Los riesgos ASG que hay que vigilar a lo largo del año

Ophelie Mortier_noticia
Cedida por DPAM.

TRIBUNA de Ophélie Mortier, estratega de Inversión Responsable, DPAM. Comentario patrocinado por DPAM.

La inversión con criterios ASG ya no solo concierne a las empresas e inversores europeos, sino que se ha convertido en una prioridad global.  La tendencia y la regulación mundial apoyan la demanda de asignación de capital hacia soluciones más ecológicas y sostenibles. Por un lado, están las normas para regular las inversiones sostenibles. Por otro lado, están las diversas regulaciones de las dimensiones ASG para controlar la sostenibilidad a nivel corporativo.

Ahora queremos centrarnos en los riesgos que hay que vigilar para cada una de sus dimensiones:

1. Medioambiente: Durante 2021, el clima seguirá siendo la prioridad de la agenda pública

Veamos cual es el compromiso de las principales regiones, o al menos de las más contaminantes: Estados Unidos, Europa y China. Todos ellos se comprometen a la neutralidad de las emisiones de carbono para 2050 (Europa y Estados Unidos) y 2060 (China). A ellos se suman Corea del Sur, Japón, Colombia y Sudáfrica. Como resultado, dos tercios de la economía mundial y más del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero pretenden tener cero emisiones netas en los próximos 30 años.

Hay tres opciones principales para lograr esta neutralidad: reducir el consumo de energía, reducir las emisiones seleccionando fuentes de producción más ecológicas y aumentar los programas de extracción y almacenamiento de carbono.

Para lograr este objetivo de neutralidad, el cambio climático debe considerarse una inversión con propósito, y los mercados adoptar un crecimiento impulsado por la inversión verde. Esto podría requerir un cambio total de paradigma y una nueva definición del concepto de crecimiento, lo que tendría un importante impacto en el actual funcionamiento del mercado, que requiere muchos recursos.  

En concreto, habrá que tener en cuenta las huellas de los recursos energéticos, de transporte, de construcción, agrícolas y del sistema alimentario. Además, como algunas emisiones de gases de efecto invernadero son inevitables, la aplicación de la teoría de las cero emisiones netas requerirá medidas provisionales y un programa de compensación creíble.

Los programas y enfoques de extracción y almacenamiento de carbono (CAC) siguen siendo tan limitados y lentos que un precio creíble del carbono aparece, para algunos, como una solución válida para avanzar. La cuestión de la fiscalidad y de los eventuales impuestos de ajuste transfronterizo basados en los costes externos, será cada vez más relevante.

Los dos primeros objetivos de la taxonomía de la UE, la mitigación y la adaptación al cambio climático, requerirán una gran cantidad de inversiones en I+D, innovación, infraestructuras con bajas emisiones de carbono y nuevas tecnologías. Es importante anticiparse a los futuros objetivos medioambientales de la próxima taxonomía de la UE, es decir, la contaminación, el cambio de uso del suelo y la biodiversidad.

2. Social: la llegada de las vacunas supone un reto para el mundo

En el ámbito social, la crisis del COVID-19 ha exacerbado la desigualdad mundial. Los efectos de su propagación y una transición justa y equitativa será una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. El virus ha incrementado el desempleo, ha aumentado los niveles de pobreza y ha intensificado la desigualdad. Esto podría afectar a la estabilidad política y aumentar el riesgo geopolítico, el cual suponía ya un riesgo importante en la última década.

La Comisión Europea está intentando regular más todo lo relacionado con los derechos humanos y la responsabilidad de las empresas para fomentar la vigilancia de la cadena de suministro. Desde el inicio de la investigación de los criterios ASG, esta ha sido una de sus principales preocupaciones. El virus podría haber desviado el debate.

Por un lado, hay un cambio de paradigma de las empresas y sus proveedores, con cierta reubicación de la oferta. Por otro lado, la crisis ha acelerado el crecimiento de los incentivos para la automatización rápida. Esto supondrá un reto social significativo que asimilar: es importante tener en cuenta que, si la velocidad de adopción de la tecnología superara a la del crecimiento económico, el impacto social será generalmente negativo, dando lugar al desempleo y al bajo desarrollo económico.

3. Gobernanza: de la superioridad del accionista al capitalismo de los stakeholders

La crisis sanitaria ha reforzado la transición desde la primacía del accionista hacia un sistema de capitalismo de los stakeholders, donde las compañías están orientadas a servir los intereses de todas las partes interesadas (proveedores, empleados, comunidades locales, accionistas y clientes). Esta será claramente una tendencia estructural disruptiva en los próximos años. El antiguo lema de la reducción de costes y la maximización de los beneficios está siendo sustituido por cuestiones globales de ASG como resultado de la crisis sanitaria y el impacto de los confinamientos.

Esta búsqueda de la optimización de los beneficios para los accionistas también está en el punto de mira de la Comisión Europea. Su objetivo es luchar contra las presiones de los mercados a corto plazo, que son perjudiciales para la sostenibilidad de las empresas.

Con ello, la Comisión Europea estudia detenidamente la opción de una normativa jurídicamente vinculante sobre la sostenibilidad del gobierno corporativo. Esto incluye el papel y las responsabilidades de los consejeros delegados. De hecho, la Comisión Europea podría adoptar una normativa sobre el derecho de sociedades y los deberes de los Consejos de Administración para fomentar la gobernanza empresarial sostenible. La relación entre la prioridad de los accionistas, el cortoplacismo y la insostenibilidad medioambiental ya se ha establecido.

La Comisión Europea podría verse tentada a aclarar el concepto de intereses de los stakeholders, aún no contemplado en los diferentes códigos de gobierno corporativo. En su última encuesta, consideran que los directores de los Consejos de Administración son responsables de la identificación y mitigación de los factores que influyen en la vida a largo plazo de las empresas.