Los ingresos actúan como ancla de una cartera en un entorno incierto

Flavio Carpenzano_noticia
Firma: cedida (Capital Group).

Flavio Carpenzano, director de Inversiones de Renta Fija, Capital Group. Comentario patrocinado por Capital Group.

El primer semestre de 2022 actuó como una tormenta perfecta para los mercados de renta fija, ya que la magnitud de las subidas de los tipos de interés, la velocidad de la misma y el nivel inicial de los rendimientos se conjugaron para provocar un viento en contra de los mercados de bonos.

Normalmente, cuanto más lento sea el ritmo de subida de los tipos de interés, más ingresos pueden acumular los activos de renta fija para compensar la pérdida derivada de la subida de los tipos. Por ejemplo, durante el ciclo de subida que tuvo lugar entre 2015 a 2018, la Reserva Federal estadounidense (Fed) tardó un año en llevar a cabo su segunda subida y un total de 36 meses en incrementar los tipos de interés en 225 puntos básicos (pb). Hay muchas incertidumbres por delante, y mucho depende todavía del resultado de factores tanto cíclicos como seculares como, por ejemplo, la inflación, el riesgo de recesión, la política monetaria, las perspectivas de crecimiento de China, el conflicto de Ucrania y otras cuestiones geopolíticas.

En este entorno parece sensato adoptar un enfoque ágil, diversificado en términos de factores de riesgo y centrado en los factores conocidos en el momento actual, en lugar de tratar de posicionar una cartera para un resultado sobre otro, ya que la probabilidad de distribución es amplia.

El papel fundamental de los ingresos en un entorno incierto

Es importante pensar en la rentabilidad total de un bono como una combinación de la rentabilidad de los ingresos, derivada de su cupón, y que es un factor conocido, y la rentabilidad de los precios, derivada de los movimientos a precio de mercado, que es un factor desconocido.

Según los datos históricos, las rentabilidades medias a cinco años vista han sido similares o incluso superiores al rendimiento de partida. Por lo tanto, la historia sugiere que clases de activos como los bonos corporativos globales de alta calidad con grado de inversión pueden proporcionar una rentabilidad media anualizada de entre el 4% y el 5% durante los próximos cinco años, mientras que la deuda de alto rendimiento y de mercados emergentes está preparada para ofrecer una rentabilidad potencial anualizada de entre el 9% y el 10% durante el ciclo de mercado.

El cupón, o rendimiento de los ingresos, puede actuar como primera línea de defensa. Históricamente, tanto los bonos corporativos con grado de inversión como los de alto rendimiento han obtenido rendimientos positivos por año natural de forma relativamente constante, incluso en momentos en los que el valor de mercado de la variación de precios era negativo, ya que el rendimiento de los ingresos compensaba esa depreciación de los precios. Por ejemplo, desde 2001 el mercado global de bonos corporativos con grado de inversión sólo ha registrado una rentabilidad inferior al -1% en tres ocasiones, concretamente durante la crisis financiera global de 2008, el periodo de endurecimiento de la Fed en 2018 y en el entorno actual 2021/2022.

Del mismo modo, el mercado mundial de bonos corporativos de alto rendimiento sólo ha registrado rentabilidades negativas en el año natural en seis ocasiones desde 2001, durante los mismos periodos que las empresas con grado de inversión, además de la burbuja tecnológica de 2001/2002 y la crisis energética de 2015. Es importante destacar que durante los años siguientes a estos rendimientos negativos los rendimientos fueron fuertes y fueron impulsados tanto por el rendimiento de los ingresos como por la recuperación de los precios.

Se espera que la volatilidad siga siendo elevada durante lo que queda de 2022 y hasta bien entrado 2023, pero los mayores rendimientos ya han descontado en parte de ese riesgo adicional. Unos ingresos potencialmente más elevados podrían ofrecer un ancla que proporcione una mayor amortiguación para los rendimientos totales a lo largo del tiempo, incluso si los precios siguen siendo volátiles. La incertidumbre se mantendrá en los mercados en un futuro previsible y el entorno de inversión será complicado para los inversores de todo el mundo. Sin embargo, seguirá habiendo oportunidades para que los gestores activos con una sólida capacidad de análisis puedan sortear estos vientos en contra, y las asignaciones a activos de renta fija seguirán siendo tan cruciales como siempre.