Lecciones de la Retail Distribution Review (RDR) en Reino Unido de cara a la implantación de MIFID II

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TRIBUNA de Liz Amaya, directora de ventas y distribución para España, ETF Securities. Comentario patrocinado por ETF Securities.

MiFID II entrará en vigor en enero de 2018 y cambiará para siempre el panorama para las firmas que proporcionan servicios a sus clientes relacionados con productos financieros.

Muchos bancos y administradores de activos ven MiFID II como un dolor de cabeza innecesario y un cambio burocrático forzado y no deseado. En el Reino Unido, el euroescepticismo ha alimentado la hostilidad hacia la directiva.

Pero para los proveedores de ETF, será el árbitro regulador que inclinará las reglas de juego a su favor.

Esto es debido a que MIFID II prohíbe que los asesores financieros acepten incentivos para favorecer a un fondo sobre otro y esto debería beneficiar a los modelos de negocio libres de comisiones de los ETF. En la actualidad, el predominio general de los bancos, los servicios de asesoramiento discriminatorios de pago en lugares como Suiza y las redes de agentes vinculados en países como Francia, Italia y España han impedido que los ETF ganen terreno. Esto supone un gran contraste con los Estados Unidos, donde el modelo abierto de bajas comisiones ha creado un círculo virtuoso: atrayendo con éxito a los inversores, creando economías de escala, reduciendo las comisiones aún más, atrayendo a más inversores, y así sucesivamente.

Creemos que las reformas regulatorias, como MiFID II, proporcionarán soporte a largo plazo para los ETF, pero la experiencia previa de la implantación del Retail Distribution Review (RDR) en Reino Unido muestra que no les darán un impulso inmediato.

La Retail Distribution Review (RDR) entró en vigor en diciembre de 2012 y rompió el vínculo entre los productos y las tarifas, de la misma manera en que se pretende que lo haga una faceta de MIFID II. Cuando se implementó la RDR, muchos esperaban un aumento inmediato virtual de los flujos a productos pasivos, y se preguntaban por qué los asesores financieros independientes (AFI) no aumentaron el uso de ETP de forma inmediata. No se produjo ningún cambio en o cerca del 1 de enero de 2013: no se registró una avalancha de dinero entrando en productos smart beta ni los AFI comenzaron a lanzar la palabra ETF en sus reuniones con los clientes.

Esto se debe a que los problemas de acceso en las plataformas y las retrocesiones y los reembolsos que todavía estaban teniendo lugar estaban dificultando la adopción de ETP. Solo en los últimos tres años, a medida que los AFI externalizaron cada vez más las decisiones de asignación de activos a los gerentes discrecionales, en un mayor enfoque en mantener los costes bajos, se extendió el reconocimiento sobre el papel que podrían desempeñar los ETP para abordar la transparencia y la relación calidad-precio. Para los AFI, los ETF se convirtieron en parte de la solución, no en el problema.

En el Reino Unido, las plataformas de fondos están cambiando y se están derribando las barreras para el uso de ETP. (Los ETP ahora son aceptados como una forma de construir una parte principal de la cartera con asignación de gestión activa como complemento o viceversa).

Con los años, la prohibición de las comisiones ha proporcionado tres beneficios: ha brindado a los consumidores información accesible y transparente sobre los productos de inversión; ha aumentado el nivel de información sobre los costes y cargos a los clientes minoristas y ha eliminado los incentivos que pueden verse como 'una compra' a la distribución de los productos.

Es posible que la naturaleza más prescriptiva de MIFID II acelere ese cambio, pero esto no sucederá de la noche a la mañana.

En primer lugar, la inercia que vimos en el Reino Unido podría aplicarse en Europa, y a la infraestructura de la industria le llevará tiempo adaptarse. En segundo lugar, el mercado europeo de ETF palidece en comparación con el mercado de ETF en EE.UU., que se estima en 3 billones de dólares.

El premio es enorme: la Unión Europea tiene una proporción significativamente más alta de asalariados que Asia o EE.UU., pero la proporción más baja de personas que poseen fondos invertibles. Alrededor del 44% de los hogares en EE.UU. invierte de algún modo en el mercado de valores, mientras que la cifra en Europa es del 11%.

Las estimaciones sugieren que el continente europeo está unos siete años por detrás de los Estados Unidos. Es probable que para acelerar el crecimiento en Europa se requiera un nuevo y renovado impulso que haga que las inversiones de capital sean más transparentes, lo que en última instancia ayuda a los inversores y a los mercados de capital de Europa, dominados por los bancos. Llama la atención que este ímpetu pueda llegar pronto en forma de un régimen regulador, concretamente, MiFID II.

Pero esto no sucederá de un día para otro.