Sólidos argumentos para apostar por la renta fija emergente

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Foto cedida

Las preocupaciones que se generaron el año pasado en torno a los países emergentes han ido poco a poco disipándose y la renta fija de esta región vuelve a erigirse como un activo a tener en cuenta en las carteras. No en vano, existen diversos factores que respaldan las bondades de la renta fija de estas economías.

En primer lugar figuran las reformas acometidas por algunos países. Cuando la Reserva Federal comenzó a retirar su paquete de estímulos, muchas economías de la región se vieron afectadas, especialmente los denominados “cinco frágiles” (Brasil, India, Indonesia, Turquía y Sudáfrica), y su liquidez se resintió. Fueron varios los países que vieron una oportunidad para llevar a cabo un rebalanceo de sus economías y, en algunos casos, estas reformas han dado sus frutos. Además, también se ha visto una evolución positiva en los desarrollos políticos de países como India o Indonesia, mientras que en Brasil, aunque hay ciertas dudas sobre la política más favorable a las empresas que se está llevando a cabo, el mercado ha permanecido estable. Asimismo, también se ha reducido los temores de contagio y ante las últimas dificultades que han sufrido Argentina o Venezuela el mercado ha permanecido estable.

No obstante, resulta clave llevar a cabo un análisis de las valoraciones y determinar qué países han implementado ajustes en sus economías y en qué etapa se encuentran, pues no todos están igual de avanzados en este proceso. Para ello, lo más adecuado es realizar un análisis “bottom up” y ser selectivo a la hora de elegir las posiciones.

Otro aspecto a favor de estas economías es que cuentan con un ratio deuda/PIB más bajo que el de los países desarrollados, que llevan años aumentando su deuda pública. Y tampoco hay que olvidar que sus expectativas de crecimiento son más optimistas por varios motivos, entre los que destaca la tendencia demográfica. De hecho, se considera que África es el continente con las mejores oportunidades demográficas de cara al futuro.

Otro argumento para apostar por la renta fija emergente son los rendimientos respecto a otros segmentos de deuda, como muestran los índices. Así, mientras que la renta fija emergente soberana triple B en divisa local ofrece un 6,5% de rentabilidad, y en moneda extranjera, un 5%, los rendimientos de los bonos de los países periféricos, que poseen el mismo rating, se sitúan en el 2,5%. Y si la comparación se realiza en términos de deuda corporativa, los bonos emergentes también se muestran más sólidos.

Los bonos corporativos de los emergentes ofrecen un 5% de media, al igual que high yield norteamericano, pero con una calificación crediticia triple B, mientras que los bonos estadounidenses poseen un rating C. Fruto de estos buenos datos, se espera que los inversores institucionales lleven a cabo una reasignación de sus activos desde la renta fija conservadora a la emergente y que se produzcan flujos positivos. Otro factor más para considerar una clase de activo que cada vez cuenta con mayor cabida en las carteras de los inversores.