Terraformando

Terraformando

Miguel de Juan Fernández- A bordo del ARGOS 31 Octubre 2014

Han sido varias las ocasiones en las que me he referido a lo que creo que es el mayor problema del sector del asesoramiento financiero- sea banca comercial o banca privada- a saber, el conflicto de intereses derivado del sistema de retribución o si lo preferís los incentivos perversos o mal enfocados que hacen que los banqueros privados ganen sus bonus no porque le hayan generado satisfactorias rentabilidades a sus clientes sino, sencillamente (y patéticamente) por el hecho de colocar una serie de productos cuyo principal beneficiario es la entidad para la que trabajan.

La semana pasada tuve el placer de tomar un cafetín con Martín Huete, bastante conocido en el sector y que acaba de comenzar un par de nuevos proyectos, ambos muy interesantes, pero puedo garantizaros que charlar con él lo es mucho más; es de esas personas que merece la pena llamar “amigo”. La conclusión que ambos compartíamos es que el sector de la gestión de activos y del asesoramiento financiero tiene un lastre enorme en esos conflictos de intereses; se supone que un asesor/banquero privado debe dar su “consejo” de forma realmente independiente y por el bien del cliente y se supone que las entidades gestoras han de ofrecer, en palabras de John Bogle, no aquello que “seamos capaces de vender” sino aquello que realmente ofrezca valor añadido a los inversores.

Como sabéis muchos de vosotros, el Argos Capital pertenece a la gestora de Renta4, pero yo personalmente no soy empleado de la entidad y aunque no os lo parezca- suele pasar cuando se “echan flores”- lo siguiente no lo hago porque sienta agradecimiento hacia ellos o porque sea necesario “vender” su marca, que para nada; lo hago simplemente porque es el mejor ejemplo que he vivido respecto a lo que os quiero comentar.

La palabra “terraformar” es un término principalmente de la carrera espacial y cuyo significado viene a ser- que me perdonen los académicos- el conseguir que un planeta distinto a la Tierra logre, mediante la acción del ser humano, ofrecer unas condiciones de habitabilidad parecidas a las de nuestro planeta de tal forma que podamos vivir en él como si estuviéramos aquí; mediante el uso masivo de algas que logren generar mediante fotosíntesis el suficiente oxígeno para que su atmósfera sea respirable, con suficiente capa de ozono para que la radiación de su estrella no resulte dañina a las plantas y animales, etc y al final del proceso, lograr que el ser humano pueda habitarlo en condiciones semejantes a las de la Tierra. Terraformar.

En muchas ocasiones da la sensación de que o encontramos un “planeta ya habitable” o tendremos que “terraformarlo”,…y me refiero naturalmente a nuestras entidades financieras. En casi todas ellas subyace la misma estructura de comisiones y por ello se generan esos problemas.

Digo casi todas porque al menos en una, Renta4, yo me he encontrado con un “planeta” ya terraformado- quizás es que es el planeta original, quien sabe- en el que las condiciones para el asesoramiento o la gestión de activos si no son idóneas, se le parecen mucho. Supongo que a los empleados de Renta4 que lean estas líneas les hará ilusión,…me alegro por ellos, pero no lo escribo como os he dicho con el ánimo de agradarles, sino porque tras haber estado en otras entidades y conocer el funcionamiento de otras más, son la única entidad en la que las condiciones son casi idóneas y dado que siempre me gusta explicar las cosas desde mi propia vivencia, creo que es de justicia decirlo. Espero que si alguno de ellos se siente molesto me lo perdone también, porque tampoco es ésa la intención.

Naturalmente que no conozco al cien por cien de los empleados de Renta4 ni todas las oficinas pero conozco unas cuantas (León, Logroño, Oviedo, Valencia, Alicante, Madrid, Valladolid, …) y tengo referencias por los propios argonautas de cómo les tratan a ellos (obviamente como se merecen, pues son reyes, príncipes y héroes) y entiendo que mi percepción personal es bastante cercana a la realidad de toda la organización. En este caso, no sé cuál será el incentivo que puedan tener los empleados, ….pero en ningún caso me parece que sea el “colocar” productos en los que los propios responsables del inversor no crean. Lo he visto antes de comenzar con el Argos respecto a una emisión en la que la entidad era colocadora y cómo no tenían presión (cosa que en la banca privada era impensable) cuando entendían que no era beneficioso para su cliente; lo he visto también después de comenzar con el Argos.

Ese ambiente, del que puedo dar fe de que lo que yo he visto es bastante alineamiento de intereses entre el inversor y la entidad, la diferencia principal estriba en algo que siempre he considerado que se nos impide en el sector: dejar que los profesionales hagan su trabajo, el trabajo por el que los inversores ponen su dinero y nos dan su confianza. Todos los profesionales del sector, estoy convencidísimo, sabrían diseñar una cartera a un cliente sin necesidad de que desde su entidad se les diga qué producto deben utilizar,…pero no se les deja, se les fuerza a colocar aquellos productos que más comisiones generan para la entidad o en aquellos que más “vinculan” al cliente,…en román paladino: donde más amarrado está. La forma de forzarles es sencillamente mediante el palo de “o te despido” y la zanahoria de “mira que bonus tan jugoso te puedes llevar”,…el problema es que todo eso es a costa de los intereses del inversor que nos ha confiado su patrimonio.

Terraformemos nuestras entidades, modifiquemos el sistema de retribución para que nuestros asesores/ banqueros privados sean lo más auténticamente independientes posible. Renta4 me ha mostrado que es posible encontrar profesionales trabajando en una entidad ya “terraformada” (y por supuesto seguro que como todos cometen errores), una entidad donde sea increíble hablar con los profesionales independientes, a los que se les deja trabajar “para” el cliente. Digo increíble por lo poco común que es encontrarse algo así.

Me sorprendió el primer día que lo viví y me sigue pasando ahora mismo. Desde aquí, mi enhorabuena a los “ingenieros” que la terraformaron.

Un abrazo a todos y hasta el próximo artículo.

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