Un enfoque fundamental de la renta variable de los países emergentes

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Foto cedida

Para aquellos inversores en renta variable que tengan una visión fundamental del valor de las compañías —y que cuenten con la disciplina necesaria para aplicar este enfoque metódicamente— la volatilidad puede ser una aliada. Este es el caso, actualmente, de los mercados emergentes, en los que las ventas generalizadas la pasada primavera hicieron que las acciones acabaran cotizando con un descuento del 28% frente a sus homólogas de los países desarrollados, un diferencial que no se observaba desde finales de los noventa. Y ello a pesar de que el crecimiento anualizado de los beneficios supera holgadamente al registrado por las acciones de los mercados desarrollados.

Este tipo de desfases es el que los inversores que adoptan un enfoque fundamental vienen explotando desde hace tiempo en los mercados desarrollados, por lo que no deja de ser razonable intentar hacer lo mismo en los mercados emergentes. Ciertamente, en términos generales, los enfoques no son tan diferentes. El objetivo de la selección de valores basada en un análisis fundamental, independientemente de dónde se practique, es encontrar empresas a buen precio que cuenten con una ventaja competitiva sostenible, una gestión disciplinada del capital y un sólido gobierno corporativo. Asimismo, se valora un equipo directivo solvente que sepa guiar a la empresa a medida que se producen cambios en la dinámica, la regulación y el entorno competitivo del sector.

La selección de valores en los mercados emergentes basada en un análisis fundamental debe tener en cuenta una serie de factores que difieren bastante de los observados en los mercados desarrollados. Los factores inherentes a cada acción influyen de manera decisiva en la evolución de la renta variable de los mercados emergentes. No obstante, en los mercados emergentes la selección de valores basada en un análisis fundamental también debe tener en cuenta una serie de factores que difieren bastante de los observados en los mercados desarrollados, tales como el entorno competitivo en el que operan las empresas, el mayor peso de las políticas gubernamentales y la fortaleza (o falta de fortaleza) de los avances macroeconómicos que han hecho de los mercados emergentes un destino tan atractivo.

Y por último, aunque no por ello menos relevante, cabe destacar la creciente importancia del proceso: un elemento esencial si los inversores quieren mantenerse a flote en el actual entorno de volatilidad, resultante del mayor dinamismo. El estudio de los fundamentales es necesario pero no suficiente. Debe completarse mediante un marco de estructuración de la cartera y una disciplina de compra y venta adaptados a unos mercados que difieren no sólo de los desarrollados, sino también entre ellos.