Andrew Acheson presenta las virtudes de este subsegmento de mercado y comenta los cuatro factores que lo convierten en una opción a tener en cuenta para las carteras. Comentario patrocinado por Amundi.
TRIBUNA de Andrew Acheson, gestor de cartera y director del equipo US Growth, Amundi. Comentario patrocinado por Amundi.
La innovación está impulsando la economía y las bolsas gracias a la inteligencia artificial, la automatización, los servicios en la nube y otros avances tecnológicos que se van implantando en todos los sectores a medida que las organizaciones tratan de obtener o mantener sus ventajas competitivas y aumentar su productividad. Por este motivo, creemos que las perspectivas a largo plazo para la renta variable estadounidense son positivas. Al mismo tiempo, sus valoraciones son elevadas en comparación con sus niveles históricos, la inflación está demostrando ser más resistente de lo esperado, los tipos de interés han tendido al alza en lugar de a la baja, el déficit federal estadounidense sigue sin controlarse, las tensiones geopolíticas son elevadas en Oriente Medio y Asia, y Estados Unidos se enfrenta a unas acaloradas elecciones presidenciales.
En este escenario, la cuestión es: ¿cómo pueden los inversores exponerse al crecimiento secular impulsado por la tecnología en Estados Unidos mitigando al mismo tiempo los riesgos de valoración, económicos y geopolíticos? Creemos que la respuesta puede estar en una estrategia growth con un historial demostrado de generación de rentabilidades totales y limitando al mismo tiempo el riesgo a la baja*.
La importancia de las valoraciones en la construcción de las carteras
Para cumplir este objetivo, en primer lugar, las valoraciones deben ser fundamentales en la construcción de las carteras. Las acciones estadounidenses con elevados PER se dispararon en 2021 para desplomarse en 2022. Muchos fondos growth americanos con una exposición significativa a compañías con elevados PER cayeron hasta un 60% en 2022, más del doble que la caída del índice Russell 1000 Growth, sin haberse podido recuperar aún del todo a pesar del fuerte repunte de estas acciones en 2023. En cambio, las estrategias con una disciplina rigurosa respecto a las valoraciones aguantaron mejor que el Russell 1000 Growth Index en 2022 y han generado una rentabilidad total positiva desde finales de 2021. No perder tanto cuando los mercados caen significa que hay menos que recuperar, lo que a menudo se traduce también en una recuperación más rápida.
Compañías de calidad con ventajas competitivas sostenibles
En segundo lugar, hay que identificar empresas y 'a prueba de balas'. Compañías de calidad con ventajas competitivas sostenibles, crecimiento secular y equipos de gestión disciplinados en cuanto al capital. Un ejemplo son los procesadores de pagos: su 'efecto red' es una ventaja competitiva sostenible. Los principales procesadores de pagos tienen más de mil millones de tarjetas emitidas en todo el mundo porque decenas de millones de comercios las aceptan, y casi todos los comercios las aceptan por la gran cantidad de consumidores que las utilizan. Ninguna empresa resiste eternamente al paso del tiempo, pero las que cuentan con ventajas competitivas de este tipo tienen más probabilidades de mantener sus beneficios tanto en tiempos de bonanza como en momentos de mayor incertidumbre.
El crecimiento secular es también una importante métrica de calidad porque ayuda a aislar las perspectivas financieras de una compañía de los vaivenes de la economía. Los procesadores de pagos, por ejemplo, se están beneficiando del cambio a una sociedad sin efectivo. Incluso algunos comerciantes ya no aceptan pagos en cash. Los incentivos para que los consumidores utilicen tarjetas de crédito incluyen devoluciones y programas de puntos para gastos adicionales. Aunque los procesadores de pagos se ven impactados por el menor gasto de los consumidores durante las recesiones, su diversificación global, junto con el crecimiento secular subyacente, han contribuido a su rendimiento superior en comparación con el mercado global de renta variable americana, tanto durante la gran crisis financiera como en las primeras fases de la pandemia.
Disciplina de capital: caso práctico
En nuestra opinión, la calidad también está estrechamente vinculada a la disciplina de capital. Consideremos dos empresas de gran capitalización que cotizan en bolsa: una muy rentable (empresa A) y la otra no (empresa B). Las acciones de la empresa A han funcionado bien porque ha reinvertido capital en el negocio para generar un crecimiento rentable. Sin embargo, el crecimiento se ralentiza a medida que la empresa madura, por lo que el equipo directivo tiene una idea: aumentar el gasto de capital para dirigir la compañía hacia una dirección totalmente nueva. El retorno de la inversión es incierto en el mejor de los casos, pero la recompensa potencial es grande en caso de éxito. Los resultados financieros se desploman cuando la empresa invierte fuertemente, cayendo el precio de las acciones como consecuencia.
La empresa B, por su parte, tiene otra idea: la rentabilidad de su negocio central es baja, pero hay otra oportunidad emergente con márgenes de beneficio muy atractivos cuando el nuevo negocio alcance escala. Mientras sigue invirtiendo en su negocio principal, la empresa B desvía capital hacia su nuevo negocio y continúa haciéndolo a medida que el potencial de beneficios se hace evidente. Al cabo de unos años, el nuevo negocio representa la mayor parte de los beneficios de la empresa en su conjunto y contribuye a una importante subida del precio de las acciones.
La empresa A destruyó valor para el accionista al lanzarse a un gasto masivo en un área completamente nueva sin delinear claramente el potencial de beneficios. La empresa B, por su parte, empezó con un negocio de bajo margen, pero invirtió cada vez más en el nuevo negocio a medida que se hacía evidente el potencial de beneficios. La empresa B obtuvo mejores resultados bursátiles porque fue más disciplinada con el capital. Esto no quiere decir que las empresas en fase inicial puedan evitar por completo asumir riesgos con su capital. Sin embargo, según nuestra experiencia, las acciones de compañías consolidadas que mantienen una fuerte disciplina de capital tienden a obtener mejores resultados a lo largo del tiempo con un menor riesgo a la baja.
La importancia de gestionar la exposición a factores
Por último, para capturar las alzas al mismo tiempo que se mitiga el riesgo, hay que gestionar la exposición a otros factores. Existen herramientas que pueden ayudar en este objetivo, como Barra y Citi RAM. Suelen incluir análisis de escenarios que predicen cómo se comportará un fondo en relación con su benchmark en determinadas condiciones (como una recesión, un repunte o bajada de tipos de interés, ampliación de diferenciales de crédito o shock en el precio del petróleo). Creemos que las estrategias que mantienen una exposición constante a factores defensivos, como una menor sensibilidad a la ampliación de spreads de crédito, tienen más probabilidades de obtener mejores resultados cuando la economía y los mercados de renta variable se encuentran bajo presión.
En resumen, aunque el rápido ritmo de la innovación tecnológica hace que las perspectivas de la renta variable americana growth sean atractivas, también existen riesgos a corto plazo que pueden justificar un enfoque más cauteloso. Creemos que una estrategia disciplinada en cuanto a valoraciones, orientada a la calidad y consciente de otros factores, puede tener la capacidad potencial de amortiguar las caídas a corto plazo y generar rentabilidades atractivas en el futuro*.
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