Los fundamentales relevarán este año al factor monetario

Raimundo_Mart_C3_ADn_BAJA_1467
Foto cedida

TRIBUNA de Raimundo Martín, director general de Mirabaud Asset Management para España, Portugal y Latinoamérica. Comentario patrocinado por Mirabaud AM.

A primera vista, el ciclo económico con que entramos en 2018 debería dar apoyo a los mercados financieros: aceleración del crecimiento mundial, aumento de los beneficios, alza moderada de la inflación y condiciones financieras favorables. No obstante, la confluencia de todas estas variables comporta riesgos también y prevemos un aumento de la volatilidad a comienzos de año.

Es importante tener en cuenta, en primer lugar, que las encuestas de confianza de las empresas y los consumidores están en máximos en muchos países. Esto implica que el margen de subida es reducido en estos momentos y está aumentando la probabilidad de asistir a un deterioro de las previsiones, incluso a una decepción en los datos de la actividad real. Por otra parte, las valoraciones, aunque no tienen ningún efecto predictivo sobre los rendimientos futuros a uno o dos años, se mueven en niveles muy elevados y siguen siendo vulnerables a turbulencias en los tipos de interés. En este contexto global, la evolución de los mercados de acciones dependerá, principalmente, del crecimiento de los beneficios y cualquier decepción podría ser el catalizador de una corrección.

Mientras que el factor monetario ha sido el principal motor de la evolución de los mercados estos últimos años, en 2018 los factores fundamentales tomarán el relevo. La elevada correlación entre las acciones durante estos últimos años debería reducirse y eso permitirá a los gestores activos generar alfa en sus carteras. Habida cuenta de las expectativas de beneficios y los niveles de valoración, prevemos un avance del MSCI World inferior al 10% en 2018.

En los mercados de renta fija, continuará la normalización de los tipos de interés. Los diferenciales de la deuda corporativa de alta calidad crediticia y de alto rendimiento están en niveles bajos, pero se explican por el ciclo económico y la liquidez, así como por la solidez de los balances de las empresas. Podría producirse una ampliación el año próximo, pero será contenida a causa de la fortaleza económica. El aumento de la volatilidad realizada también debería traducirse en una revisión de las expectativas de inflación a largo plazo, un movimiento que elevará la parte larga de las curvas de rendimientos.

Destacar, además, que el aumento de la demanda mundial seguirá tirando al alza de los precios de las materias primas. No obstante, el precio del petróleo WTI no debería superar los 60 dólares por barril, debido al fuerte incremento de la oferta procedente de América del Norte. El repunte de los tipos de interés reales disminuye el atractivo de la inversión en oro y aumenta su coste de oportunidad. Se recomienda una asignación del 5% para diversificar las carteras y protegerlas frente a un acelerón de la inflación.

Desde Mirabaud, en un contexto global como el que acabamos de definir, proponemos una gestión activa, centrada en el largo plazo y apostando con productos capaces de entornos complejos, y adaptarse a la evolución del mercado como el Mirabaud Global Strategic Bond Fund.