No piense en problemas, piense en soluciones (parte 1)

Firma: cedidas (Robeco).

TRIBUNA de Lucian Peppelenbos, estratega sobre el Clima, y Ana Claver, directora general para Iberia, Latam y US Offshore, Robeco. Comentario patrocinado por Robeco.

Robeco empezó a ofrecer a sus clientes inversiones sostenibles mucho antes de que el cambio climático fuese un motivo de preocupación global. Hoy en día seguimos a la vanguardia de las soluciones climáticas, ofreciendo fondos a medida y estrategias temáticas centradas en los efectos a largo plazo del calentamiento global.

Por ejemplo, un 71 % de los inversores considera muy positivos los sistemas de almacenamiento de energía. Durante los recientes confinamientos, se produjo un desfase entre la demanda y el suministro (menor demanda de energía y elevado suministro de renovables), lo que aumentó el interés de aquellos por los sistemas de almacenamiento energético.

También, el 67 % de los inversores considera que la silvicultura constituye una oportunidad significativa. La silvicultura, reconocida en el Acuerdo de París como parte esencial para abordar el cambio climático, es un factor cada vez más relevante para los inversores que desean combinar rendimientos a largo plazo sostenibles con beneficios sociales y medioambientales. Igualmente, un 64 % de los inversores muestra interés en las oportunidades de la energía eólica. Las fuentes de energía renovables y las redes y distribución de energía también son vistas como oportunidades interesantes por muchos inversores, junto con la eficiencia energética. Las energías eólica y solar obtienen las mayores puntuaciones.

Desinversión: la medida rápida, no una solución

Los inversores tienen que descarbonizar sus carteras para cumplir los compromisos de cero emisiones netas, y muchos han empezado con la eliminación de los productores de carbón térmico de sus carteras. Pero esa no es la única respuesta al cambio climático.

La desinversión supone una medida rápida, ya que vender una posición en una empresa con un elevado nivel en carbono saca inmediatamente su huella de carbono de la cartera. Sin embargo, esto no supone la respuesta para el reto aun mayor: descarbonizar la actividad económica subyacente de la empresa en cuestión. Además, la desinversión solo transfiere el problema de un inversor a otro. Muchos de los activos de combustibles fósiles que se eliminan o excluyen los compra otro inversor, que a menudo los saca de bolsa y los excluye del escrutinio público. Podemos descarbonizar una cartera financiera, pero no es lo mismo descarbonizar el mundo real. Y, al final, lo que cuenta es el mundo real.

Reducir las huellas de carbono de nuestras carteras con la desinversión solo significa que el carbono acaba en la cartera de otro inversor, y que el mundo real se queda como estaba. Por eso es importante interactuar con estas empresas, para que la descarbonización se incorpore de forma real a sus estrategias de negocio. La descarbonización tiene que ser parte de la forma en que las empresas se plantean la generación de valor a largo plazo. En eso radica la auténtica esencia de la descarbonización: en que haya un nuevo modelo de negocio basado en una economía baja en carbono.

Ahogado en residuos: el salvavidas, las soluciones circulares

El actual modelo lineal de ‘coger, hacer, utilizar y desechar’ está destruyendo el planeta. La economía circular empieza donde concluye el modelo lineal, volviendo a integrar la producción desechada en el ciclo productivo. En lugar de extraer más recursos y utilizarlos como insumos de producción, las soluciones circulares se centran en reciclar, reparar y reutilizar materiales existentes. En la economía circular, el valor se rescata y reutiliza en lugar de ser destruido. Nuestras estrategias de economía circular y smart materials invierten en empresas situadas en la confluencia entre sostenibilidad y tecnología, que crean soluciones innovadoras para ayudar a equilibrar la utilización de recursos y el crecimiento económico.

En la economía mundial, es difícil eludir los efectos perjudiciales de las cadenas de suministro lineales. El exceso de residuos, acumulados en vertederos, ensuciando litorales y atrapados en aire contaminado, es prueba visible del paradigma ‘coger, hacer, utilizar y desechar’ alentado por las empresas y devorado por los consumidores.

Pero el exceso de producción es solo una parte del problema, la incesante extracción de recursos naturales para usarlos como insumos de producción también constituye una grave amenaza ambiental. Los principios de la economía circular ayudan a potenciar cada eslabón de la cadena de suministro al objeto de reducir la utilización de recursos y maximizar todo el potencial de los insumos.

Diseño de insumos ecológicos

Rediseñar los insumos consiste en reducir residuos en las etapas iniciales de la cadena de suministro, sustituyendo recursos escasos por otros renovables e insumos contaminantes por alternativas más limpias.  Un claro ejemplo lo constituye el empleo de plástico virgen en el envasado de productos. La materia prima plástica es barata de conseguir y fabricar, pero con un coste terrible para el medio ambiente. En las últimas décadas, se han producido miles de millones de toneladas métricas, utilizadas rápidamente en su gran mayoría (91 %) antes de ser desechadas.

Todos los años se entierran millones de toneladas en plantas de residuos o se arrojan a vertederos o al mar, con devastadoras consecuencias medioambientales. La incineración del plástico genera significativas emisiones de gases con efecto invernadero y la basura plástica en los océanos estrangula la fauna marina, perjudica los hábitos acuáticos y amenaza la biodiversidad.

Pero hay disponibles soluciones circulares. Los insumos renovables incorporan al envasado materiales biológicos, como fibras de plantas, aceite de algas y proteínas complejas, que reducen la necesidad de materia prima plástica.

Se están utilizando alternativas renovables y sustitutivos con mayor eficiencia energética no solo en el envasado plástico para el consumo, sino en otros productos de otros sectores industriales.  Por ejemplo, en el sector industrial, la fibra de carbono ligera puede sustituir al acero pesado en vehículos y maquinaria para reducir el consumo de combustible. Además, los bioplásticos se utilizan en la construcción para alargar la duración de los materiales de construcción, sin perder su carácter ecológico. En la agricultura, los productos agrícolas biológicos sustituyen a los abonos químicos para proteger y nutrir a las plantas de una forma natural y no artificial.

Reparar y reutilizar

Ampliar la vida útil de los productos es otro aspecto clave de la economía circular. La aplicación de conceptos del diseño modular puede ser útil en este sentido. Los productos de diseño modular pueden desmontarse fácilmente, lo que permite sustituir o renovar las partes gastadas. Además, para reducir los residuos plásticos, también es importante un servicio integral de reparación que mantenga los productos en buen estado y con un funcionamiento óptimo.

Inevitablemente, los productos acaban gastándose, con lo que en un modelo lineal acababan en el montón de la basura. Sin embargo, las soluciones de la economía circular reintegran al ciclo productivo los productos caducados gracias al ingenio y la tecnología. Las empresas centradas en sistemas de reciclado y gestión de final de vida útil recuperan el valor incorporado en los productos desechados para su reutilización como insumos en el ciclo de producción de nuevos productos o servicios.

Aprovechar la economía digital

Transformar las cadenas de suministro tradicionales supone una tarea hercúlea que no sería posible sin un importante impulso tecnológico. Pero el alcance, velocidad y tamaño de las plataformas de comercio digital están abriendo nuevas posibilidades para aplicar los principios de la economía circular en fases posteriores de la cadena de suministro. El éxito de la economía colaborativa, que permite que consumidores y proveedores colaboren y consuman conjuntamente sus activos existentes (como coches, conductores, habitaciones y oficinas), demuestra el poder conjunto de la tecnología y los principios circulares.

Pero los principios del uso compartido también están alcanzando etapas anteriores de la cadena de valor, lo que ayuda a incrementar la colaboración y a reducir las ineficiencias en las fases de diseño, producción, utilización y reciclaje. Actualmente, las actividades de fabricación y producción están plagadas de procesos inflexibles, mecánicos y físicos. La robótica, la automatización y el software son modulares y muy adaptables, y se pueden reprogramar para responder a las cambiantes necesidades empresariales.

Además, las tecnologías de realidad aumentada (AR), el Internet de las Cosas (IoT) y la nube conectan los sensores de las fábricas con interfaces de dispositivos remotos que proporcionan valiosa información y una conexión fluida entre diseñadores, fabricantes, proveedores e incluso clientes. El resultado es una mejora en el diseño de productos, mayor calidad, menos costes, aceleración de la producción y más facilidad en la gestión de la recogida, el reciclaje y el fin del ciclo de vida de los residuos.

Nuestras estrategias de economía circular y smart materials invierten en tecnologías que eliminan las ineficiencias y los residuos en las cadenas de suministro, y preservan los recursos para las generaciones futuras. Los inversores que participan no solo tienen acceso a iniciativas de crecimiento sostenible a largo plazo, también ayudan a prolongar la vida de un planeta que necesita ser rescatado.