Recursos naturales: tender puentes hacia un futuro más limpio

Clive Burstow_noticia
Firma: cedida (Barings).

TRIBUNA de Clive Burstow, head of Global Resources, Barings. Comentario patrocinado por Barings.

Cuando se aborda el enorme desafío que supone el cambio climático, existe cierto consenso sobrequé se debe hacer, aunque el cómo representa una tarea más complicada. En cierto modo, la urgencia de esta cuestión se ha acentuado con el conflicto entre Rusia y Ucrania. Además de revelarse extremadamente preocupante desde el punto de vista humanitario, el conflicto ha puesto de manifiesto la fragilidad de las líneas de suministro energético y ha acelerado la reflexión sobre seguridad e independencia energética.

En cuanto a los esfuerzos por lograr las cero emisiones netas de aquí a 2050, el carbono se ha perfilado como el principal objetivo, dado que representa el principal elemento emisor de gases de efecto invernadero. En consecuencia, los sectores de uso intensivo de recursos como la minería, la siderurgia y la energía se han visto sometidos a un gran escrutinio, ya que producen grandes cantidades de carbono a través de procesos como la extracción de carbón, petróleo y gas natural y la producción de acero.

Sin embargo, creemos que generalizar y calificar al sector de los recursos como ‘manzana podrida’ constituye un error. En efecto, podemos encontrar varias ‘manzanas sanas’ en estos sectores, muchas de las cuales están promoviendo considerables avances en lo tocante a los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) y, quizás de forma contraria a toda lógica, desempeñarán un papel crucial a la hora de tender puentes hacia un futuro más sostenible.

Por qué los recursos son la solución (y no el problema)

Conseguir las cero emisiones netas exige la plena transformación de la actual red energética mundial, diseñada para funcionar con combustibles fósiles, por una cuya piedra angular sean las energías renovables. Como parte de este proceso, según algunas estimaciones, la energía eólica y la solar tendrán que representar cerca del 55% del suministro energético total en todo el planeta, frente al 6%-7% actual(1). Esto también implica reflexionar sobre el 80% de nuestra energía que procede actualmente del petróleo, el gas natural y el carbón(2).

Afrontar un reto de esta envergadura exigirá una inversión mastodóntica en segmentos como la energía renovable, que requiere una gran cantidad de recursos y depende de insumos que van desde el cobre hasta el aluminio y el hidrógeno. Por poner un ejemplo, para generar la misma electricidad, un parque eólico marino precisa aproximadamente cinco veces más acero, de media, que una central eléctrica terrestre de combustibles fósiles(3). Muchas turbinas eólicas también necesitan lubricantes fabricados a partir del petróleo, así como de plataformas de hormigón que proceden de empresas dedicadas a los materiales de construcción. Dicho de otro modo, nos hallamos a las puertas de una tendencia de megademanda a escala mundial en la que los recursos representan la esencia de la solución.

Empresas que hacen frente a los desafíos

Si analizamos con más detenimiento el sector de los recursos naturales, observamos que muchas empresas afrontan estos retos de manera muy satisfactoria y que han adoptado medidas, en algunos casos desde hace muchos años, para implementar procesos más limpios y seguros.

A título de ejemplo, la minería se halla en medio de una revolución tranquila que está provocando más cambios en el sector que en las últimas décadas. No cabe duda de que hay manzanas podridas, aunque también existen buenas compañías que están poniendo su grano de arena en la transición hacia un sector más sostenible, seguro y eficiente a través de herramientas como las siguientes:

  • Tecnologías innovadoras, entre las que cabe incluir la inteligencia artificial, que reduce la huella de las minas y el impacto en el entorno natural.
  • Métodos de procesamiento sin agua, que rebajan el impacto de una mina en los acuíferos locales que podrían ser utilizados por otros sectores.
  • Fuentes de combustible alternativas, como el hidrógeno y los híbridos, que se están empleando para reducir las emisiones in situ.

Los sectores del acero y de la energía están experimentando una transformación similar. Las empresas siderúrgicas están apostando por la producción de acero con bajas o, en algunos casos, cero emisiones de carbono mediante la incorporación del hidrógeno en el proceso. En el sector de la energía, varias grandes firmas de refino y producción de petróleo están empleando los flujos de efectivo procedentes del crudo para llevar a cabo significativas inversiones en energía eólica, energía solar, recarga de vehículos eléctricos, hidrógeno, etc.

¿Por qué ahora?

Aunque parece que 2050 queda aún muy lejos, las soluciones encaminadas a la mitigación del cambio climático requieren tiempo. Pensemos, por ejemplo, en el cobre, un componente necesario de las energías limpias y, por ende, de la descarbonización del medioambiente. Solo para responder al incremento previsto de entre el 30% y el 40% en el volumen de vehículos eléctricos de aquí a 2030 se necesitarán cuatro millones de toneladas adicionales de cobre(4). Sin embargo, puede llevar hasta una década encontrar, construir y poner en marcha una mina de cobre de la magnitud que se precisa.

Aunque el reto presenta indudablemente ingentes proporciones, los problemas se pueden solventar adoptando un enfoque pragmático tanto para la inversión como para la desinversión en recursos naturales. El principal desafío para muchas de estas empresas estriba en los costes y en los incentivos de la transición hacia unas prácticas más limpias. Por esta razón, consideramos que ha llegado el momento de implicarnos de manera activa con estas empresas con el fin de promover cambios positivos, en lugar de excluir determinados sectores de manera generalizada.

Muchas empresas están haciendo considerables avances en materia ASG, como ya se ha mencionado, si bien necesitan incentivos desde la perspectiva de los precios y la normativa, así como de los mercados financieros, para proseguir su trayectoria favorable. Con el respaldo adecuado, no sería descabellado que algunos de los peores emisores de carbono en la actualidad puedan figurar entre los sectores más limpios de aquí a 2050, por medio de la inversión en soluciones de captura del carbono, tecnología automatizada y producción de hidrógeno verde, entre otros procesos.

Y aquí es donde se hallan las oportunidades. Hoy en día, muchos inversores tienen una opinión negativa sobre las empresas de recursos, dada la percepción de las prácticas y los registros ASG del sector. Esto ocurre a pesar de que muchas de estas empresas presentan un bajo volumen de deuda, cotizan a unos ratios precio/beneficios (PER) de un dígito, generan unos sólidos flujos de caja libre y ofrecen elevados rendimientos por dividendo a los accionistas.

A medida que crezca la demanda de infraestructuras renovables y las empresas de recursos dejen de ser grandes contaminantes para contribuir de forma notable a un mundo más limpio, puede que cambie la percepción sobre estas empresas. Por último, pensamos que esto podría traducirse en un reajuste de los múltiplos PER de las empresas y unas valoraciones más elevadas. Ahora bien, insistimos en que la implicación activa resulta crucial, no solo para diferenciar entre las manzanas podridas y las sanas, sino también para garantizar que las empresas asumen responsabilidad a la hora de implementar las mejores prácticas.

Fuentes:

1 IPCC, BP. Septiembre de 2020.

2 Environmental and Energy Study Institute. A 22 de julio de 2021.

3 Arcelor Mittal. Diciembre de 2020.

4 Deutsche Bank Research. Septiembre de 2021.