Yoann Ignatiew, socio director y jefe de la Gama Valor, expone las perspectivas macroeconómicas que albergan desde su casa para distintas geografías, teniendo en cuenta los posibles movimientos de la Administración Trump. Comentario patrocinado por Rothschild & Co Asset Management.
TRIBUNA de Yoann Ignatiew, socio director y jefe de la Gama Valor, Rothschild & Co. Comentario patrocinado por Rothschild & Co Asset Management.
Las repercusiones del pasado año electoral mundial, combinadas con un segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos, amplifican las incertidumbres en torno a la inflación, el crecimiento y el comercio. Al mismo tiempo, los inversores tienen que desenvolverse en un entorno condicionado por una nueva realidad geopolítica, los cambios en las cadenas de suministro y el meteórico ascenso de la inteligencia artificial. Hemos identificado una serie de factores que probablemente influirán en los mercados en 2025.
Mientras que la Fed podría mantener los tipos de interés altos para frenar la inflación impulsada por las políticas de Donald Trump, el BCE podría adoptar una política aún más complaciente para apoyar el lento crecimiento, lo que acentuaría las divergencias monetarias a ambos lados del Atlántico. Los primeros 100 días del nuevo presidente estadounidense en la Casa Blanca serán cruciales. Los mercados examinan con lupa las posibles implicaciones de su programa, aún impreciso. La relajación fiscal, incluidos los recortes de impuestos y la posible desregulación, podría estimular el crecimiento, pero el miedo a un mayor proteccionismo podría ralentizar la economía y acentuar la inflación a corto plazo. Además, la perspectiva de una política económica proteccionista podría provocar una revalorización del billete verde, restando competitividad a las exportaciones estadounidenses y lastrando a las economías emergentes endeudadas en dólares.
También en Estados Unidos, el déficit presupuestario ha aumentado hasta el 6,3% del PIB en 2024, es decir, 1.830 millones de dólares. Las políticas de recorte fiscal anunciadas por Donald Trump podrían agravar esta situación, aunque, sin un cambio de rumbo, es improbable que el déficit disminuya, principalmente por el aumento del gasto sanitario y de los intereses de la deuda. Se trata de una tendencia global: según el último informe Fiscal Monitor del FMI, la deuda mundial superará el umbral histórico de los 100 billones de dólares en 2024, es decir, el 93% del PIB mundial, y podría superar el 100% antes del final de la década.
La concentración del mercado de renta variable sigue siendo elevada: los 10 primeros valores del S&P 500 representan el 38% del índice, cerca de máximos históricos. Desde 2022, los gigantes tecnológicos deben una parte cada vez mayor de sus buenos resultados a las esperanzas vinculadas a la inteligencia artificial. Es de temer una corrección importante en caso de que se produzcan decepciones en este asunto. Además, el desarrollo de la IA podría socavar el sistema energético mundial (una búsqueda en ChatGPT consume entre 6 y 10 veces más energía que una búsqueda tradicional en Google). Por último, en China, a medida que se endurecen las condiciones del comercio internacional, resulta crucial para Pekín estimular el consumo interno para reducir su dependencia de las exportaciones y garantizar un crecimiento económico más resistente.
En este contexto, podrían surgir oportunidades en los próximos meses. Por ello, mantenemos nuestras posiciones en el mercado de renta variable estadounidense, que sigue siendo uno de los más atractivos del mundo, apuntalado por un crecimiento económico robusto, un sólido crecimiento de los beneficios empresariales, una arraigada cultura de la innovación y una elevada productividad. La concentración de flujos es un riesgo, pero no todos los valores tecnológicos deben tratarse de la misma manera, y creemos que hay oportunidades fuera de los Siete Magníficos. Además, los valores bancarios deberían beneficiarse de la desregulación prometida por el futuro Presidente.
En Europa, los elevados costes energéticos, la inestabilidad política y la baja productividad frenan el crecimiento. Sin embargo, sigue habiendo oportunidades en sectores como la sanidad, la industria y los artículos de lujo. Nuestra exposición a Europa es principalmente a través de empresas con una perspectiva internacional, lo que les permite escapar, al menos en parte, del pesimismo reinante.
En cuanto a los países emergentes, es difícil verlos como un bloque homogéneo, dadas sus diferentes características económicas. Sin embargo, en conjunto, el crecimiento ha mostrado una considerable resistencia, y la inflación ha caído bruscamente desde los máximos alcanzados en 2022. En China, a pesar de las importantes medidas de estímulo, el Partido tiene dificultades para impulsar la demanda interna. La relajación monetaria anunciada en noviembre fue decepcionante, pero el Gobierno aún tiene margen de maniobra para aumentar el déficit. La reelección de Donald Trump y la amenaza de nuevos aranceles podrían agravar esta presión, obligando a Pekín a favorecer el consumo interno ante un entorno de exportación más difícil. Seguimos apostando por estar expuestos al consumo local en China y, más en general, en Asia y América Latina.
Posicionamiento del R-co Valor
La exposición actual de R-co Valor a la renta variable es del 68%. Por lo tanto, comenzamos 2025 con una exposición al mercado monetario y similares de más del 30%. Una parte de esta exposición se invierte en fondos del mercado monetario, y alrededor del 20% en letras del Tesoro francés con vencimientos muy líquidos de 3 meses por término medio. Esta asignación nos permite limitar nuestra exposición a los mercados de renta variable sin dejar de beneficiarnos de un rendimiento atractivo. También nos da flexibilidad para reexponernos en caso de caída del mercado.
Enfoque de inversión a 5 años en R-co Valor (clase C EUR)

Las barras azules representan la rentabilidad anualizada de una inversión en R-co Valor al cabo de cinco años, teniendo en cuenta el primer y el último valor liquidativo disponible de cada año. Por ejemplo, el gráfico muestra que una inversión a 30 de diciembre de 1994 habría generado una rentabilidad del 17,1% a 31 de diciembre de 1999. En cinco años, el período más boyante para R-co Valor comenzó el 31 de diciembre de 1996 y terminó el 31 de diciembre de 2001, con una rentabilidad anualizada del 23,2%. En cinco años, el periodo más difícil se sitúa entre el 31 de diciembre de 2007 y el 31 de diciembre de 2012, con una rentabilidad anualizada de sólo el 0,6%.
Hay que tener en cuenta que este análisis se ha realizado anualmente, por lo que es posible que hayan surgido puntos de entrada mejores o peores en un año determinado. Sin perjuicio de esta observación, la rentabilidad de R-co Valor a cinco años nunca ha sido negativa. Por último, la rentabilidad en cinco años a partir del 31 de diciembre de 2019 se ha calculado utilizando el último valor liquidativo disponible, es decir, el 20 de diciembre de 2024.
