Los precios del petróleo en 2017: la mirada puesta en la OPEP a medida que el mercado se reajusta

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TRIBUNA de Greg Sharenow, gestor de carteras de PIMCO. Comentario patrocinado por PIMCO.

Desde principios de este año, nuestras perspectivas sobre el petróleo para 2016 sugerían que los precios regresarían a los 50 dólares estadounidenses por barril (bbl), un nivel que, en nuestra opinión, contribuiría a estabilizar la producción en Estados Unidos - requisito previo para alcanzar incluso el crecimiento tendencial de la demanda. En la actualidad, los precios del petróleo fluctúan en torno a este nivel en el tramo corto de la curva a plazo, y se sitúan cerca de un 10% por encima dentro de un año. Y mientras los inversores esperan con atención el desenlace de la reunión de la OPEP que tendrá lugar el 30 de noviembre en Viena, echamos un vistazo al razonamiento que sustenta nuestras perspectivas sobre los precios en 2017 (entre los 50 y los 55 dólares estadounidenses).

En pocas palabras, anticipamos que el mercado proseguirá el proceso de reajuste del que hemos sido testigos este año, lo que debería seguir apuntalando unos precios superiores a la media durante 2016. No hemos modificado nuestras previsiones de producción para los miembros de la OPEP y Rusia, pese a sus intentos de coordinar la política en los últimos meses. Por diversas razones, no creemos que la producción real cambiará de manera significativa. De hecho, consideramos que los riesgos relacionados con la producción de la OPEP resultan simétricos a los de nuestro escenario central de 33,35 millones de barriles diarios (b/d) debido al posible retorno de Libia y Nigeria.

Nuestro marco

Nuestro marco de previsiones sobre los precios del petróleo tiene en consideración tanto el tramo largo de la curva a plazo, que depende del coste marginal al que la oferta debería poder crecer para satisfacer la demanda futura, como el tramo corto, que aplica o bien una prima o bien un descuento con respecto al tramo largo en función de si el mercado experimenta un superávit o un déficit. Al aunar estos factores, nuestras previsiones para 2017 representan en esencia un descuento a corto plazo con respecto al precio a largo plazo previsto.

Situamos nuestras proyecciones a largo plazo (de tres a cinco años) para los precios del petróleo entre los 57 dólares por barril y los 62 dólares por barril. Aunque no cabe duda de que la respuesta de los costes de los servicios para yacimientos petrolíferos a un incremento previsto de la inversión centrada en la energía se revela incierta, creemos que el mercado acabará por aceptar esta horquilla como una en la que la producción fuera de la OPEP se aceleraría hasta alcanzar un crecimiento tendencial de la demanda que ronda los 1,1 millones de barriles diarios.

En el tramo corto, creemos que el mercado del petróleo ha experimentado básicamente un reajuste, tal y como pone de manifiesto el final de casi dos años de persistente acumulación de inventarios a escala mundial. Si bien esto concede un cierto margen para que los precios suban de forma notoria en 2017, los inventarios siguen en cotas elevadas, y nuestra hipótesis central apunta a un descenso neto relativamente modesto de los inventarios durante los próximos 12 a 15 meses. Por consiguiente, los precios de contado seguirán mostrando un descuento con respecto de los precios a más largo plazo, aunque no alcanzarán los extremos observados a principios de este año.

La mirada puesta en la OPEP

Nuestra previsión central presupone un crecimiento de la demanda ligeramente superior a la tendencia de 1,2 millones de barriles diarios. Anticipamos un modesto crecimiento de la oferta en los países no pertenecientes a la OPEP (cuya lista encabezan Rusia, Kazajistán, Brasil y Canadá), así como una estabilización generalizada de los descensos de producción en los demás países fuera de la OPEP. En Estados Unidos, creemos que no será hasta unos cuantos trimestres más tarde que la producción primero se estabilizará en torno a los 8,5 millones de barriles diarios y luego crecerá.

En cuanto a los países de la OPEP, nuestro escenario central en la antesala de la reunión de Argelia sugería una caída estacional de la producción de la OPEP en el cuarto trimestre de este año y el primer trimestre de 2017 antes de volver a marcar nuevos máximos a mediados de 2017. En resumen, la producción de la OPEP debería experimentar un modesto repunte en 2017 en comparación con 2016, del orden de los 300.000 barriles diarios.

A pesar del claro giro de la OPEP hacia el fomento del encarecimiento del petróleo (en lugar del abaratamiento, como lo había hecho en el segundo trimestre de 2016), seguimos mostrando cautela a la hora de modificar nuestras perspectivas sobre producción. Ya han pasado casi siete años desde que la OPEP acordó establecer cuotas individuales para los países miembros, y un lustro desde que se anunciaron las directrices de producción a escala de la organización; esperamos un largo debate sobre unas bases adecuadas antes incluso de que miembros hablen de asignaciones, sobre todo habida cuenta de que la producción sigue aumentando desde la reunión de Argelia. Por consiguiente, siguen existiendo grandes obstáculos para alcanzar un acuerdo, así como para imponer y controlar la disciplina de los productores. Asimismo, la producción de Nigeria y Libia no está regida por ninguna autoridad central y sigue representando una incógnita.

Aun así, reconocemos que las futuras reuniones de la OPEP constituyen un foco de incertidumbre. Una desviación de la producción de la OPEP de 1 millón de barriles diarios con respecto de nuestra previsión central (+/- 500 barriles diarios) podría traer consigo que nuestra proyección sobre los precios fluctúe entre los 45 dólares por barril y los 60 dólares por barril, lo que incidiría de forma notoria en la forma de la curva a plazo (todo esto suponiendo que persista el crecimiento económico mundial y la estación invernal discurra con normalidad).

Se mire por donde se mire, el próximo año en los mercados petroleros será, cuando menos, interesante.