Los planes de Facebook incluyen un sistema de pago en línea que siga la estela de Paypal o Bitcoin, la divisa virtual que tiene una volatilidad más elevada que el rublo ruso en los peores momentos de la crisis ucraniana. ¿Por qué hay tanto interés en esta divisa? Cuando un taxi parisino usa un dispositivo para procesar el pago de un pasajero, el 4% de la cantidad va a parar al banco intermediario antes de añadir los costes fijos de la tecnología (alquiler del dispositivo, costes de conexión, cargos por suscripción, etc.). Todo esto por una simple transacción nacional en un país del G-7.
¡Imagínese entonces las tasas de transacción de una transferencia bancaria entre cuentas de dos lugares situados en rincones del mundo distintos! Los bitcoins tienen tasas de transacción sorprendentemente bajas (sólo unos pocos céntimos por cada millón de euros intercambiados) así como un algoritmo sencillo: todos los datos compartidos entre usuarios. En otras palabras, cuantos más usuarios, más complejo se vuelve el sistema de protección. Visto que Facebook afirma contar con más de 1000 millones de usuarios, ¡imagine el nivel de seguridad que dicha red permite!
El surgimiento de nuevas tecnologías y su crecimiento exponencial se debe a dos factores estructurales: la lucha contra el oligopolio bancario cuyas tasas indirectas ya no se aceptan y la digitalización global o, más concretamente, la capacidad de controlar constantemente las preferencias de los usuarios. Facebook, Google y Apple cuentan con reservas de efectivo inmensas, pero lo más importante es que se jactan de contar con ventajas tecnológicas sensacionales y con redes de datos únicas en su especie.
¿Un entorno de esa índole pone en duda el futuro de las gestoras tal y como las conocemos? Alibaba, la plataforma de distribución líder de China, empezó distribuyendo productos monetarios el año pasado y ya ha obtenido fondos monetarios por valor de 65.000 millones de dólares en menos de 12 meses. Los tipos de interés que desafían a toda la competencia y la facilidad para realizar depósitos con un clic han barrido los procesos anticuados que ofrecen las gestoras convencionales. El entorno regulatorio impuesto en Europa y en EE.UU. por MiFID y Dodd Frank significa que sería imposible reproducir la simplicidad ofrecida por Alibaba.
La simplicidad no, ¡pero sí el nivel de demanda potencial! Una parte significativa de los inversores actuales ha crecido con Internet y, por supuesto, este crecimiento aumentará hasta el 100%. El modelo de distribución de la gestión de activos se ve más amenazado que nunca y está sufriendo un cambio estructural profundo. La prohibición de las retrocesiones no es el cambio más significativo del siglo XXI; se debería prestar más atención al surgimiento de un nuevo canal de distribución, una red con grandes telas de araña: ¡Internet!
La gran rotación para las gestoras será, después de todo, el paso de un modelo centrado en la distribución a un modelo centrado en la gestión. El fin de las retrocesiones, el establecimiento de la arquitectura abierta, la digitalización de los clientes y la institucionalización de sus necesidades significa que todo está preparado para que los gestores vuelvan a a ser el centro de atención.
No obstante, los gestores tendrán que demostrar que son innovadores, audaces y capaces de crear valor. Sin estas características, las soluciones de bajo coste con exposición beta seguirán en boga mediante la "Gestora de Facebook". Por tanto, se trata de una llamada final a la acción, una llamada para hacer frente a las nuevas tecnologías: nosotros, los gestores, debemos innovar para ofrecer servicios de gestión de carteras escuchando y respondiendo a las nuevas necesidades de nuestros clientes. En caso contrario, desapareceremos.