Chris Hogbin, global head of Investments, expone las perspectivas macroeconómicas y visión de mercado de su casa para el próximo año. Comentario patrocinado por AllianceBernstein.
TRIBUNA de Chris Hogbin, global head of Investments, AB. Comentario patrocinado por AllianceBernstein.
A punto de que comience 2025, los inversores deben lidiar con un conjunto de retos de múltiples dimensiones. La trayectoria de la inflación, los tipos de interés y el crecimiento macroeconómico penden de un hilo en un momento de fuerte incertidumbre geopolítica. Sin embargo, hay momentos de la historia macroeconómica y política que también pueden crear oportunidades excepcionales para los inversores activos.
Son tiempos inquietantes para los mercados mundiales. Todas las miradas están puestas en la próxima administración del presidente electo de Estados Unidos Donald Trump, que probablemente podrá en marcha políticas transformadoras en diversos ámbitos con posibles efectos macro y microeconómicos en todos los sectores, empresas y países. Los cambios tardan tiempo en producirse, y las promesas de campaña no siempre se traducen claramente en políticas, pero los inversores no pueden esperar a que el panorama se aclare para prepararse. Nuestros equipos están trazando los contornos de las grandes cuestiones que podrían definir una nueva era para las carteras de renta fija, renta variable e inversiones alternativas.
Renta fija: próxima caída de los yields
Después de haber logrado reducir la inflación evitando a su vez un aterrizaje brusco de la economía, la mayoría de los bancos centrales de los mercados desarrollados están ya aplicando políticas expansivas. Las economías europeas, que siguen teniendo dificultades para regresar a un escenario de crecimiento robusto tras la pandemia, son las más vulnerables a un shock externo que podría arrastrar a la región hacia la recesión. Los retos actuales, tanto estructurales como geopolíticos, pueden agravarse con las nuevas incertidumbres, entre ellas las elecciones anticipadas en Alemania y las políticas de la nueva administración estadounidense. Creemos que estos retos podrían resultar en unas bajadas de los tipos de interés más intensas, y mayor caída de los yields, de lo que prevé actualmente el mercado.
Por otra parte, en lo que respecta a Estados Unidos, creemos que las políticas del presidente electo Donald Trump podrían propiciar un crecimiento nominal y una inflación más elevados en el país, así como resultar en menos rebajas de tipos de lo que anteriormente preveía la Reserva Federal. De hecho, en las semanas próximas a las elecciones en Estados Unidos, los yields de los bonos estadounidenses se dispararon. Hasta que se despejen las dudas en torno a los aranceles, los impuestos y otras políticas de la administración entrante, es probable que las especulaciones y la volatilidad de los tipos continúen a corto plazo.
Sin embargo, no creemos que el aumento de la volatilidad y el cambio de rumbo de los yields sea un inconveniente para los inversores, sino más bien una oportunidad. Los yields están actualmente cerca de máximos cíclicos. Si nos atenemos a la experiencia histórica, cuando los bancos centrales aplican políticas expansivas se produce un descenso de los yields. Por tanto, creemos probable que el precio de los bonos suba conforme caen los yields en los próximos dos o tres años.
Teniendo en cuenta la cantidad de dinero que sigue a la espera de ser invertido, la demanda de bonos podría ser extraordinariamente sólida. Además, dado que la Fed ha ido reduciendo los tipos desde septiembre, el rendimiento del efectivo es ahora inferior, hasta el punto de que prácticamente se ha eliminado su ventaja frente a los bonos. Creemos que, en este entorno, los inversores deberían plantearse ampliar la duración para adquirir exposición a los tipos de interés.
Contextos cambiantes y evolución de las curvas de tipos
Los inversores también pueden aprovechar la positivización de las curvas de tipos en todo el mundo posicionándose de forma adecuada en ellas. Aunque las curvas ya han comenzado a positivizarse, vemos margen para que el proceso continúe a medida que los bancos centrales sigan bajando los tipos, todo ello mientras los yields de la deuda a más largo plazo se mantienen en niveles altos por la preocupación en torno al endeudamiento de los países.
Por ejemplo, en Estados Unidos prevemos que la pendiente entre los bonos a 5 y 30 años sea la que más aumente. Tradicionalmente, cuando la Fed bajaba los tipos, este tramo de la curva experimentada una intensa positivización, en parte por los contextos recesivos. Esta vez, la pendiente se ha positivizado, pero todavía está por debajo de las medias históricas (Gráfico). Aunque no lleguemos a los niveles de épocas pasadas, prevemos una mayor positivización de ahora en adelante. En Europa, la pendiente entre los bonos a 2 y 10 años podría ser la que más se positivice.
El crédito también tiene un papel importante
Evidentemente, la deuda pública de mercados desarrollados solo es una parte del mercado global de bonos, y creemos que tanto la deuda pública como los sectores de crédito tienen ahora un papel importante en las carteras. Aunque los diferenciales de crédito son estrechos desde una perspectiva histórica , los fundamentales de esta clase de activos siguen siendo sólidos, por lo que seguimos teniendo un optimismo cauto. Las condiciones exigen una gestión activa y una selección de valores cuidadosa.
Los cambios en la política no afectarán por igual a todos los sectores y empresas. Por ejemplo, es probable que se reduzca la regulación de los sectores de energía y financiero. Por el contrario, los sectores que dependen de las importaciones, como el comercio minorista, podrían acusar problemas. En general, prevemos que los emisores de deuda con grado de inversión que gocen de una situación financiera muy sólida aguantarán relativamente bien las presiones arancelarias.
Los emisores de deuda high yield también tienen unos fundamentales sólidos en general y experimentan una fuerte demanda. No obstante, los valores con calificación CCC representan el grueso de los impagos. Por tanto, resulta sensato evitar esos bonos cuando las condiciones económicas empeoran.
Renta variable: rentabilidades reales, entorno de cambio constante
Al igual que con la renta fija, prevemos que se mantenga la volatilidad en el mercado de renta variable hasta que se despejen las dudas sobre las políticas de la administración Trump. No obstante, los inversores en renta variable pueden prepararse para el cambio basándose en dos principios claros.
En primer lugar, dado es probable que las nuevas políticas estadounidenses terminen generando mayor inflación, creemos que la renta variable seguirá siendo esencial para generar rentabilidades superiores a la tasa de inflación. Nuestro análisis sugiere que la renta variable ha ofrecido rentabilidades reales sólidas en entornos de inflación diversos durante más de un siglo.
En segundo lugar, creemos que la mejor forma que tienen los inversores de gestionar los cambios en las políticas es seguir centrados en los fundamentales de las empresas y en los negocios de calidad. El análisis bottom-up para determinar la exposición de las empresas a un posible cambio top-down puede ayudar a distinguir los negocios que están en riesgo de aquellos que probablemente se beneficien de las nuevas dinámicas políticas.
Acciones estadounidenses: evaluar las consecuencias de las políticas requiere un enfoque activo
Existe un amplio consenso en cuanto a que la renta variable estadounidense se beneficiará de las políticas de la administración Trump. De hecho, la bajada de impuestos y la imposición de aranceles a rivales internacionales deberían incrementar las ventajas de las empresas del país norteamericano.
Sin embargo, puede que no sea fácil diferenciar entre ganadores y perdedores. Por ejemplo, la posible continuidad de unos impuestos de sociedades en niveles bajos y los nuevos recortes de impuestos que podrían decretarse no afectarán de la misma manera a todas las empresas. Creemos que los impuestos bajos permiten a las empresas de mayor calidad reforzar sus ventajas competitivas, ya que favorecen un crecimiento de los beneficios y crean potencial de rentabilidad a largo plazo.
Además, las promesas de campaña de reducir los subsidios podrían no ser fáciles de cumplir. Algunos incentivos a las energías renovables han contribuido a la creación de empleo en los estados republicanos, por lo que determinadas empresas de este sector que se considerarían vulnerables podrían en realidad convertirse en oportunidades si finalmente no se recortan los subsidios.
Los cambios en la regulación (y la posible desregulación) deberán analizarse de manera específica para cada sector y los resultados serán diversos. La desregulación podría resultar beneficiosa para una amplia variedad de empresas, ya que podría eliminar los obstáculos para algunas acciones tecnológicas de megacapitalización. También daría un impulso a los principales bancos estadounidenses al favorecer la actividad de fusiones y adquisiciones. Creemos que la exposición diversificada a acciones de un conjunto más amplio de empresas de Estados Unidos podría aprovechar el potencial de beneficios y rentabilidad que puede realizarse en los próximos años.
Las guerras comerciales y los aranceles podrían ampliar la variedad de posibles resultados para las empresas y los inversores. En caso de aplicarse, los nuevos aranceles supondrían un incentivo para que las empresas estadounidenses con operaciones en el extranjero trasladen la producción a Estados Unidos. Sin embargo, los efectos no siempre serán obvios: los fabricantes estadounidenses que dependan de componentes fabricados en el extranjero podrían afrontar nuevos problemas de costes si no disponen de alternativas nacionales de forma inmediata.
La valoración siempre es un aspecto importante, pero especialmente en épocas de incertidumbre. En algunos casos, los inversores pueden encontrar oportunidades cuando la incertidumbre por los cambios en las políticas provoquen alteraciones en los precios. Además, es posible que los mercados de renta variable ya hayan descontado la mayor parte de las noticias positivas para la economía estadounidense. De hecho, la rentabilidad superior de las acciones de Estados Unidos respecto a la renta variable del resto del mundo ha alcanzado máximos históricos, y esto se refleja en las valoraciones regionales (Gráfico). Creemos que los inversores deberían asegurarse de que las posiciones individuales, las carteras y las asignaciones están suficientemente diversificadas para contrarrestar el riesgo de valoración de la renta variable.
Las opiniones expresadas en este documento no constituyen análisis, asesoramiento de inversión ni recomendación de negociación y no representan necesariamente las opiniones de todos los equipos de gestión de carteras de AB. Las opiniones pueden cambiar a lo largo del tiempo.
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