No piense en problemas, piense en soluciones (parte 2)

Firma: cedidas (Robeco).

TRIBUNA de Lucian Peppelenbos, estratega sobre el Clima, y Ana Claver, directora general para Iberia, Latam y US Offshore, Robeco. Comentario patrocinado por Robeco.

Desde el campo de cultivo a la mesa, la agricultura inteligente utiliza tecnología para optimizar los recursos, mejorar los rendimientos, reducir los residuos, conservar la biodiversidad y aumentar la seguridad de los alimentos en toda la cadena de valor alimentaria. Nuestras estrategias Sustainable Water y Circular Economy invierten en empresas centradas en aplicar avances tecnológicos específicos para afrontar la escasez de recursos hídricos, así como técnicas agrícolas inteligentes para la gestión del suelo y las cosechas.

Más personas, menos tierras, menos agua

La ONU ha estimado que, para 2050, la población mundial sumará cerca de 9.700 millones de personas. Eso significa más de 65 millones de bocas adicionales que alimentar cada año, con la consiguiente presión sobre los sectores agrícola y alimentario para aumentar la producción y mantener la disponibilidad de alimentos. Además, el crecimiento exponencial de ciudades y población conlleva que la tierra sea cada vez más escasa. El número de mega ciudades (definidas como aquellas con más de 10 millones de habitantes) aumenta en todo el mundo, sobre todo en los mercados en vías de desarrollo.

El planeta crece, pero los recursos disminuyen

La tierra no es el único recurso esencial escaso.  El auge de la población también conlleva el de su consumo de agua. La demanda mundial de agua ya supera al suministro, y dos mil millones de personas viven en zonas con grave escasez de agua. El uso de agua está dominado por el sector agrícola, ya que el agua empleada para producir alimentos es mucho mayor que la utilizada para el consumo personal. Valga como ejemplo que solo para producir una manzana son necesarios 70 litros de agua.

En todo el mundo, los hábitos alimentarios están cambiando, pasando de productos básicos como raíces, tubérculos y cereales, a proteínas animales como la carne y los productos lácteos, que necesitan unos insumos de agua mucho mayores y otros recursos. Aunque algunos de estos cambios son saludables y deseables, también utilizan muchos recursos y son caros, tensionando más el suministro de agua.  Por ejemplo, para producir un kilogramo de carne de ternera se necesitan 15.000 litros de agua.

Retos medioambientales

Para potenciar al máximo el rendimiento de las cosechas, la agricultura industrial ha recurrido a los abonos sintéticos, herbicidas y pesticidas para estimular y proteger el crecimiento de las plantas. Sin embargo, aunque a corto plazo sirve para aumentar los rendimientos, también tienen catastróficos efectos a largo plazo en los ecosistemas y terrenos circundantes. El exceso de productos químicos se filtra en los acuíferos naturales y se vierte en arroyos, ríos, lagos y estanques, acabando con las especies vegetales y fauna autóctonas.

Además, los cultivos y la agricultura son extremadamente vulnerables a los efectos perjudiciales del calentamiento global. En algunas regiones, los cultivos se pierden por culpa de las inundaciones y el exceso de precipitaciones, mientras que en otras se resienten de las olas de calor y las sequías. Los agricultores tienen que adaptarse a un ritmo acelerado para evitar daños a los cultivos y perder las cosechas. Al mismo tiempo, para alimentar el mundo sin dañar al planeta, los agricultores tienen que optimizar recursos y diseñar prácticas agrícolas inteligentes con el clima para lograr una agricultura productiva y resiliente.

Aumentar el suministro, proteger la calidad

Asegurar el suministro de agua es esencial para la productividad agrícola. Nuestra estrategia Sustainable Water invierte en empresas que ofrecen soluciones para maximizar los recursos hídricos en todo el ciclo de extracción y reutilización del agua. En zona de escasez de agua, las empresas que componen la cartera de la estrategia están desarrollando métodos para asegurarse agua del entorno circundante. Muchos países sin acceso al mar están invirtiendo en tecnologías para recoger y depurar el agua de lluvia. En el otro extremo, los países áridos con acceso al mar invierten en plantas desalinizadoras. La purificación de aguas residuales mediante membranas de micro filtrado y los rayos ultravioletas también son tecnologías efectivas para ayudar a las regiones con déficits crónicos de agua.

Para transportar agua a los campos y granjas son necesarias redes eficientes de bombas, tuberías, válvulas y sistemas de irrigación. Gracias a la digitalización, estas redes y sistemas están equipados con sensores que detectan rápidamente fugas y roturas, controlan los niveles de humedad del suelo y adaptan la dosis de agua a las necesidades del suelo. Asimismo, los avances en el tratamiento y análisis del agua sirven para identificar y extraer productos químicos, abonos y contaminantes de las aguas residuales y de escorrentía, de forma que pueda ser devuelta al medio ambiente con seguridad o reciclada en el sistema.

Por último, la importancia del agua va más allá de la hidratación y la nutrición de los cultivos. Mejorar la retención de agua del suelo ayuda a restaurar la materia orgánica y reducir la erosión, lo que se traduce en unos cultivos más nutritivos y un ganado más saludable.

De la planta al plato

Garantizar suministros de agua seguros no es el único enfoque de la agricultura sostenible. Nuestra estrategia Circular Economy invierte en soluciones que aumentan la eficiencia en los sistemas agrícola y alimenticio: de la planta al plato. La atención que la agricultura inteligente pone en la protección del suelo y la vegetación hace que sea un ámbito maduro para la aplicación de los principios de circularidad. La tecnología GPS ya se utiliza ampliamente para guiar tractores y cosechadoras, reduciendo los costes y emisiones de CO2 asociados a la utilización de la maquinaria agrícola.

Además, mediante inteligencia artificial y aprendizaje automático, los equipos agrícolas pueden aprender a detectar las malas hierbas en los cultivos y a aplicar automáticamente productos fitosanitarios con una precisión y exactitud sin precedentes. Como resultado de ello, la cantidad de productos químicos necesarios se puede reducir en hasta un 90 %, protegiendo significativamente la biodiversidad sin comprometer el rendimiento de los cultivos.

El crecimiento de la población, la escasez de recursos y el cambio climático están presionando al sector agrícola, y sobre el medio ambiente. Nuestras estrategias Sustainable Water y Circular Economy ayudan a abordar estos retos al facilitar soluciones que no solo son efectivas y eficientes para los cultivos y el ganado, sino que también benefician al conjunto de la vida en el planeta. Los inversores que participan no solo tienen acceso a iniciativas de crecimiento sostenible a largo plazo, también ayudan a prolongar la vida de un planeta que necesita ser rescatado.