Los movimientos de fusiones y adquisiciones en un contexto de elevada liquidez

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En los últimos trimestres hemos asistido a numerosas operaciones corporativas en el plano bursátil tanto en EE.UU. como en Europa. ¿Qué motivos dan pie a este boom en cuanto a la formalización de operaciones de fusión y adquisición? ¿Quiénes son los actores y segmentos del mercado que más activos se muestran? ¿Qué nos podrían deparar los próximos meses?

El hecho que hayamos asistido a un resurgir de las denominadas operaciones de M&A (Mergers and Acquisitions) desde la segunda mitad de 2013, y especialmente durante 2014, obedece a varios factores, siendo quizás el más relevante el contexto de elevada liquidez en el que se encuentran las compañías desarrolladas. Sin duda, las políticas monetarias altamente acomodaticias por parte del BCE y la Fed han influido en este punto en la medida que han inundado los mercados de capitales de dinero, además de hacerlo a un coste sumamente bajo que prácticamente garantizaba la viabilidad en términos de rentabilidad de muchos proyectos de inversión. Además, las propias corporaciones han conseguido acumular importantes niveles de caja en balance y, en la medida que el crecimiento economía todavía es moderado y el CAPEX por ahora no promete grandes rentabilidades, el mercado está más predispuesto a las adquisiciones al ser más rápidamente acretivas a nivel de beneficios, si bien es cierto que la inversión orgánica no es algo que se pueda demorar indefinidamente. Finalmente, si ponemos en la “coctelera” que la confianza empresarial se ha recuperado derivada de la mejora en términos macroeconómicos, asistimos al escenario perfecto para tener operaciones corporativas.

Según datos de Bloomberg, prueba precisamente de la posición de balance saneada por parte de las compañías es que en los últimos 12 meses más del 50% de los acuerdos se han realizado pagaderos sólo en cash. A su vez también es un síntoma de confianza por parte del comprador en la medida que se ve capaz de extraer las sinergias de la operación por sí solo sin necesitar  de compartir riesgos con la sociedad opada a través de una participación accionarial. En el plano sectorial, el sector financiero y healthcare han sido los protagonistas, ya sea del lado comprador como vendedor. La radiografía del M&A se completa conociendo que el sesgo de los acuerdos es todavía de pequeño tamaño ya que el 93% de los mismos comprenden adquisiciones de hasta 500 millones de dólares.

¿Y qué papel juega Estados Unidos? Se trata de la región más compradora, pues supone prácticamente la mitad de los acuerdos del último año, ya sea por la fortaleza del dólar o por el hecho que numerosas compañías hayan construido importantes posiciones de liquidez fuera del país (se habla de que podría representar más del 90% de la caja en balance) y que no pueden repatriar por las consecuencias a nivel fiscal. Precisamente este punto puede ser un punto de apoyo para asistir a un incremento de movimientos corporativos liderados por compañías estadounidenses si la propuesta de Obama se lleva a cabo. Ésta buscaría gravar con un 14% la caja que las firmas del país tengan en el extranjero para financiar el plan de gasto en infraestructuras domésticas así como un tipo impositivo del 19% para los beneficios futuros de las compañías estadounidenses en el exterior, lo cual ha levantado numerosas críticas como las vertidas por el consejero delegado de Pfizer.

Así pues, ¿qué podemos esperar en materias de fusiones y adquisiciones en los próximos trimestres? Si bien es cierto que se dan los condicionantes necesarios, es difícil conocer las decisiones que tomarán los equipos directivos en este sentido, máxime cuando las cotizaciones de los activos se han revalorizado significativamente, hecho que demuestra asimismo el descenso en las primas pagadas en las operaciones. Aún y así, lo que sí es cierto es que existe una clara predisposición. Según el último “Global Capital Confidence Barometer” de Ernst & Young, una encuesta bianual a más de 1.600 ejecutivos de 54 países, más de la mitad de los mismos indicaban que planean acometer compras el próximo año debido a la recuperación de los beneficios y la posición de caja, así como el incremento del optimismo sobre la evolución de los mercados.