¿Todavía micro-escépticos? Los microcréditos son útiles

Según cifras del Banco Mundial, 170 millones de personas se benefician de servicios microfinancieros alrededor del mundo. Lo que para algunos supone una cifra excepcional, para otros parece no despertar demasiadas emociones.

El Banco asegura que, a día de hoy, tan sólo se está cubriendo un 20% de su mercado potencial, lo que no logra inspirar a los micro-escépticos o a aquellos que aún desconfían de la repercusión y perspectivas de las microfinanzas. Para hacernos una idea de algunos de los argumentos que sostiene algunos de los micro-escépticos, podemos leer el artículo más reciente de Jorge Bolívar (http://www.fundspeople.com/noticias/xxxx-123598), donde concluye que el sector ha sufrido una “degeneración sistemática”, fracasando como mecanismo para reducir la pobreza.

Tras su auge en los años 70, se hizo evidente el fuerte cambio social que este tipo de “finanzas pequeñas” estaba teniendo en las partes menos desarrolladas del planeta. Sin embargo, las expectativas mediáticas sobre su influencia en la reducción de los índices de pobreza fueron demasiado grandilocuentes. Esta euforia es una de las causantes de que todavía en 2014, algunos miren con desconfianza el impacto de las microfinanzas. Objetivos falaces como el anterior no deberían ser capaces de desacreditar un gran proyecto. Organizaciones como BlueOrchard, una de las gestoras líderes de inversiones en Microfinancieras, que ha conseguido llegar a más de 30 millones de casas (http://www.blueorchard.com/wp-content/uploads/2013/12/spr_2013.pdf), consigue recopilar con sus datos, una prueba palpable del impacto social que puede tener este sector.

Datos de repercusión social del Fondo BlueOrchard Microfinance Fund, gracias a la financiación que provee a las Microfinancieras en las que invierte:

·         Número de prestatarios 20,2 millones

·         Número de ahorradores 13,4 millones

·         Empleados en las Microfinancieras 126.277

·         % de mujeres entre los prestatarios 60%

·         % de los prestatarios en áreas rurales 44%

·         % de las Microfinancieras que cumplen los requisitos SmartCampaigne 85%

http://www.smartcampaign.org/sobre-la-campana/microfinanciacion-smart-y-principios-de-proteccion-del-cliente

·         % de las Microfinancieras que tiene políticas reales de inclusión social en su actividad crediticia              95%

·         % de las Microfinancieras que dan sus indicadores sociales a MIX, del Banco Mundial 75%

·         % de las Microfinancieras que cuentan con un rating social externo 42%

·         % de las Microfinancieras que tienen políticas medioambientales 54%

Social Performance Report 2013, BlueOrchard

http://www.blueorchard.com/wp-content/uploads/2013/12/spr_2013.pdf

 

Otro tipo de postura recelosa intentaría encasillar las microfinanzas en el área de inclusión social o como un negocio financiero, una postura muy arraigada a las prácticas tradicionales, pero que el torbellino financiero de esta última década ha dejado patas arriba.

Hoy en día es posible, y altamente recomendable, empezar a invertir en productos de inversión, cuyo valor no se mide en balances duales (el resultado financiero y el impacto social), sino como un único balance en el que se valoren conjuntamente diferentes variables. Esta nueva forma de entender las finanzas se ha expandido gracias a proyectos como SmartCampaign, donde se aúnan las organizaciones pioneras del sector de las microfinanzas para crear un código de conducta que asegure una mejor protección del cliente, vendiendo productos que se basan en la responsabilidad, seguridad y transparencia. 

En SmartCampaign se valora en primer lugar la protección del cliente, mientras se invierte en productos financieros con un alto impacto social, demostrando que estos conceptos no debieran ser considerados como incompatibles.

Lo que se debería perseguir no es utilizar las microfinanzas creadas en los 70 para avanzar en la inclusión social, sino apostar por este proyecto y adaptarlo a las nuevas circunstancias globales, aprendiendo de los errores y aprovechando las oportunidades actuales. Todos los actores involucrados en las microfinanzas desean que éste proyecto salga delante de la manera más exitosa posible, y este sentimiento es compartido por prestatarios, prestamistas y toda la gama de actores intermediarios que trabajan por y para el progreso de un sector prometedor.

Por esta razón, aplaudimos iniciativas que busquen vías para la autosostenibilidad final de las comunidades en las que se invierte a través de las microfinanzas, y todas aquellas nuevas ideas que hacen de las microfinanzas un proyecto en continua construcción.

 

 

Madrid. 03 de febrero de 2014

 

Francisco Neri y Julia Marin (Wesleyan University)