¿Por qué pescar en el Manzanares cuando podemos salir a mar abierto?

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Cedida

Tribuna de Javier Sáenz de Cenzano, CFA, gestor del fondo Azvalor Managers FI, de Azvalor AM.

Las personas tendemos a tener más confianza en las cosas más cercanas, que conocemos mejor, con un buen número de sesgos afectando a nuestra capacidad de tomar las docenas de decisiones a las que nos enfrentamos en nuestro día a día. Esto ocurre de forma muy pronunciada en el ámbito de la inversión, donde generalmente los inversores tienen cierto home bias (sesgo local), es decir, una exposición a su mercado patrio mayor que lo que supone su país en el mercado global de acciones. Los inversores se hacen la pregunta de, por ejemplo: ¿debería invertir en Telefónica? ¿debería invertir en Inditex? ¿debería invertir en la nueva salida a bolsa española? Pero no ponen sobre la mesa esa misma pregunta para las miles de acciones cotizadas en otras partes del mundo. 

Esto tiene, hasta cierto punto, sentido. Si alguien quiere invertir en una compañía en Singapur, por ejemplo, y quiere acertar en su selección, primero debe conocer factores políticos, económicos, regulatorios, competitivos, culturales, etc. de la región, para después poder entender los diferentes elementos que interactúan con esa compañía, que, por otro lado, no es un agente estático y está en constante movimiento respecto a esos factores, luego requiere una monitorización permanente. Tal tarea es muy exigente y las horas del día son limitadas. Por ello, un solo inversor no puede abarcar todos los países, todos los sectores y todas las compañías con un análisis mínimamente robusto, y lo cómodo es limitarse a lo que uno conoce mejor. 

No obstante, que las mejores oportunidades de inversión del mundo estén cerca de nosotros es una posibilidad estadísticamente poco probable, por lo que incrementando nuestro universo de inversión podemos llegar a aumentar las probabilidades de encontrar esas mejores ideas, que, a la larga, se pueden traducir en mejores rentabilidades. Por supuesto, asumiendo que, como inversores, somos capaces de encontrarlas, lo que no es tarea fácil, pero tampoco imposible. Además, ese home bias puede estar aumentando la concentración de riesgo de nuestro capital (financiero y humano), ya que seguramente nuestro trabajo y vivienda tengan cierta correlación con lo que ocurre en nuestro país, luego una cartera global para nuestra inversión financiera puede reducir ese riesgo.

Por otro lado, en un mercado global de acciones que lleva más de 10 años subiendo, se puede llegar a pensar que actualmente no hay oportunidades de inversión porque el mercado está caro, cotizando a ratios de valoración muy exigentes con, por ejemplo, un ratio de precio beneficios en los índices globales por encima de 15 veces. Pero dentro de esa media del mercado se esconde una amplia dispersión que hace que haya compañías muy caras, mientras que otras están cotizando a precios muy interesantes y con fundamentales muy sólidos

Un reciente estudio de Bank of America Merrill Lynch indica que en estos momentos existe, en los fondos de inversión activos y hedge funds, un anormal solapamiento en las principales 50 compañías del mundo (sobre todo en algunas como Mastercard, Microsoft, Amazon, Facebook, Netflix, Accenture, Visa, etc.). Además, las compañías con price momentum están un 25% más sobrevaloradas de lo habitual, es decir, los inversores activos están comprando lo que ha subido recientemente, con más agresividad de lo usual.

Parece que el mercado está enamorado de las mismas cosas, y como decía John Templeton: “Si quieres batir al mercado, debes hacer cosas diferentes al mercado”. Además, es lógico pensar que de forma estructural existen más ineficiencias entre precio y valoración en compañías más pequeñas y menos seguidas, que en las más grandes y populares, donde hay miles de inversores analizándolas muy de cerca.

En resumen, la pregunta que surge es cómo podemos conciliar todos estos aspectos, y aprovecharnos de oportunidades que aparentemente nos quedan lejos y que siguen estando a precios atractivos. 

Una posible respuesta son fondos con un equipo experimentado, con un volumen bajo gestión limitado, y con un fuerte skin in the game, vocación y foco. Y además, ahora más importante que nunca, que invierta a contracorriente, buscando donde poca gente mira, ¡y que además acierte! 

Salir a mar abierto a pescar no nos garantiza pescar un atún de 50 kilos, pero las probabilidades de éxito son infinitamente mayores que si pescamos en el río Manzanares.