Renta variable europea: ¿llegó ya la hora de que EE.UU. ceda protagonismo?

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Cedida por Janus Henderson

TRIBUNA de Nick Sheridan, gestor del Henderson Horizon Euroland. Comentario patrocinado por Janus Henderson Investors.

Los inversores llevan gran parte del largo mercado alcista actual mostrando su favor por la renta variable estadounidense, y Europa ha quedado como el amigo pobre a ojos de los inversores globales. En este artículo, el gestor de inversiones Nick Sheridan analiza la oportunidad de valor que ofrecen los títulos europeos según avanza 2019, dado el difícil panorama de crecientes tensiones comerciales que observamos por todo el mundo y las nuevas medidas para potenciar la economía europea.

Con la llegada del año nuevo, la mayoría de los analistas del mercado esperaban que la Reserva Federal (Fed) estadounidense retirara tanto liquidez como las subidas de tipos de intereses del sistema, y que muy probablemente el Banco Central Europeo (BCE) siguiera su ejemplo. En enero vimos que la Fed frenaba las expectativas de subidas adicionales de tipos y, lo que era aún más importante, como apagó el piloto automático de los ajustes cuantitativos (la reducción continua de la cartera de activos de la Fed que había ido acumulando durante la Crisis Financiera Global y tras ésta). Por tanto, se eliminó la previsión de que fuera a retirarse automáticamente del sistema financiero una liquidez de aproximadamente 400 000 millones dólares. Aun siendo difícil de cuantificar, la mayoría de los analistas acepta que la suavización del crédito es positiva para los mercados de renta variable, mientras que las restricciones de este hacen justo lo contrario.

En marzo, el BCE se unió a la Reserva Federal y alivió las preocupaciones relativas a nuevos ajustes en el crédito cuando anunció diversas medidas de estímulo para la economía europea, entre las que se incluía una nueva ronda de préstamos dirigidos específicamente a los bancos. Europa ya había tenido que hacer frente a sus propios ajustes cuantitativos con el vencimiento de las operaciones de refinanciación a largo plazo (las TLTRO) empleadas para ayudar a los bancos europeos con problemas, para lo que se dedicaron más de 700.000 millones de euros, un tercio de los cuales fue a parar a los bancos italianos (que deberán empezar a amortizarlos en 2020 y 2021). Lamentablemente, la razón por la que se promulgaron estas medidas fue la importante bajada en las previsiones del BCE sobre el crecimiento previsto y la inflación.

¿Tienen poca presencia los títulos europeos?

A nuestro juicio, si bien es cierto que los datos económicos europeos no son nada uniformes, tampoco se justifica el bajo nivel actual de exposición de los inversores. La ralentización del crecimiento no es tan solo un problema europeo: parece haberse convertido en un fenómeno global. Algunos datos europeos, tales como los índices manufactureros de los gestores de compras (PMI), dan muestras de debilidad, aunque, por ejemplo, la actividad de servicios ha repuntado. Esto, no obstante, no se ha visto reflejado en el flujo de fondos de los inversores. La popularidad de Europa ha sido inferior a la de las demás regiones, y la rotación de las inversiones a efectivo se encuentra en su nivel más alto desde enero de 2009. El Viejo Continente lleva más de un año sufriendo continuos flujos mensuales de salida de fondos… y ya es la tendencia más larga en más de una década.

Los valores más sensibles económicamente y los de las empresas expuestas a los mercados emergentes están entre los que más fondos han perdido en los últimos12 meses (hasta el 30 de abril de 2019), aunque a muchos les ha sorprendido la resiliencia del mercado alcista actual en lo que llevamos de año. Por sectores, los bancos y el sector automovilístico y de recambios han quedado por detrás del mercado. Por el contrario, los de servicios públicos y asistencia sanitaria han demostrado una mayor resiliencia.

Si miramos más allá de los beneficios de principios de 2019, observaremos que el 90% de los activos de la muestra ofrecieron una rentabilidad total negativa en dólares durante 2018, con lo que se supera la cota máxima anterior del 84% de 1920 (Fuentes: Deutsche Bank, Bloomberg Financial, GFD). Si nos fijamos en la oferta monetaria, los datos siguen flojos, aunque podrían indicar que ya quedó atrás lo peor y que es posible que se produzca un repunte de la economía en el segundo semestre de 2019. Esto resulta especialmente relevante en el caso de China, un importante socio comercial de Europa. De todos modos, todavía no se está reflejando en los PMI de la Eurozona esta mejora en términos de nuevos pedidos de China.

El factor de la guerra comercial de Trump

La evolución de guerra comercial entre EE.UU. y China supone un riesgo potencial para lo que hemos comentado. Los mercados de valores de todo el mundo cedieron terreno a principios de mayo cuando China respondió a la decisión de Trump de imponer unos aranceles del 25% sobre 200.000 millones de dólares de importaciones procedentes del gigante asiático. China anunció que también gravaría importaciones de Estados Unidos por valor de 60.000 millones de dólares que incluían alimentos, maquinaria y bienes de consumo. La escalada de las declaraciones puede avivar el temor a una posible recesión en Estados Unidos, dados los indicios históricos procedentes de la curva de tipos, lo que seguramente podría tener un impacto mayor sobre los ánimos de los inversores.

En resumen, aunque consideramos que en este momento la eurozona ofrece un valor interesante para los inversores, la disputa entre Estados Unidos y China seguramente domine los ánimos a corto plazo. No obstante, las valoraciones relativas a Europa continental están mucho más baratas en este momento que las estadounidenses, con una mejor previsión de crecimiento de los beneficios por acción (BPA) que en Estados Unidos y Reino Unido, como indica el gráfico 1. La rentabilidad de los títulos europeos se mantiene en niveles muy atractivos, dados sus diferenciales actuales frente a los bonos de referencia, los bunds alemanes a 10 años (gráfico 2). Acabará llegando el momento en el que se vuelvan lo suficientemente atractivos como para hacerse con el interés de los inversores, dado su potencial de beneficios globales a largo plazo.

Janus_grafico_1Fuente: Janus Henderson Investors, JP Morgan Research, marzo de 2019. Se han empleado índices de igual ponderación. P/B hace referencia al ratio de precio/beneficios. BPA hace referencia al crecimiento de los beneficios por acción (%).

Janus_Grafico_2Fuente: Janus Henderson Investors, Thomson Reuters Datastream, marzo de 2019. Muestra la prima de rentabilidad en dividendos frente a la rentabilidad de los bunds alemanes a 10 años.


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