Los efectos del Pervitin (III)

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Gonzalo Lardiés, Alpha Plus

Pese a lo comentado respecto al sector financiero, y siendo conscientes de su difícil entorno, desde hace unos meses hemos decidido incluir varias posiciones en cartera con un peso total que ronda el 20%. El sector no nos gusta de forma estructural, pero pensamos que se dan una serie de factores que pueden hacer que la situación mejore en los próximos meses. Las valoraciones son muy atractivas usando un gran número de parámetros, consecuencia por otro lado del difícil momento que atraviesa el sector en numerosos frentes. Pero el ciclo macro parece firmemente asentado y aunque tasas de crecimiento por encima del 3% son difícilmente sostenibles, la visibilidad es buena para el próximo ejercicio. Nos parece un hecho fundamental para el sector que los datos de inflación empiecen a ser positivos, para lo cual la evolución de los precios de las materias primas es clave. Un entorno con una inflación repuntando seguramente animaría la demanda crediticia y frenaría de igual forma la espiral de deterioro en los márgenes.

Parece complicado de ver un giro en el sector teniendo en cuenta el cúmulo de adversidades a los que se enfrenta. Sin embargo, como referencia, podríamos poner el ejemplo de los sectores relacionados con materias primas a comienzos del ejercicio. Parecía imposible revertir la tendencia de caídas iniciada meses atrás con los problemas acumulándose uno tras otro. Cuando más bajo era el precio del petróleo, se levantó el embargo a Irán y parecía que su producción mandaría mucho más abajo los precios. En ese momento, el mercado hizo suelo y, desde entonces, la recuperación ha sido prácticamente del 100% en el caso del crudo. Los problemas estructurales del sector permanecen, pero cuando los mercados descuentan situaciones extremas, una mínima reversión a la media es lógica. Lo sucedido en el sector de materias primas pensamos que puede suceder en algún momento en el financiero por los motivos expuestos. Sin embargo, son sectores que tenemos en cartera de forma coyuntural, compartiendo ambos problemas estructurales con un horizonte muy de largo plazo.

De este modo, a un año vista y en un entorno donde la visibilidad macro y micro a nivel global es muy reducida, pensamos que el crecimiento en España está firmemente asentado. Con respecto a las incertidumbres políticas, pensamos que gran parte de los riesgos ya están incorporados en las valoraciones actuales. Son referencia constante los riesgos políticos a los se enfrenta nuestro país y sus posibles consecuencias en la evolución de los mercados, siendo los resultados de las elecciones municipales del año pasado el momento a partir del cual muchos inversores incluyeron esta variable dentro de sus estrategias de inversión.

Destacar que desde esa fecha hasta mediados de junio de este año, el Ibex se deja un 27%, algo menos que el índice FTSE MIB 30 italiano que cae un 28%, y algo más que el Eurostoxx (-22%). En el caso de Portugal, con una situación política también compleja, podría servir como referencia la fecha de entrada de la actual coalición gobernante. Desde esa fecha, a finales de noviembre pasado, su índice de referencia (PSI20) cae un 15%, menos que el Ibex (-19%) y que el FTSE MIB 30 (-25%). En todos estos periodos, hay un sector que está a la cabeza en pérdidas respecto a cualquier índice europeo y no es otro que el financiero. De allí vienen muchos de los problemas de los índices, sin duda por encima de cuestiones de otra índole y de cuya situación sectorial ya hemos comentado anteriormente.

Así pues, y de cara a la estrategia de próximos meses, seguiremos combinando el posicionamiento en pequeñas y grandes compañías buscando, por un lado, determinados nichos de negocio y, por otro, recoger la buena evolución previsible del ciclo macro interno. Al igual que ha sucedido en los últimos meses, no creemos que las dificultades para la gestión desaparezcan en el corto plazo. Sin embargo, sí que somos optimistas en lo referente a que, poco a poco, vuelva a ser el día a día de las compañías lo que mueva las cotizaciones en vez de los factores de riesgo sistémico que tanta volatilidad generan.