Tecnología y cambio climático: inversiones billonarias

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Firma: cedida (Credit Suisse).

TRIBUNA de Werner Richli, senior portfolio manager, Credit Suisse AM. Comentario patrocinado por Credit Suisse Asset Management.

Los avances tecnológicos y el cambio climático están dando un nuevo impulso a los proyectos de infraestructura y han disparado la necesidad de inversión. Solamente en los países del G20, la brecha de financiación será de 15 billones de dólares estadounidenses anuales durante los próximos 20 años. Para cubrir una brecha de esta magnitud es necesario el apoyo de inversores privados.

El término infraestructura se asocia normalmente a calles, puentes, centrales eléctricas, hospitales, escuelas y aeropuertos. Sin embargo, hoy en día el espectro de proyectos de infraestructura es mucho más amplio. La revolución digital y el cambio climático están abriendo oportunidades de inversión que no existían hace apenas unos años. Las necesidades globales de capital aumentan constantemente. Los inversores podrían beneficiarse de algunas indicaciones al respecto.

Aumento del tráfico de datos

Impulsados por la computación en la nube y el nuevo estándar inalámbrico 5G, la digitalización y el tráfico de datos se están convirtiendo en motores de crecimiento cada vez más importantes en la clase de activos de infraestructura. Los centros de datos se han beneficiado del aumento de videoconferencias debido al incremento del teletrabajo de muchas personas y también de las arquitecturas híbridas multicloud. Es evidente que, incluso en las regiones más avanzadas tecnológicamente, aún no se ha agotado el potencial existente.

En EE.UU., los planes de infraestructura del presidente Biden estimularán sin duda un crecimiento ulterior del tráfico de datos. China está impulsando el desarrollo tecnológico de las zonas rurales. También la India y algunas regiones de África han reconocido que tienen que ponerse al día y pondrán en marcha proyectos en esta materia.

El sector de la energía y la descarbonización

Si queremos reducir las emisiones de CO2 causadas por la generación de energía, no hay forma de evitar las fuentes de energía renovables. Con la caída de los costes de la energía eólica y la tecnología solar y el aumento de la eficiencia, las renovables se están convirtiendo en las fuentes más asequibles de nueva energía eléctrica. Además, se benefician del apoyo político, como por ejemplo los planes de infraestructuras presentados por el presidente Biden y los objetivos climáticos de la UE.

Como parte de su Green Deal, la UE quiere lograr la neutralidad climática para 2050 mediante la Ley Europea del Clima. Para alcanzar ese objetivo es necesario que las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyan considerablemente en las próximas décadas. Como paso intermedio, la UE se ha comprometido a reducir sus emisiones en al menos un 55% para 2030. En un esfuerzo por adaptar su normativa a los objetivos para 2030 y 2050, la UE está revisando actualmente sus disposiciones legales sobre el clima, la energía y el tráfico en el marco del paquete Fit for 55.

Los retos son enormes, ya que estamos solo al principio de una enorme etapa de crecimiento. Los flujos de caja resultantes de los precios de la energía son de especial interés para los inversores. Esos flujos de caja se negocian por adelantado durante la fase de inversión inicial con los operadores de los parques solares o eólicos, al igual que en los mercados eléctricos regulados.

Energías renovables: multiplicadas por 10 para 2050

La capacidad de producción instalada de fuentes de energía renovables (ER) debe multiplicarse casi por diez de aquí a 2050 en relación con 2018. Según los cálculos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), ello significa, en cifras absolutas, que la nueva capacidad de producción anual instalada, 2800 gigavatios (GW) en 2020, debe aumentar hasta los 27 700 GW en 2050. Aproximadamente la mitad de esta capacidad provendrá de sistemas solares fotovoltaicos y la energía eólica representará otros 8100 GW en 2050.

Nota: 1,5-S = escenario de 1,5°C; ESC = energía solar de concentración; GW = gigavatioss; FV = fotovoltáica; ER = energía renovable; TWh/año = teravatios hora por año; ERV = energía renovable variable. Fuente: IRENA (2021), World Energy Transitions Outlook: 1,5°C Pathway, Agencia Internacional de Energías Renovables, Abu Dhabi. IRENA = Agencia Internacional de Energías Renovables

Infraestructura verde en vías de crecimiento

A pesar del COVID-19, las inversiones en tecnología destinadas a hacer frente al cambio climático alcanzaron un máximo histórico de 524.000 millones de dólares estadounidenses en 2020. Si incluimos también las medidas adoptadas para aumentar la eficiencia energética, el total asciende a casi 800.000 millones. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2021 (COP26), celebrada en Glasgow en octubre y noviembre de 2021, quedó claro que las inversiones en infraestructuras verdes continuarán su trayectoria de fuerte crecimiento.

Nota: en miles de millones dólares estadounidenses. Fuente IRENA (2021), World Energy Transitions Outlook: 1.5 °C Pathway, Agencia Internacional de Energías Renovables, Abu Dhabi. IRENA = Agencia Internacional de Energías Renovables

El sector del transporte: entre la pandemia y la electrificación

Todos los eslabones de las cadenas de suministro se verán afectados por la transición gradual a la energía generada por fuentes renovables. Ello no solo incluye la producción industrial, sino también el transporte y las infraestructuras de transporte. De hecho, la electrificación y la difusión de la e-movilidad ya están en marcha y demuestran un considerable potencial de crecimiento. Los operadores de aeropuertos y puertos de carga, autopistas de peaje y ferrocarriles han registrado importantes correcciones durante la pandemia del COVID-19 que ahora podrían constituir oportunidades de entrada.

Oportunidades para inversores

La computación en la nube, la neutralidad climática, las capacidades de transporte y otros sistemas de infraestructura tienen un denominador común: una necesidad de grandes inversiones. Se requiere tanto capital que los presupuestos nacionales no podrán satisfacer las necesidades, y las empresas privadas deberán cubrir la brecha.

Los proyectos de infraestructura son atractivos para los inversores por varias razones. Muchos son por naturaleza proyectos a largo plazo, con horizontes temporales que se extienden durante muchos años. Es muy probable que las fluctuaciones del mercado se equilibren con el tiempo. Al mismo tiempo, los flujos de caja son bastante estables y no son especialmente cíclicos, ya que los mercados están muy regulados o tienen altas barreras de entrada. Otra ventaja es que, en los mercados regulados, los tipos de interés permitidos para las inversiones se ajustan periódicamente a los tipos del mercado de capitales, lo que garantiza una rentabilidad adecuada. Aunque los rendimientos pueden ser relativamente modestos, su constancia los convierte en un buen sustituto de las pensiones.

En los mercados no regulados, los operadores de infraestructuras suelen disfrutar de un cuasi monopolio, lo que les da un poder considerable en relación con los precios.

Lecciones de la pandemia

El COVID-19 ha demostrado que las restricciones oficiales no afectan del mismo modo a todas las instalaciones de infraestructura. Las restricciones de viaje han provocado una caída especialmente acusada de los ingresos de las concesiones aeroportuarias, seguidas de cerca por las carreteras de peaje, mientras que la disminución de los ingresos en los sectores del transporte de mercancías y la electricidad ha sido mucho menor. La infraestructura de telecomunicaciones fue una de las ganadoras, impulsada por las compras online, los servicios de streaming y el cambio al teletrabajo.

131 billones de dólares

Para alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1,5°C a finales de este siglo, se necesitarán inversiones internacionales por valor de 131 billones de dólares estadounidenses de aquí a 2050, según estimaciones de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA). Estas inversiones deben centrarse principalmente en la generación de electricidad a partir de fuentes de energía renovables, el desarrollo de la red de transporte de electricidad, la electrificación del tráfico y edificios y el fomento de la eficiencia e innovación.

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