Las 10 reglas de oro de Seilern: excelente gestión y gobierno corporativo (10/10)

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Cedida por Seilern

TRIBUNA de Fernando León, analista y gestor, Seilern Investment Management. Comentario patrocinado por Seilern IM.

Buscamos empresas que tengan una serie de particularidades y atributos que propicien el crecimiento sostenible de sus beneficios. Aunque una empresa reúna todas estas características, contar con una cultura corporativa adecuada, un trato justo de todas las partes interesadas y aplicar un marco de gobierno corporativo apropiado serán factores determinantes para que un negocio prospere a lo largo del tiempo. Existen innumerables casos de buenas empresas que han destruido gran cantidad de capital debido a una mala gestión. Por eso es crucial que las empresas cuenten con una excelente gestión y gobierno corporativo, la última de las 10 reglas de oro de Seilern, aunque no por ello menos importante.

Evaluar al equipo gestor es una tarea bastante subjetiva. Para ello, lo que hacemos es centramos en aquellas políticas de empresa claramente establecidas y más objetivas y que facilitan, impulsan o limitan el ámbito de actuación del equipo directivo. Entre ellas encontramos normalmente, la política de remuneración de la empresa, la estructura organizativa, los controles internos y los procesos de toma de decisiones. También investigamos por supuesto a cada individuo, ya que siempre hay quien prefiere hacer oídos sordos y no ceñirse a las reglas. Preferiblemente, buscamos negocios lo suficientemente buenos como para que puedan ser gestionados por cualquier persona con un grado de cualificación adecuado. Esto es importante porque la empresa tendrá una menor exposición a un individuo clave y porque el riesgo de ejecución y la probabilidad de una asignación de capital deficiente serán menores.

Una estructura directiva y unos procesos de toma de decisiones adecuados son esenciales para el buen funcionamiento de la empresa, por lo que estos deberán analizarse caso por caso. Por ejemplo, aquellas empresas que operan en varios mercados finales deberían tener un proceso de toma de decisiones más fragmentado, en el que las decisiones operativas se tomen más cerca del terreno, mientras la alta dirección se centra en la asignación de capital y en gestionar la cartera de negocios. Por el contrario, los modelos de negocio muy específicos normalmente requieren un proceso de toma de decisiones más centralizado. La estructura organizativa de la empresa también debería proporcionar un nivel de supervisión adecuado para garantizar que el equipo directivo no se desvíe de sus objetivos ni de la estrategia de la empresa. Esto sirve para fijar los límites de actuación del equipo directivo, mientras que la política de remuneración determinara cómo actúa este dentro de esos límites y cómo asignara el capital ya que, inevitablemente, la remuneración del equipo directivo tendrá un gran impacto en como este tomará sus decisiones.

Una buena política de remuneración debería fomentar decisiones que contribuyan a crear valor, cosa que solo ocurrirá si se utilizan los parámetros adecuados. Es por ello que preferimos empresas en las que la remuneración de sus directivos dependa de medidas más orientadas a generar crecimiento sostenible a largo plazo (crecimiento orgánico, rentabilidad sobre el capital invertido o ROIC, Net Promoter Score o NPS, etc.), mientras que no somos partidarios de paquetes de remuneración basados en parámetros como el beneficio por acción (BPA), que a menudo incentivan la rentabilidad a corto plazo y pueden resultar en adquisiciones que terminen destruyendo valor y en un nivel de endeudamiento excesivo.

Si la política de remuneración de una empresa se establece de forma correcta, esta debería resultar en una asignación de capital adecuada, aunque siempre hay que comprobar que efectivamente lo sea. En lo que se refiere a las políticas de asignación de capital, nos decantamos por empresas que reinviertan sus beneficios en incrementar el crecimiento orgánico del negocio, en vez de en adquisiciones. Preferimos que una empresa reinvierta su capital en el negocio y que este capitalice dentro del negocio a su propio retorno sobre el capital invertido (que suele ser elevado en las empresas del Universo Seilern) a que esta lo distribuya entre sus accionistas. Sin embargo, si el capital no puede reinvertirse a la misma velocidad que se crea, preferimos que la empresa distribuya ese excedente de tesorería entre los accionistas en forma de dividendos. De nuevo, la remuneración de los directivos tendrá un papel fundamental en cómo se acaba asignando el capital.

Al buscar una estructura, unos procesos y unas políticas de remuneración adecuadas, lo que buscamos son empresas que tengan un enfoque de inversión a largo plazo, tal y como el nuestro. Este enfoque suele darse con frecuencia en empresas controladas por familias siempre que estas estén bien gestionadas (aquí es necesario prestar especial atención a posibles conflictos de gobierno corporativo como operaciones vinculadas, comunicación con los inversores, la política de dividendos etc.). Estas empresas pueden llegar a ser el aliado perfecto para inversores a largo plazo como nosotros, ya que la naturaleza de su base accionarial les permite tomar decisiones que, aunque a menudo resulten sacrificadas a corto plazo, con el tiempo, darán magníficos resultados. Invertir en el largo plazo es una carga que muchas empresas hoy en día no están dispuestas a asumir al estar en gran medida condicionadas por el cortoplacismo que les impone el ciclo de publicación de resultados. Las empresas familiares dependen menos de esta dictadura del corto plazo y le dan más importancia a que el crecimiento sea sostenible en el futuro. En un mundo dominado por el cortoplacismo, no es fácil encontrar esta alineación de intereses entre la dirección de la empresa y accionistas a largo plazo como nosotros.

Es, por tanto, importante asegurarse de que los negocios dispongan de un marco operativo que fomente la generación de crecimiento de manera sostenible. Así, podemos concluir que una empresa líder en su industria, que opere en un sector que crezca de manera estructural, que tenga un modelo de negocio escalable y una ventaja competitiva fuerte y sostenible, tendrá muchas más probabilidades de generar crecimiento orgánico durante un periodo prolongado de tiempo. Todo esto deberá verse reforzado por una amplia diversificación geográfica, un modelo de negocio rentable y que requiera poco capital, un balance sólido, unas cuentas transparentes y, por último, una gestión y un gobierno corporativo excelentes que garanticen que todo funciona como es debido. Este es el tipo de compañías que buscamos en Seilern.