Última década: de la crisis a la oportunidad

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Cedida por Vontobel

TRIBUNA de Mark Holman, CEO de TwentyFour (Vontobel). Comentario patrocinado por Vontobel.

La crisis financiera que se desencadenó con la quiebra de Lehman Brothers hace una década también dejó a la vista oportunidades para los inversores. Lo sabemos bien los fundadores de TwentyFour, ya que recibimos la aprobación del regulador para ponernos en marcha dos días antes de que la industria financiera dejara caer a ese gigante.

Cuando nos pusimos en marcha sabíamos que iba a ser increíblemente difícil y que no íbamos a recibir mandatos de un día a otro, ya que el pánico arrasaba el ánimo de los inversores.  Todos a quiénes habíamos conocido en el pasado ya no tenían dinero para invertir, así que cuando comenzamos a tener clientes, provenían de fuentes que desconocíamos. Era gente que había hecho bien su trabajo y que estaba dispuesta a aprovechar las oportunidades que les brindaba el mercado. La gente de la que pensábamos que podríamos recibir dinero estaba apagando fuegos en todos sitios, muchos de ellos a punto del colapso o preocupados por lo que podía ocurrir. Nuestro inicio fue un papel en blanco.

Nuestros primeros trabajos consistían en ayudar a la gente a que no siguiera perdiendo dinero. En los primeros doce meses sólo nos dedicamos a analizar carteras ya que estábamos en medio de un intenso proceso de desapalancamiento y la gente vendía sin tener muy en cuenta el precio.  Fueron unos momentos realmente interesantes para estar en la renta fija ya que había mucho dinero saliendo de depósitos y dirigiéndose hacia las carteras de bonos.

Nuestro nacimiento coincidió con el cambio regulatorio que exigía más capital a las entidades financieras, lo que al final resultó ser un buen negocio a nuestros clientes. Incluso antes de que invirtiéramos en los primeros bonos Aditional Tier 1 (At1) del BBVA ya pensábamos en qué implicaciones iban a tener este tipo de títulos. Compramos bonos de Barclays emitidos en el pico de la crisis al 14%. Esta quizá fue la emisión que salvó al banco de tener que pedir ayuda al estado. 

Hemos asistido a muchos cambios en los últimos años. Quizá el mayor haya sido la transformación del sistema bancario o el cambio experimentado por el mercado de capitales. Sin embargo, las cicatrices de ese shock siguen visibles, y eso es evidente sobre todo en el temor que sienten muchos inversores ante la llegada de la próxima recesión.

¿Qué hay que esperar a partir de ahora? La mayor parte de las recesiones no terminan con el caos que vimos en 2008. Hoy en día, la gente siente mucho temor ante una posible recesión, aunque nosotros pensamos que la próxima será bastante suave. Consideramos que una recesión más débil no tiene por qué causar pérdidas severas a todo el mundo, y puede terminar con un suspiro en lugar de con una explosión.

Pero ese temor que sigue instalado en la mente de los inversores puede hacer que el impacto en el precio de los activos financieros de una “crisis suspiro” pueda ser mucho mayor de lo que solía ser.  Normalmente lo que ocurrió en 2008 no es la fórmula habitual, pero la dimensión de la crisis de hace una década fue tal, que probablemente los inversores saldrán de los activos primero y se harán preguntas después.