Megatrends: La población envejece y la fertilidad desciende

Inigo_Bilbao_Goyoaga_05_2016
Iñigo Bilbao

El envejecimiento de la población y la baja fertilidad son una tendencia global. A veces en Europa creemos que solo nos pasa a nosotros, pero la realidad es que se trata de una tendencia que afecta a todo el globo, aunque la velocidad de las tendencias y las cifras lógicamente son distintas en cada uno de los cinco continentes.

Desde el final de los años 60 cuando comenzó a terminar el baby boom, las tasas de natalidad están en descenso y el número de personas dependientes, es decir jóvenes de menos de 24 años y los mayores de 65 años va creciendo.

Esta megatendencia que los anglosajones llaman Demographics va a afectar a la producción, al crecimiento y en definitiva a la economía. Hay cinco mitos sobre esta tendencia: primero, la gente mayor consume menos; segundo, una sociedad más envejecida es deflacionista; tercero, la población más envejecida participa menos en el mercado laboral; cuarto, la población laboral más envejecida produce menos; y quinto, una población laboral más envejecida se va a traducir en menor rentabilidad en los activos invertidos.

Muchos economistas están estudiando si estos mitos son correctos (comenzaron a extenderse por el caso japonés) y están llegando a conclusiones y descubrimientos muy interesantes. Aunque nadie puede negar que cómo esté formado el mapa de la población debe afectar a la economía, los investigadores cuando profundizan están encontrando que esos cinco mitos no son como nos los habían contado.

La estructura de la población tiene mucho impacto en los factores como la población (que incluye a todos los miembros de una sociedad sean dependientes o no) y en la participación (aquellos miembros de la sociedad en edad laboral y productiva) siendo ambos factores menores en su impacto sobre el PIB (Producto Interior Bruto), mientras que el impacto en el factor más importante del PIB, la productividad, es bastante menor del que pudiera parecer.

El hecho de que aumente el número de personas dependientes (de menos de 24 años y de más de 65 años), no necesariamente debe afectar al crecimiento global dado que los cambios tecnológicos, la inteligencia artificial y la era digital están cambiando la forma en la que hoy en día producimos y produciremos nuestro crecimiento económico que sí que es cierto que hasta hace poco era muy intensivo en mano de obra. De hecho, la conclusión a la que están llegando los expertos es que el impacto es neutral o solo ligeramente negativo.

Es por ello que los cinco mitos que os he comentado sobre el envejecimiento poblacional se están transformado de la siguiente forma: primero, el consumo no desciende con la edad, sino que evoluciona y se consumen servicios diferentes sin casi descender el nivel de consumo; segundo, el paso de la población de consumidora a ahorradora con la edad no es necesariamente deflacionario; tercero, la población de más edad va a continuar participando en el mercado laboral más tiempo del que se estimaba (+65 años); cuarto, habiendo una demanda interna estable y con la tecnología que tendremos a nuestro alcance, no necesariamente hará que la población más envejecida produzca menos; y quinto, no hay una relación clara entre una población laboral más envejecida y una menor rentabilidad de las inversiones realizadas (teniendo en cuenta los cambios tecnológicos que estamos viviendo).

Podemos por lo tanto concluir que la evolución demográfica que estamos viviendo, dirigiéndose inequívocamente hacia una población más envejecida y de menos fertilidad, tendrá por sí misma un impacto neutral o casi negativo en el crecimiento del PIB global. Es por lo tanto importante estudiar esta megatendencia junto con otras que se están produciendo en la sociedad, y dirigir nuestras inversiones hacia hábitos de una población que cambia sus consumos con la edad.