menor volatilidad.

Hemos podido observar durante 2020 y principios de 2021 una aceleración de esta rotación desde inversiones en energías fósiles hacia renovables, la cual se ha traducido en una cierta distorsión de precios en empresas que cumplen criterios medioambientales como por ejemplo Tesla, empresa líder en la fabricación de coches eléctricos, pero la misma volatilidad la hemos encontrado en índices como el S&P Global Clean Energy que se centra en energías renovables y que subió tres veces más que su homónimo, el S&P 500, durante 2020 . Algunos expertos hablan de una posible burbuja. La fuerte entrada de flujos de dinero en este sector procedente tanto de fondos como de ETF que cumplen criterios medioambientales, está distorsionando el precio de los proyectos energéticos en un negocio en el que ya de por si había una gran competencia y donde los márgenes eran estrechos. Así mismo debido a los flujos de dinero producidos por esta rotación hacia energías renovables se esperan numerosas salidas a bolsa de empresas de energías limpias durante los próximos dos años. Empresas altas en emisiones de CO2, van a sacar a bolsa de forma separada sus líneas de negocio en renovables.

Podemos concluir que la industria de gestión de activos está ya actuando en las líneas marcadas por Naciones Unidas, invirtiendo en el impacto medioambiental, de tal forma que en el futuro ambas energías, fósiles y limpias convivan de una manera más armonizada, pero estos criterios se van a tener que adaptar y mejorar en la próxima década ya que estamos observando que el entusiasmo de los inversores está superando los fundamentales de sectores como el de las energías renovables, y esto mismo pudiera repetirse también en otros que cumplan criterios medioambientales, sociales y de buena gobernanza.