Tarzan, el inversor value

“Manteniendo títulos caros con previsibles bajas rentabilidades, la gente elige el riesgo de una pérdida cierta. Nosotros preferimos el riesgo de perder la oportunidad antes que perder capital y estamos completamente de acuerdo con el sentimiento expresado por el respetado inversor value Jean_Marie Eveillard, cuando dijo: Prefiero perder la mitad de mis clientes que perder la mitad del dinero de nuestros clientes”

Seth A. Klarman. Baupost Limited Partnerships´2004 Year End Letter

En el artículo de la semana pasada hablábamos de cómo el mercado subía como la espuma,…en ésta hemos visto cómo también sabe caer como el plomo habiendo perdido prácticamente todo lo ganado en el mes; …si es que son como niños, que diría aquél.

Y con estos vaivenes, un pasito pa´lante, María…un pasito pa´tras…el caso es que a los inversores se les pone muy cuesta arriba el tomar una decisión. A todos se les pega el típico gen gallego (con cariño) de ni subo ni bajo las escaleras…No es tan raro y seguro que no son sólo los inversores, los clientes quienes se muestran confundidos: seguramente muchos asesores financieros- salvando aquéllos cuyo único y exclusivo interés sea el cumplir los objetivos de su entidad colocando el producto de campaña que corresponda- se sienten casi igual que sus clientes. Es lo que tiene seguir al mercado como si fuera el gurú infalible de los precios y valores y no una desbandada de personas cada cual con sus miedos y codicias.

En ocasiones como ésta se muestra cómo lo que hace una semana parecía una locura, no estar cien por cien invertido en bolsa, hoy parece la mejor de las decisiones, propia de sabios y videntes. Nada de eso, al menos no en mi caso, por supuesto. El motivo fundamental que debiera guiar nuestros pasos a la hora de invertir debiera ser el comprar con nuestro dinero- o el de nuestros inversores (argonautas en mi caso)- aquellos activos que nos ofrecen más valor que lo que cuestan. Y en caso contrario, esperar tranquilos. No es un plato de gusto, sobre todo cuando el mercado sube disparado y se queda uno con cara de alelado viendo al resto del mundo marchar tras la estela del mercado,…pero el mercado muchas veces señala que la Tierra es plana y el inversor inteligente (tomando la definición de Graham) sabe que ésta es redonda y asume quedarse solo hasta que le den la razón.

Tarzán es un poderoso luchador y un gran cazador, si habéis leído los libros de Edgar Rice Burroughs sobre el fabuloso personaje. Pero aun siendo un gran cazador ni siquiera él es capaz de encontrar caza cada día y ni mucho menos de la carne de Bara, el venado o de Pacco, la cebra y a veces ha de conformarse con desenterrar carne que guardó hace días por si acaso o si ésta se agotó, de arbitrar…, perdón, de recolectar bayas y gusanos. Ya sabéis viscoso, pero sabroso (El Rey León, Disney).

La capacidad de aguantar hasta que se encuentra una presa apetecible y jugosa y cuya captura no supone demasiado esfuerzo ha de ir acompañada de la capacidad de sacrificar el tratar de conseguir esa jugosa carne a corto plazo y cuyo esfuerzo es tremendo, y aceptar el comerse unas bayas o gusanos hasta que el venado venga a nuestro mejor escondite y no haya también leones o leopardos que quieran arrebatarnos nuestra presa. En ocasiones, Tarzán gran cazador, sabe conformarse con la liquidez.

En ocasiones los mercados son extremadamente volátiles y se ven afectados por eventos que aunque no fueran del todo imprevisibles, sí que hay momentos en los que los inversores piensan que todo va a seguir yendo como la seda y por tanto inyectan enormes dosis de liquidez en los mercados,…todos quieren capturar al venado y son capaces incluso de enfrentarse con la manada de leones que acecha tras los arbustos. En otras ocasiones sólo ven negrura delante de ellos y abandonan los abrevaderos justo cuando los leones se han marchado y el venado sediento y agotado se está acercando. No hay forma de saber cuándo estos eventos se producen- mirad ahora el caso de Siria- ni los efectos que pueden tener en el corto plazo, pero hemos de hacer como Tarzán, mantenernos agazapados esperando hasta que la presa está lista para que saltemos sobre ella,…y no ir siguiendo las indicaciones del guía,…que ni sabe a dónde va, ni le importa mucho. Como en el chiste: Dice el sargento a la tropa…¡sigan todos avanzando!...y como Van Zando no sabía el camino se perdieron todos….

La decisión correcta ha de venir derivada del margen de seguridad que se nos ofrezca, como indicaba en su día en el libro El lemming que salió raro, no por la tendencia del mercado, también llamado “Van Zando”. Aunque las evoluciones de las cotizaciones de las acciones o de los bonos varíen de una semana a otra más que las maracas de Machín, si tenemos claro nuestro margen de seguridad podremos surcar esos mares y esas olas sin más problemas que ver, de cuando en cuando, minusvalías no realizadas en nuestra cartera que nos permiten seguir incrementando nuestra posición en esos valores.

Esa es una de las ventajas del enfoque value que procura minimizar las caídas evitando que los inversores inviertan a precios que se consideran no ajustados por el valor intrínseco de las compañías…Eso limita enormemente el nivel máximo de pérdidas- aunque no es a prueba de bombas, en cualquier caso- y se observa en la evolución de los principales inversores, normalmente caen menos veces que el mercado de referencia y cuando lo hacen, suelen caer menos. En ese enfoque hacia el retorno absoluto estriba la disciplina value: La primera regla es no perder dinero, la segunda es no olvidarse de la primera.

Un abrazo a todos y hasta el próximo artículo.