Tiempo de carbón

El hombre extrae carbón desde hace siglos y parece que vamos a seguir haciéndolo con más interés que nunca después del desgraciado accidente de Fukushima. Se estima que, a los niveles actuales de producción, las reservas conocidas de carbón pueden durar aproximadamente cuatro veces más que las reservas combinadas de petróleo y gas. El terremoto de Japón ha hecho que la industria del carbón tome un nuevo protagonismo.

Sabemos ya que el maremoto sobre Fukushima dañó casi una cuarta parte de la producción nuclear del país asiático. Nosotros pensamos que el carbón es un sustituto primordial de la energía nuclear y así lo han debido entender también los mercados ya que su precio en la costa atlántica ha subido un 10% desde el terremoto.

Japón, que como todo el mundo sabe ya es un país dependiente energéticamente, es el mayor importador de carbón térmico del mundo y el tercero en consumo de energía nuclear tras Estados Unidos y Francia según la Administración de Información Energética (EIA). En estos momentos, tras el accidente, un 24% de su capacidad nuclear y un 4% de su capacidad total de generación de energía están dañadas y se espera que siga así el resto del 2011, aunque sólo sea porque se llevarán a cabo inspecciones de seguridad.

Japón había planeado incrementar la generación de energía nuclear un 21% antes del 2020 como parte de un aumento del 16% de la capacidad de generación total del país, según la EIA y la Federación de Compañías eléctricas de Japón. En estos momentos no es aventurado pensar que esta decisión va a ser revisada. Si Japón reduce la producción de nuevas plantas nucleares debido a la crisis, tendrá que encontrar capacidad adicional de fuentes alternativas. Los plazos para tener preparadas otras plantas de generación alternativas llevan su tiempo, así que tendrán que recurrir al petróleo, gas natural y carbón.

Lógicamente el accidente de Fukushima no sólo va a afectar al futuro energético de Japón, su repercusión, en mayor o menor medida, va a llegar a cualquier parte del planeta. La demanda del carbón también puede aumentar si la preocupación por la seguridad de la energía nuclear se extiende al resto de los países que tenían planes para aumentar su capacidad de generación nuclear, que la EIA estima en un 10% de incremento entre 2007 y 2035. De momento, Alemania y China ya han dicho que van a estudiar más detenidamente otras fuentes de energía alternativa. La relativa abundancia del carbón, su bajo coste y la ya bien establecida infraestructura de generación hacen de él una de las alternativas más rentables. También hemos comprobado que la renta variable global relacionada con el carbón, medida por el índice DAXglobal Coal, ha seguido una alta correlación con los precios del carbón y ha tenido un sólido comportamiento en las últimas semanas... A picar, tocan.