Necesidades del ahorrador español: Es la hora de tomar el control del ahorro

Sergio_Miguez
Cedida

Tradicionalmente, el ahorrador español ha marcado ciertas diferencias con respecto a otros países de nuestro entorno (y también con aquellos más avanzados, como sería el caso de EE.UU.) por la dualidad de sus preferencias. Por un lado está su preferencia por la adquisición de una vivienda, y entre los activos financieros, sigue siendo destacable su elevada asignación a los depósitos bancarios. Además, nuestro ahorrador medio tiene, en general, un horizonte temporal más cortoplacista y tiende a buscar la máxima seguridad como premisa esencial.

El incremento de la esperanza de vida, unido a una pirámide poblacional desfavorable y, en el caso particular de España, la compleja situación del mercado laboral unida a una gran dependencia del sistema público de pensiones, hacen más necesario que nunca el potenciar posibles alternativas de ahorro privado. Pero la pregunta es ¿cómo hacerlo y hacia qué instrumentos?

El horizonte temporal es una de las variables básicas a la hora de llevar a cabo una inversión. Se puede asegurar que, tanto el horizonte temporal como el nivel de riesgo que se asume, determinan en buena medida la rentabilidad que se vaya a obtener. En efecto, cuanto mayor sea el horizonte temporal mayor será la rentabilidad esperada, al igual que, a mayor nivel de riesgo, la rentabilidad también debiera ser más alta.

Las inversiones debidamente planteadas a largo plazo tienen menores probabilidades de pérdida que las que se realizan a corto plazo. Es por ello que, en la medida de lo posible, se debe fomentar un cambio de mentalidad hacia una cultura de inversión a más largo plazo. En ello están de acuerdo las gestoras BBVA Asset Management, J.P. Morgan AM, M&G Investments, Mirabaud y Schroders, que están realizando junto al IEB – Inversión un roadshow por la geografía española presentando el informe “Nueva hoja de ruta para el Ahorro: Retos y Propuestas”.

La inversión debe ser considerada como un proceso por el que los ahorradores buscan alcanzar, con la adecuada guía de asesores y planificadores financieros, unos objetivos concretos (de jubilación, educación de los hijos, cobertura de imprevistos, etc.). Es habitual relacionar el horizonte temporal y el nivel de riesgo con la edad del inversor, (a mayor juventud más riesgo asumible y viceversa), y sin embargo, la clave radica en el plazo necesario para la consecución de esos objetivos vitales. Los manuales nos recomiendan la progresiva reducción del riesgo en la medida en que nos aproximamos a la edad de jubilación. Esta lógica puede estar obviando la realidad actual de una expectativa de vida cada vez más extensa, en ocasiones de hasta 20 años, o incluso más desde el momento de la jubilación. Por tanto, la clave radicaría primordialmente en los objetivos que cada inversor pretenda alcanzar.

En este sentido, para llevar a cabo con éxito el proceso de inversión, se debe tender a buscar  “soluciones” de inversión, y no tanto “productos” de inversión. Todo ello es consecuencia de un análisis profundo de factores básicos como serían la situación patrimonial previa, generación esperada de rentas e ingresos, fiscalidad, necesidad de una liquidez de emergencia, etc. Una vez analizado todo lo anterior, ya se estará en condiciones de entrar en el análisis pormenorizado de aquellos productos o vehículos más adecuados para canalizar la inversión.

La alternativa de una cartera de fondos como solución de inversión

La inversión directa probablemente no ayudará al inversor medio a manejarse con facilidad y eficiencia en este entorno de mercados no exento de volatilidad y grandes incertidumbres. En nuestra visión de largo alcance pueden encajar múltiples alternativas válidas de inversión (desde seguros de ahorro, unit-linked, PIAS, planes de pensiones, etc.), pero sin duda serán las instituciones de inversión colectiva (IIC), y en concreto los fondos de inversión, una posible vía para facilitar el acceso a una cartera diversificada de activos.

El modelo de gestión al que se hallan sujetos los fondos de inversión los convierte en vehículos propicios para conseguir esta diversificación, es decir, la propia normativa de coeficientes de inversión los convierte en instrumentos de mayor seguridad frente a otras alternativas del mercado. Por otra parte, la favorable tributación de los fondos para las personas físicas, que posibilita el traspaso de posiciones existentes de unos vehículos a otros sin impacto fiscal hasta el reembolso final de la posición, hace que los fondos de inversión puedan ser considerados como un vehículo eficiente, tanto financiera, como fiscalmente para el ahorrador.

Entre los fondos más populares en la actualidad se encuentran los fondos “multiactivos”, probablemente una de las mejores formas de optimizar los retornos y, a la vez, controlar el riesgo, mediante una asignación diversificada (e idealmente flexible) entre diferentes clases de activos, todo ello en un entorno cada vez más complejo para la inversión en renta fija.

Otra modalidad de fondos (compatible con la anterior) que, de forma paulatina, ha conseguido hacerse un hueco entre las preferencias de los inversores europeos ha sido la de los fondos de rentas. La obtención de rentas periódicas y sostenibles se ha convertido en una preocupación esencial para muchos inversores. Esto se demuestra por el hecho de que, de los diez fondos más vendidos el año pasado en Europa, la mitad llevaba colgada la etiqueta de fondo de “renta” (income).

También puede ser interesante explorar la categoría conocida como fondos de “retorno absoluto”, en la que se encuadran múltiples estrategias de gestión no tradicionales, que aportarán beneficios por diversificación a la cartera dada su menor correlación esperada con el resto de activos.

En definitiva, la situación actual nos obliga, cada vez más, a tomar el control de nuestro ahorro, y para ello debemos contar con la mejor guía profesional de asesores financieros que nos ayuden a navegar en estas aguas turbulentas y, además llegar a buen puerto en la consecución de los objetivos financieros que nos fijemos.