El lunes 25 de abril, la agencia Standard & Poor’s ponía la calificación de la deuda americana bajo vigilancia.Grecia, Portugal y España han (casi) acostumbrado a nuestros espíritus europeos a este tipo de movimiento, pero en Estados Unidos, Standard & Poor’s ha hecho toser a más de un financiero. El zarpazo se ha visto ampliamente comentado por sus implicaciones en la política fiscal americana, pero sobre todo por su lado simbólico:la decisión de Standard & Poor’s parecía hacer que doblaran las campanas por el activo sin riesgo.Si el mismísimo Tío Sam ya no es un prestatario irreprochable ¿quién lo será?
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