Proteínas alternativas: cómo alimentar al mundo sin recurrir a la carne

Carmine de Franco_noticia
Firma: cedida (Natixis IM).

TRIBUNA de Carmine De Franco, director de investigación de Ossiam Asset Management. Comentario patrocinado por Natixis Investment Managers.

Si queremos que la industria alimenticia sea sostenible, nuestras dietas tienen que incluir más fuentes de proteínas aparte de la carne. En pocas palabras: es imposible que todo el planeta consuma carne a los niveles de Europa o los Estados Unidos sin provocar una catástrofe medioambiental a escala global. Sin embargo, la concienciación cada vez mayor de los consumidores en cuanto a la sostenibilidad está estimulando un rápido crecimiento de la demanda internacional de proteínas alternativas.

Las fuentes de proteína alternativas son un área en la que parecen coincidir los intereses tanto de los inversores como de los defensores del medio ambiente. Empecemos por la causa conservacionista o los motivos de empuje. Es así de claro: dejar de comer carne es la acción más importante que puede llevar a cabo una persona para ayudar al medio ambiente. La segunda es reducir drásticamente su consumo.

A las personas les cuesta visualizar las emisiones de dióxido de carbono: son literalmente invisibles. Sin embargo, la pérdida de biodiversidad es algo que se ve todos los días en las noticias: la deforestación de la selva amazónica, la reducción de los casquetes polares, etc. Para la opinión pública, se trata de un fenómeno mucho más evidente que las emisiones de carbono y la principal amenaza para la biodiversidad es la agricultura intensiva.

La producción de carne: muy contaminante

La mayoría de los que vivimos en las ciudades tenemos una visión idealizada de la producción de alimentos. Imaginamos pequeñas granjas en idílicos paisajes llenos de colinas que envían sus productos al mercado, pero la realidad de la agricultura industrializada es muy diferente. También debemos tener en cuenta que se trata de un sector realmente enorme: la producción de alimentos supone alrededor de una décima parte del PIB mundial, que asciende, según los cálculos, a 88 000 millones de dólares estadounidenses(1). En 2018, 1000 millones de personas en todo el mundo estaban dedicadas a la agricultura(2).

Por eso es importante comprender la magnitud del impacto del sector: un reciente estudio llegó a la conclusión de que, si todas las personas que viven actualmente en el mundo comiesen la misma carne que un consumidor estadounidense medio, necesitaríamos destinar el 138 % de las áreas habitables del planeta solamente a la agricultura(3). Está claro que esto es físicamente imposible.

Si hablamos de los diferentes tipos de contaminación, la producción de carne es responsable del 35-40 % de las emisiones globales de metano(4) y del 13-18 % del total de las emisiones globales de gases de efecto invernadero(5). Además, se prevé que el agua se convierta en un recurso cada vez más escaso a lo largo de este siglo: hacen falta más de 15 000 litros de agua potable para producir un kilo de ternera(6)La ganadería contribuye significativamente a la contaminación del agua en todo el mundo; especialmente en lo que respecta a la nitrificación, un fenómeno mediante el cual el arrastre de los fertilizantes favorece el crecimiento de algas tóxicas que causan grandes daños a los ecosistemas marinos(7). Finalmente, el 90 % de la energía y las proteínas que nos aportan nuestros alimentos proceden de tan solo 15 especies vegetales y 8 animales(8). Las consecuencias de este hecho para la biodiversidad, teniendo en cuenta que el 40 % de la superficie continental del planeta se emplea para la agricultura(9), son claras.

Fuentes de proteína alternativas

El sector agrícola ha puesto en marcha lo que en la práctica es un experimento de geoingeniería cuyas consecuencias negativas estamos empezando a ver cada vez con mayor claridad. Los consumidores son cada vez más conscientes de este hecho y, en respuesta, están modificando cada vez más su comportamiento. En nuestra opinión, esto ofrece a los inversores unas oportunidades significativas. Estas oportunidades pueden dividirse en dos categorías amplias: un sector en crecimiento que ofrece alternativas a la carne basadas en plantas y, a mayor plazo, la carne cultivada en laboratorio.

Estas oportunidades pueden considerarse los factores de atracción. Centrándonos primero en las fuentes de proteína alternativas, ¿podrías explicarnos en qué punto se encuentran actualmente y adónde puede llegar esta categoría? Como ya he mencionado, el sector alimenticio es una de las partes más importantes de la economía global, así que cualquier cambio importante en el comportamiento de los consumidores tiene un enorme impacto. Incluso un 0,5 % de cuota de mercado es una cifra enorme, y no digamos ya un 2 %.

Vamos a aclarar primero de lo que estamos hablando: no se trata de productos específicamente dirigidos a los vegetarianos, sino de hamburguesas, salchichas, chuletas o pollo asado hechos a partir de soja u otras proteínas vegetales y posteriormente procesados para darles un sabor y una textura parecidos a los de la carne. No podemos expresarlo exactamente con datos, pero está claro que la calidad de estos alimentos ha ido mejorando a pasos agigantados durante los últimos años, para satisfacer la demanda de unos sustitutos de la carne mejores que los que estaban disponibles anteriormente.

¿Un producto rentable?

Podemos, sin embargo, expresar su crecimiento en el mercado con datos: en los Estados Unidos, las ventas crecieron un 200 % anual con respecto a una semana dada de abril del año pasado, cuando muchos consumidores estaban haciendo acopio debido a la incertidumbre originada por la pandemia(10). Esta subida ha sido sostenida: las ventas se duplicaron en todos los meses de 2020(11), lo cual supone una asombrosa tasa de crecimiento para unos productos no tecnológicos que no se benefician de los efectos de red.

Los principales actores se han convertido en grandes empresas por derecho propio: Impossible Foods vale ahora más de 4000 millones de dólares(12) y su competidor Beyond Meat más que cuadruplicó su valor superando los 8000 millones de dólares el año pasado(13). Ambos han firmado recientemente acuerdos para servir sus productos en establecimientos dirigidos al público general, como McDonald’s, Burger King y KFC, que no son precisamente templos de la dieta vegana. Estas valoraciones tienen sentido teniendo en cuenta el crecimiento anual previsto para el sector de un 15,8 % de aquí a 2027(14) y hay pocos motivos para pensar que esta tendencia se va a ralentizar a largo plazo.

Las personas que estén leyendo esto probablemente hayan notado que los productos de estas empresas u otras similares se exponen ahora en la sección de carnicería de los supermercados: no se trata de una predicción a largo plazo o de una oscura conjetura. Están atrayendo a los grandes inversores y aunque, por supuesto, deberán demostrar su rentabilidad, creo que no me equivoco al decir que han demostrado ser una alternativa viable.

Comercio y defensa medioambiental

Así que se trata de uno de esos casos en que el comercio y la defensa del medio ambiente coinciden afortunadamente… Bueno, las cosas nunca son tan sencillas: la mayor demanda de soja, por ejemplo, podría fomentar las prácticas agrícolas destructivas en el hemisferio sur.

En general, sin embargo, supone un beneficio neto para el medio ambiente. Pongamos que un gran minorista quiere demostrar que está haciendo algo por el clima o por el medio ambiente: le sería muy fácil decir que a partir de un cierto momento en el futuro va a reemplazar la mitad de su carne por sustitutos vegetales. Puede destacar el impacto que tendría esto sobre su huella de carbono en sus materiales de marketing para satisfacer a un público cada vez más comprometido en cuanto a los problemas medioambientales.

Algo que vamos a seguir con fascinación es cómo responde la industria alimenticia a este cambio en la demanda. ¿Cuántas personas en todo el mundo trabajan en este sector? ¿Cuántos eslabones existen en las cadenas de suministro que llevan la comida hasta la mesa de las personas? ¿Y cómo van a cambiar en el futuro? No exagero cuando digo que todo esto podría tener implicaciones geopolíticas. Además, en occidente, tenemos la costumbre de dar por sentado que las personas que viven en lo que algunos todavía llaman el «mundo en desarrollo» están adoptando felizmente el estilo de vida actual de la clase media de Estados Unidos o Europa.

Sin embargo, existen otros modelos de desarrollo. Por ejemplo, gran parte de los consumidores de informática en China y otras partes del mundo empezaron directamente con los móviles y se saltaron la generación de los ordenadores de mesa que nosotros sí vivimos. Es probable que algo similar ocurra con la comida: no todo el planeta sigue una trayectoria lineal que simplemente se duplica a medida que una economía determinada crece. No hay nada que obligue al resto del mundo a atravesar una etapa en la que consuma la misma cantidad de carne que consumimos nosotros ahora.

La carne procesada es una industria en pañales

Si hablamos de la carne producida en un laboratorio, se trata de una industria que aún está en pañales. Desde un punto de vista conceptual, en los últimos años hemos sido testigos del paso de la tecnología digital desde un área que podríamos etiquetar de 'comunicaciones' o otras áreas de la famosa pirámide de necesidades del psicólogo Abraham Maslow, desde el transporte a la educación. La comida está en la base de esta pirámide, por lo que la producción de carne en un laboratorio es una manera de abordar nuestras necesidades más fundamentales de una manera radicalmente nueva.

Es importante que no confundamos los sustitutos de la carne con la carne producida en un laboratorio. No es necesario inventar un método para extraer proteínas de las plantas (la humanidad lleva siglos haciéndolo) pero la llamada «carne de probeta» es algo radicalmente nuevo. Esto se ve en los costes: la primera hamburguesa cultivada en un laboratorio fue creada en 2013 por el precursor de la empresa emergente Mosa Meat y su producción costó más de 300 000 dólares(15). Los costes están ahora en torno a los 10 dólares(16), lo cual es un logro considerable pero sigue siendo un precio elevado.

En diciembre del año pasado, una empresa llamada Eat Just recibió la autorización del regulador de Singapur para vender pollo cultivado destinado al consumo humano(17). Aunque es caro, no deja de ser una prueba de que, al menos, la carne cultivada puede comercializarse como producto premium para los consumidores que buscan algo fuera de lo normal. Esperamos que los reguladores estadounidenses y europeos sigan sus pasos.

¿En qué estado de desarrollo se encuentra esta tecnología?

Además de Mosa Meat, hay grupos de empresas emergentes por todo el planeta que han atraído una inversión significativa mientras intentan responder a esta creciente demanda. Las dificultades técnicas iniciales se han resuelto en gran medida, así que el problema consiste ahora en la escala y en cómo reducir los precios conjuntamente.

Debemos tener en cuenta que esta historia es bastante común en el caso de las nuevas tecnologías. Hubo un tiempo en que la energía solar y la energía eólica eran extremadamente caras y ahora son más baratas que la mayoría de las centrales térmicas de carbón. Así que, mientras las perspectivas de crecimiento sigan siendo sólidas, seguirá habiendo inversores. Por ejemplo, Memphis Meat, de San Francisco, anunció una inversión de 161 millones en enero de 202(18).

¿Probabilidades de revolucionar el sector cárnico?

Siendo realistas, esto no va a ser una revolución como cuando las empresas de internet les arrebataron el negocio de los anuncios por palabras a los medios impresos. Algunos estudios sugieren que, para 2040, el 60 % de la carne consumida por las personas será, o bien sustitutos de la carne, o bien carne cultivada(19).

Esto puede parecer impresionante, pero hay que tener también en cuenta que habrá más seres humanos en 2040 y más personas en todo el mundo que vivan según lo que ahora consideramos un estilo de vida occidental. Además, lo más probable es que los productos mezclados, que combinen carne cultivada y sustitutos de la carne de manera creativa, sean cada vez más comunes.

El futuro depende mucho por tanto de cómo se complementen entre sí los productos y está por ver cómo interactúan los factores económicos de esta tendencia con la realidad sobre el terreno. Los sustitutos se harán con parte del crecimiento del consumo de carne a nivel global, pero este va seguir creciendo en todo el mundo durante los próximos años, y ya hemos hablado de las implicaciones que esto tiene para la sostenibilidad. También debemos tener en cuenta que algunos de los estudios y las inversiones más interesantes han tenido como objetivo la creación de productos no destinados al consumo humano, por ejemplo, piensos para animales o nuevas maneras de cultivar o recolectar cosechas tradicionales mediante el uso de la tecnología.

El futuro de las proteínas alternativas

Existen interesantes estudios iniciales acerca de las micoproteínas (u hongos, como los conocemos normalmente). Es bien sabido que los hongos son muy fáciles de reproducir, por lo que existen cada vez más esfuerzos por encontrar formas de producir proteínas sintéticas con la misma velocidad y eficiencia. Luego, más a largo plazo, hay aplicaciones potenciales de la técnicas de edición genética como CRISPR en la producción de proteínas. Hemos hablado de las diferentes maneras de sustituir las fuentes de carne tradicionales, examinándolas desde el punto de vista de la sostenibilidad, el clima, etc. El elemento clave a tener en cuenta es, sin embargo, la eficiencia.

Hemos utilizado las vacas durante diez mil años, pero cualquier estudiante de primero de Economía podría decirte que no son procesadores de proteínas eficientes. Solo alrededor del 15 % de las proteínas que ingiere el animal se convierte en carne, lo cual es una tasa de conversión muy baja(20).

Hay mejores maneras de obtener la proteína que necesita nuestro cuerpo y, teniendo en cuenta el evidente impacto ambiental de este método de producción increíblemente ineficiente, los incentivos para cambiarlo son obvios. Es poco probable que llegue un día en el que nadie se coma un chuletón en un restaurante, pero no cabe duda de que la industria alimenticia global va a ser muy diferente en los próximos años.

Fuentes:

1 https://www.plunkettresearch.com/industries/food-beverage-grocery-market-research/

2 https://blog.resourcewatch.org/2019/05/30/map-of-the-month-how-many-people-work-in-agriculture/

3 https://www.omnicalculator.com/ecology/meat-footprint

4 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6518108/

5 https://skepticalscience.com/animal-agriculture-meat-global-warming.htm

6 https://waterfootprint.org/en/water-footprint/product-water-footprint/water-footprint-crop-and-animal-products/

7 https://www.usgs.gov/special-topic/water-science-school/science/nitrogen-and-water?qt-science_center_objects=0#qt-science_center_objects

8 https://www.cbd.int/agro/whatstheproblem.shtml

9 https://www.nationalgeographic.com/history/article/agriculture-food-crops-land

10 https://www.ft.com/content/0127984a-6def-4040-9bca-002b6ffd4e0a

11 https://gfi.org/blog/plant-based-sales-covid-19/

12https://www.cnbc.com/video/2020/08/31/impossible-foods-turned-plant-based-burger-into-a-billion-dollar-brand.html

13 https://finance.yahoo.com/quote/BYND/key-statistics/

14 https://www.polarismarketresearch.com/industry-analysis/plant-based-meat-market

15 https://www.bbc.com/news/science-environment-23576143

16 https://sifted.eu/articles/mosa-meat-raises-55m/

17 https://www.nytimes.com/2020/12/02/business/singapore-lab-meat.html

18 https://www.fooddive.com/news/memphis-meats-raises-161m-to-build-a-cell-based-meat-plant/570881/

19 Kearney.com

20 https://awellfedworld.org/feed-ratios/


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